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Las veces que ACS y Abertis fueron socios en proyectos 'greenfield' (y se la pegaron)
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en la construcción de RADIALES y autopistas

Las veces que ACS y Abertis fueron socios en proyectos 'greenfield' (y se la pegaron)

Los tres proyectos que fracasaron tras invertir 3.000 millones han sido en España: las radiales Madrid (R2-Guadalajara, R3-Arganda, R5-Navalcarnero) y la autopista de circunvalación de Alicante (AP7)

Foto: Vista de la R-2, la autopista de peaje que discurre entre Madrid-Guadalajara. (EFE)
Vista de la R-2, la autopista de peaje que discurre entre Madrid-Guadalajara. (EFE)

ACS sueña con ganar muchas de las grandes licitaciones mundiales en infraestructuras tras hacerse con Abertis. Como explica en su presentación de la oferta, tantas como para generar sinergias (valor) por encima de los 7.000 millones de euros. Esa es la base del relato que la constructora sostiene para convencer a los accionistas de Abertis de las bondades a futuro de su oferta, además de haber mejorado las condiciones económicas presentadas por la candidatura de Atlantia.

Uno de los principales hándicaps que aprecian los inversores a la oferta de ACS es el componente cíclico de la construcción. Pese a ser así, como reconoce el consejero delegado, Marcelino Fernández Verdes, la presencia global de la compañía (Europa, EEUU, Canadá y Australia) hace que ese factor esté compensado. Sin embargo, lo que no está mitigado es el riesgo de negocio que implica la propia actividad de promover infraestructuras público-privadas (PPP).

Fernández Verdes defiende el sentido industrial de unir una compañía especializada en la licitación-ejecución y otra en la explotación sobre la base de las sinergias que genera esa integración vertical de construir y gestionar infraestructuras. Aunque se trate de dos negocios distintos, con riesgos distintos y rentabilidades, por tanto, muy diferentes, las experiencias comunes entre ACS y Abertis ponen de manifiesto el riesgo que estas grandes obras pueden representar.

Foto: El presidente de ACS, Florentino Pérez. (EFE)

Los tres proyectos ‘greenfield’ desarrollados conjuntamente por ACS y Abertis que han fracasado tras una inversión de 3.000 millones han sido todos en España. Hablamos de las famosas radiales Madrid (R2-Guadalajara, R3-Arganda, R5-Navalcarnero) y la autopista de circunvalación de Alicante (AP7). En casi todas se ha repetido el mismo patrón: mayor coste de ejecución (debido al precio de las expropiaciones) y mayor coste de explotación (menos tráfico del esperado).

“Las sinergias anunciadas (por ACS) tienen un carácter esencialmente financiero”, explica el asesor financiero de un accionista de Abertis. Como reconoce Fernández Verdes, "el balance de una empresa constructora tiene limitaciones a la hora de lograr financiación" para proyectos público-privados. Juntos, apalancando la capacidad de caja de Abertis, podrían competir con chinos y franceses por ese mercado global de 200 billones previsto para los próximos cuatro años.

La semana pasada, Fernández Verdes continuó su ‘road show’ financiero por Boston para explicar a potenciales inversores las bondades de la oferta de Hochtief. La pregunta a resolver, ya que el precio en metálico es superior al de Atlantia, es si el proyecto de ACS para los accionistas de Abertis que acudan al canje de acciones encierra más valor que el italiano. Es decir, si el uso del flujo de caja es más rentable en manos de uno u otro. A partir de ese punto, el desenlace estará más cerca.

ACS sueña con ganar muchas de las grandes licitaciones mundiales en infraestructuras tras hacerse con Abertis. Como explica en su presentación de la oferta, tantas como para generar sinergias (valor) por encima de los 7.000 millones de euros. Esa es la base del relato que la constructora sostiene para convencer a los accionistas de Abertis de las bondades a futuro de su oferta, además de haber mejorado las condiciones económicas presentadas por la candidatura de Atlantia.

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