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La reapertura de la mina de Aznalcóllar pasa por verter al Guadalquivir y no al Guadiamar
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ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DE LA CHG

La reapertura de la mina de Aznalcóllar pasa por verter al Guadalquivir y no al Guadiamar

Joaquín Páez, presidente del órgano estatal gestor del mayor río andaluz, asegura: "No estamos para poner pegas, sino para sugerir soluciones sobre cómo superar los problemas"

Foto: Corta de la mina de Aznalcóllar. (C.P.)
Corta de la mina de Aznalcóllar. (C.P.)

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir está presente en decenas de cuestiones que ni son imaginables. Como, por ejemplo, conceder permiso al Circo del Sol para instalar sus carpas en la zona inundable del río pegada a Sevilla donde poder ofrecer sus espectáculos. Es solo un ejemplo que Joaquín Páez, presidente del organismo dependiente de la vicepresidencia de Transición Ecológica, expone en un encuentro con El Confidencial centrado en el papel de la Confederación ante la reapertura de la mina de Aznalcóllar (Sevilla).

Este biólogo gaditano y profesor de Ambientales en institutos de secundaria durante dos décadas deja clara su postura personal ante el proyecto de retomar la actividad en la explotación que, desgraciadamente, protagonizó el mayor desastre ambiental de la historia de España en 1998. "Soy político, vengo de la política municipal en una zona con mucha necesidad de trabajo como Cádiz. Conozco al alcalde de Aznalcóllar y creo que el municipio se merece una oportunidad de desarrollo con la mina. Ojalá salga adelante el proyecto; si cumple con el medio ambiente, bienvenido sea". Pero a renglón seguido señala que esa es su opinión personal y que los técnicos de este organismo ya se han pronunciado sobre el proyecto de reapertura. ¿Y cuál es su opinión como organismo sectorial y consultivo?

Foto: Corta de Los Frailes en Aznalcóllar.
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El visto bueno de la CHG es clave en sí mismo para que Grupo México, el gigante cotizado azteca de la minería metálica, saque adelante el proyecto de reabrir el yacimiento. Sin esta luz verde, no es posible seguir adelante con la autorización ambiental unificada ni con la autorización del proyecto de explotación, ambas responsabilidad de la Junta andaluza. Y lo que el jefe del Guadalquivir ha trasladado tanto a la empresa como a la administración autonómica se refiere al agua que va a captar la mina para funcionar, y la que va a verter (dónde y con qué composición) como consecuencia de esa operación industrial.

Con respecto a lo primero, Páez recuerda en primer lugar que la legislación de aguas (que mana de Bruselas) no tiene hoy absolutamente nada que ver respecto a la de hace dos décadas cuando la rotura de la presa llevó miles de toneladas de lodos tóxicos a las puertas de Doñana. "La directiva de Aguas de 2015 es un corsé estrecho, soy consciente, espero que la talla del proyecto sea capaz de adaptarse a él".

Entre dominios anda el juego

Sobre la captación de agua, el presidente se muestra relativamente confiado en que acogiéndose a una excepción de la propia directiva para proyectos denominados 'de interés superior', se podrá superar el paso de cumplir con esa directiva. Ese interés superior se sustenta en la actividad económica que se genera, incluido el empleo, o la aportación de innovación, entre otros posibles motivos. Pero ¿y en el vertido del agua sobrante del proceso de extracción de los metales? Ahí está la madre del cordero.

Minera Los Frailes, la filial de Grupo México, ha planteado verter al río Guadiamar. Es el cauce que más cerca pasa de la mina, al que justamente fue a parar la avalancha de lodos en 1998. Ahora, limpio y regenerado ambientalmente, la CHG pide que el vertido tenga prácticamente la misma calidad que el agua potable. Y eso exigiría a la empresa acometer una depuradora con sistemas de ósmosis inversa, como el que utilizan las desaladoras. La depuradora que existía no es apta para ello.

El motivo de esta exigencia tan estricta es que estudios encargados por la CHG al Instituto Geológico y Minero de España han establecido que la filtración de agua del Guadiamar puede llegar hasta las marismas interiores de Doñana, en el corazón del Parque Nacional. "Y yo desde que llegué a este puesto tengo a Doñana permanentemente en mi cabeza", recalca el presidente.

placeholder Vista de la mina de Aznalcóllar. (Agustín Rivera)
Vista de la mina de Aznalcóllar. (Agustín Rivera)

Páez insiste entonces, como ha reiterado a lo largo de la conversación, que la CHG es un organismo consultivo y sectorial al que se le pide opinión sobre cómo cumplir con la legislación de aguas. "Hemos sugerido a la empresa que haga un estudio de alternativas de vertido. Porque otra opción, que es la que utiliza la mina de Las Cruces, es verter al río Guadalquivir al norte de la ciudad de Sevilla, donde aún el cauce se considera de dominio marítimo-terrestre. No hidráulico, como lo es el Guadiamar". La influencia de las mareas en los últimos 80 kilómetros del cauce —desde la ciudad de Sevilla hasta la desembocadura— es tan relevante que se considera a ese tramo del río parte de costa marítima, exactamente hasta la presa de Alcalá del Río, al norte de la capital.

Este matiz permitiría al vertido tener una depuración menos exhaustiva, aunque a cambio habría que llevarlo con una tubería hasta el Guadalquivir, a unos 25 kilómetros de la mina. Cobre Las Cruces, que se encuentra a una decena de kilómetros de distancia de Aznalcóllar, ya vierte unos 900.000 metros cúbicos al año al 'río grande' andaluz. Una opción, según fuentes del sector consultadas, podría ser enganchar la tubería de la mina por abrir a la que ahora utiliza Las Cruces, que tiene previsto parar su actividad en 2021.

Proyecto vivo

Ambas soluciones —depurar de manera muy exigente para verter cerca, o construir una conducción hasta el río para llevar un sobrante menos depurado— son caras para un proyecto cuyos márgenes son ajustados. Aludiendo a la información publicada por este medio, Joaquín Páez se muestra convencido de que en un proyecto que va a generar un movimiento económico multimillonario hay margen para asumir inversiones de ese tipo.

Y matiza a modo de conclusión: "Queda aún que recibamos el proyecto completo, ahora mismo solo hemos recibido consultas sobre él por parte de la Junta. Es un proyecto vivo, que se está fraguando, y no estamos aquí para poner pegas sino para sugerir soluciones para superarlas".

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir está presente en decenas de cuestiones que ni son imaginables. Como, por ejemplo, conceder permiso al Circo del Sol para instalar sus carpas en la zona inundable del río pegada a Sevilla donde poder ofrecer sus espectáculos. Es solo un ejemplo que Joaquín Páez, presidente del organismo dependiente de la vicepresidencia de Transición Ecológica, expone en un encuentro con El Confidencial centrado en el papel de la Confederación ante la reapertura de la mina de Aznalcóllar (Sevilla).

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