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El acuerdo de la leche, ¿una bomba de relojería a punto de estallar?
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fue concebido para atajar la crisis de precios

El acuerdo de la leche, ¿una bomba de relojería a punto de estallar?

Fuentes del sector lácteo denuncian que más de uno está incumpliendo el acuerdo que firmó Agricultura con productores, ganaderos y distribuidores en septiembre

Foto: Los ganaderos siguen vendiendo por debajo del coste de producción. (EFE)
Los ganaderos siguen vendiendo por debajo del coste de producción. (EFE)

El acuerdo que pretendía apaciguar los ánimos de los ganaderos que vendían la leche a pérdidas está levantando ampollas. Ya han pasado siete meses desde que Agricultura firmase un texto a cuatro bandas -fabricantes, distribuidores y productores- para intentar combatir la crisis de precios, pero hoy fuentes del sector lácteo ponen en duda su cumplimiento; apuntan a quienes "se hicieron la foto con la ministra" y ahora están bajando los precios o importando leche de fuera de España sin especificarlo. Es decir, están saltándose a la torera lo pactado, según esta versión.

Si hace unos días el Gobierno aseguraba que apenas existen ofertas de leche por debajo de 55 céntimos el litro, hoy actores implicados lo desmienten y claman contra lo que consideran una "guerra latente". Cumplir el acuerdo implica "quedarse fuera del mercado" sin poder competir, pues muchos no están poniendo en práctica lo prometido. Y esas fuentes que exigen permanecer en el anonimato citan abiertamente a los fabricantes que "se vanaglorian de apoyar al sector lácteo español mientras traen leche de fuera" sin precisarlo o las cadenas de distribución que siguen usando la leche como producto reclamo, por ejemplo.

El director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) niega con rotundidad esta acusación, al asegurar que existe "un compromiso firme de no banalizar la leche" y distintos canales de denuncia para actuar en casos que generen dudas. "La distribución ha actuado de forma muy responsable desde que comenzó la crisis de los ganaderos. Aquí no está el origen del problema", zanja Ignacio García Magarzo en declaraciones a este periódico.

El acuerdo firmado en septiembre establece que las empresas de distribución deberán fijar medidas que impidan la banalización de la leche y su uso como producto reclamo, entre otros. Las industrias lácteas deberán incluir en los envases el país de origen del producto, además de revertir la revalorización de precios en los ganaderos y fomentar un contrato tipo de compraventa que mejore la transparencia en las relaciones con este colectivo. Sin embargo, el segundo informe de seguimiento del acuerdo desvela que el 72,5% de las 7.994 inserciones publicitarias analizadas no incluía ninguna mención al origen de la leche.

Los ganaderos siguen sin cubrir costes

Agricultura habló de "avances significativos" hace unos días, pero algunos de los que conocen de primera mano la situación discrepan. "Los incumplimientos no trascienden porque el ministerio no lo audita". Otras voces, en cambio, aplauden el exhaustivo ejercicio de control de Agricultura a pesar del 'impasse' político. Todo esto ocurre en un momento especialmente delicado por el desequilibrio entre la oferta y la demanda, con los ganaderos ahogados en su propio excedente. "Somos los eslabones más débiles de la cadena y cobramos cada día menos", se queja el secretario general de Ganadería de UPA.

Ramón Santalla asegura que el sector sigue de capa caída y los ganaderos siguen vendiendo por debajo del coste de producción, pero sí admite que lo pactado ha tenido efectos positivos. "Si no es por el acuerdo, sería doblemente peor. Las cadenas ahora banalizan menos la leche" y los precios han subido un poco, constata. Agricultura asegura en su último informe que el precio que perciben se aproxima o incluso supera a la media comunitaria. En febrero fue de 0,306 euros por litro, con un descenso del 0,6% respecto a enero.

La situación se complicó cuando Bruselas eliminó las cuotas lácteas en marzo del año pasado, una medida que se prolongó durante 30 años y que limitaba la producción en un mercado saturado de leche. Organizaciones de ganaderos como COAG o UPA se negaron a firmar el acuerdo porque no contemplaba un precio mínimo que garantice la supervivencia del sector.

¿Solución o parche?

Un acuerdo difuso que "deja lugar a muchas interpretaciones" en determinados ámbitos. "Nadie arbitra qué es lo que se considera un producto reclamo y lo que no", plantean desde el sector lácteo. Tampoco ven posible promover acuerdos a largo plazo con los ganaderos si esa estabilidad no se fomenta desde todos los eslabones de la cadena. "Negociar bajo presiones conduce a poner parches. El acuerdo es muy laxo" y se firmó a las puertas de unas elecciones, opinan, tras insistir en que el árbitro está en un despacho pero no en el terreno de juego. "Los incumplimientos están haciendo mucho daño al sector" y solo sirven para echar más leña al fuego.

Otros -que piden no ser identificados- defienden que el pacto ha servido para aliviar una situación que podría ser mucho peor; incluso sugieren que los detractores del acuerdo tienen intereses ocultos. "Pasan los meses y hay quien pretende hacer ruido para desviar el foco (...) el ministerio se ha tomado en serio este acuerdo, está encima de todos los implicados y les solicita información con frecuencia".

El consumo de leche se desplomó un 10,6% en enero respecto al año anterior, pero la producción sigue en aumento desde el fin de las cuotas

La Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) asegura que la intensidad de la crisis es menor en España gracias al pacto. "Permite un mayor grado de resistencia en nuestro sector. Ya estamos por encima de la media en el precio que se paga al ganadero", destaca Luis Calabozo, tras valorar también los cambios en la forma de contratar. El director general de FeNIL confía en que los lácteos salgan "más reforzados" en cuanto el mercado se recupere.

La producción de leche creció un 2% en enero respecto al mismo mes de 2015, mientras el consumo de este producto sufrió una caída interanual del 10,6%. La pérdida de población, el nacimiento de menos bebés y la racionalización de la cesta de la compra -que ahora vuelve, ante la incertidumbre política- contribuye a un descenso que comenzó en 2010.

El acuerdo que pretendía apaciguar los ánimos de los ganaderos que vendían la leche a pérdidas está levantando ampollas. Ya han pasado siete meses desde que Agricultura firmase un texto a cuatro bandas -fabricantes, distribuidores y productores- para intentar combatir la crisis de precios, pero hoy fuentes del sector lácteo ponen en duda su cumplimiento; apuntan a quienes "se hicieron la foto con la ministra" y ahora están bajando los precios o importando leche de fuera de España sin especificarlo. Es decir, están saltándose a la torera lo pactado, según esta versión.

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