Tensión de los clientes en las oficinas del Popular por la venta de acciones y depósitos
El hundimiento del banco en bolsa y la amenaza de la intervención del BCE se ha trasladado a las sucursales, donde este martes se vivieron tensiones entre empleados y clientes
La bolsa y los clientes institucionales están cavando la tumba del Banco Popular. Las dudas sobre su futuro expresadas por las autoridades del Banco Central Europeo (BCE) y la histórica caída de la cotización han provocado una fuga masiva de dinero de las oficinas en busca de refugios más seguros. Una reacción de los clientes que empieza a provocar tensiones en las sucursales incluso antes de conocerse la compra del Popular por el Santander, como la vivida este martes en la avenida Ricardo Soriano de Marbella, donde tuvo que acudir la policía para calmar los ánimos.
Varios clientes de banca privada del Popular se presentaron en la gran oficina del centro de la ciudad malagueña para exigir la venta de las acciones que compraron en la ampliación de capital del pasado año, operación a la que acudieron con créditos personales que vencen este viernes. Los particulares querían vender sus títulos ante el derrumbe de la cotización para salvar lo máximo posible, pero los empleados del banco les indicaron que al ser acciones pignoradas —actúan como garantía— de los préstamos, en ese momento no las podían vender en mercado sin autorización de la central de riesgos de Madrid.
Según fuentes de uno de los afectados, el rifirrafe entre los ahorradores y los empleados derivó en amenazas e insultos, lo que provocó que se personaron agentes de seguridad para calmar los ánimos. La indignación se acrecentó entre los particulares al comprobar las dificultades que estaban teniendo para obtener liquidez y minimizar las pérdidas, ya que las acciones que compraron hace ahora justo un año se han depreciado casi un 75%.
La inquietud entre los ahorradores se ha extendido en el último mes desde que se conoció la intención de Emilio Saracho de buscar un comprador para el Popular ante la "difícil situación" por la que atraviesa. Según fuentes próximas a la entidad, en lo que va de segundo trimestre la retirada de depósitos ha ido creciendo con el paso del tiempo, casi hasta el volumen de los primeros tres meses (4.000 millones de euros), aunque no existen datos oficiales, debido a la desconfianza vivida en los mercados de capitales durante la última semana.
Banco Popular ha declinado hacer ningún comentario sobre el apunte 'depósitos de la clientela' que hay actualmente en el pasivo del grupo financiero porque considera que es un dato confidencial. Un número que tanto Santander, como Bankia y BBVA han solicitado expresamente a JP Morgan, asesor de la venta, para saber exactamente la liquidez que ha perdido en los últimos meses. Aunque el banco de negocios estadounidense se negó a entregar esa cifra en un primer momento, posteriormente se ha comprometido a ponerla negro sobre blanco para que los interesados tengan la información disponible con total transparencia.
El banco explicó en la presentación de los resultados del primer trimestre que en ese periodo solo había sufrido la fuga de 800 millones, ya que los restantes 3.200 millones se correspondían a repos, depósitos en cámaras de compensación y de inversores mayoristas que retiraron su dinero al no poder tenerlo en entidades sin un mínimo nivel de solvencia.
Según otras fuentes, este apunte se ha deteriorado aún más durante la última semana, si bien no concretan la cantidad de depósitos retirada. El aluvión de noticias negativas durante los últimos días ha agravado esta situación, como cuando el pasado miércoles Elke Koenig, la presidenta del Mecanismo Europeo de Resolución (MUR), advirtió en Reuters de que el banco español está siendo monitorizado por si no encuentra comprador.
Moody's ha rebajado otra la vez la solvencia del banco al indicar que los depósitos "carecen de las características de una inversión deseable"
Ayer martes, Moody's y DBRS ahondaron aún más la degradación de la solvencia del banco español al indicar que sus depósitos y su deuda sénior "carecen de las características de una inversión deseable". A medida que las agencias de 'rating' han colocado la calificación crediticia del Popular en bono basura, los clientes corporativos se han visto obligados a colocar sus ahorros o posiciones en otras entidades.
La liquidez es un asunto clave para la supervivencia de cualquier entidad financiera, mucho más que el capital, solucionable con la conversión de deuda sénior en 'equity’ o con una emisión nueva de acciones, aunque sea a un precio tremendamente bajo. La última información ofrecida por Popular sobre la Liquidity Coverage Ratio, que mide los activos líquidos de alta calidad respecto a los flujos de salida de efectivo netos durante 30 días, la situaba en el 146%, por encima del 80% del requerimiento regulatorio.
Días clave para una resolución
Para ahuyentar los fantasmas, Popular ha reiterado en varias ocasiones que cumplía y cumple con los requerimientos de capital exigidos por el BCE, cuyos responsables mantienen contacto directo con Emilio Saracho para informar al organismo supervisor de cómo va el proceso de venta a un tercero, la desinversión de activos y la posibilidad de llevar a cabo una ampliación de capital en caso de fallar la primera opción. Un camino este último que ya se presenta como imposible tras el derrumbe continuado de la cotización, que se ha dejado más de un 50% en las cuatro últimas sesiones.
Por si fuera poco, la renuncia de Crédit Mutuel al consejo de administración, cuyo representante dimitió este lunes pese a que el banco francés aún mantiene el 3,9% del capital, ha sido la puntilla a la desconfianza general de los inversores, ya que se interpreta como una huida en un momento crucial, teniendo, además, información confidencial sobre la situación del Popular. La entidad francesa ha perdido cerca de 600 millones desde que entró en el capital del grupo español en 2010 con la adquisición del 5% por 300 millones, al acudir a las dos ampliaciones de capital por 5.000 millones.
La bolsa y los clientes institucionales están cavando la tumba del Banco Popular. Las dudas sobre su futuro expresadas por las autoridades del Banco Central Europeo (BCE) y la histórica caída de la cotización han provocado una fuga masiva de dinero de las oficinas en busca de refugios más seguros. Una reacción de los clientes que empieza a provocar tensiones en las sucursales incluso antes de conocerse la compra del Popular por el Santander, como la vivida este martes en la avenida Ricardo Soriano de Marbella, donde tuvo que acudir la policía para calmar los ánimos.