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Caso Gowex: la ambición de Jero, un sistema agrietado y el síndrome del 'yo no he sido'
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Caso Gowex: la ambición de Jero, un sistema agrietado y el síndrome del 'yo no he sido'

Simplemente, ocurrió. Jenaro García fue capaz de sostener una compleja red de mentiras para proyectar la idea de emprendedor modelo. Se valió de un sistema repleto de grietas

Foto:  El expresidente de Gowex, Jenaro García, a la salida de la Audiencia Nacional. (EFE)
El expresidente de Gowex, Jenaro García, a la salida de la Audiencia Nacional. (EFE)

"Hermano Gobierno, quien Bolsa tenga, que la atienda, y sinó que la venda", se escribió en el boletín satírico Fray Gerundio en 1841 -de ahí la gramática-. El Mercado Alternativo Bursátil (MAB), en su segmento de Empresas en Expansión, es necesario en España para que las compañías que así lo quieran puedan salir a cotizar en él y obtener la financiación que precisan para impulsar su crecimiento. Pero una cosa es que sea necesario y otra muy distinta que valga cualquier cosa.

En los últimos meses, y precisamente tras sufrir un escándalo tan sonado como el de Gowex, que era la empresa emblema del MAB, se han completado cambios regulatorios para evitar que vuelvan a producirse casos similares. La Ley 5/2015, de 27 de abril, de Fomento de la Financiación Empresarial o la Ley 22/2015, de 20 de julio de Auditorías de Cuentas, introducen variaciones que persiguen ese propósito al reforzar las capacidades supervisoras de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o al pasar a considerar a las empresas que coticen en el MAB como entidades de interés público, con lo que se endurece el control sobre las auditorías que se practican a estas compañías.

Siguiendo los consejos de Fray Gerundio, bien está que se atienda al MAB. Ahora bien, estas respuestas no restan relevancia a la necesidad de que el caso Gowex depure todas las responsabilidades ahora que ya está judicializado. Porque se puede tener la tentación de pensar que, total, como es una empresa del MAB se trata de un asunto menor, no tan importante como los de Pescanova o Bankia, pero en el caso Gowex también se juega la credibilidad del sistema financiero español.

Jenaro, el indiscutible protagonista

El papel protagonista, claro está, corresponde a Jenaro García. No puede ser de otro modo. Jero fue el principio, y también el final, de Gowex. El que, con su sobredosis de ambición, se inventó la contabilidad de la empresa porque la realidad no estaba a la altura de su grandeza. En el hecho relevante en el que confesó sus pecados contables, publico en el MAB en la madrugada del sábado al domingo 6 de julio de 2014, admitió que "las cuentas de la Sociedad de, al menos, los últimos cuatro años no reflejan su imagen fiel" y se atribuía "la autoría de esa falsedad".

Hizo bien en incluir ese "al menos", porque luego reconoció ante el juez de la Audiencia Nacional encargado del caso, Santiago Pedraz, que en realidad había falseado las cuentas de los 10 últimos años. El juez, sin embargo, haría bien en no fiarse de ese plazo. Fuentes a las que ha tenido acceso El Confidencial han señalado que antes de 2004 la empresa precursora de Gowex, Iber Band-Exchange, ya había intentado colarles facturas por servicios que nunca habían contratado. También haría bien en seguir el rastro del dinero de Jenaro.

Junto a Jenaro, su equipo. El director financiero, Francisco Martínez Marugán, pero también otros colaboradores como la exdirectora de márketing, Tania Roel, y Michel Yvon René Ramioul, un financiero relacionado con Jenaro en Biotelgy, sociedad a través de la que este mantenía el control de la empresa, y con otras sociedades como las belgas Eco Energy 1 y Eco Energy 3, dos firmas muy activas en la compraventa de títulos de Gowex en los meses previos al informe de Gotham y que están conectadas con Gowex a través de Marugán y Roel, con lo que las sospechas de uso de información privilegiada están sobre la mesa.

El resto del Consejo también está bajo el foco de las investigaciones. La esposa de Jenaro, Florencia Maté, que desempeñaba oficialmente las funciones de relaciones con inversores -realmente no era así-, y Javier Solsona, que era quien de facto se ocupaba de las relaciones con los inversores e institucionales y nombrado por Pedraz administrador judicial de Gowex.

Y, por supuesto, otra figura clave es la del auditor, José Antonio Díaz Villanueva, el único envuelto en el escándalo que por el momento ha pisado la cárcel y cuyo papel fue determinante por la autoridad que se confiere a la función del auditor en su labor como vigilante de que la contabilidad de las empresas refleje su imagen fiel.

Sellar las grietas

Pero tras la primera línea de responsabilidades, mediante la que el juez determinará quién o quiénes participaron directamente en el fraude contable de Gowex, figura la segunda línea, la encaminada a investigar por qué no se descubrió antes lo que estaba ocurriendo en Gowex. No solo porque pueda dar lugar a la apertura de nuevos cauces civiles en el caso, sino porque resultará clave para identificar los fallos que tenía el sistema, sellarlos -por si las últimas reformas aún no los han tapado todos- y tratar de recuperar la confianza en los mercados bursátiles.

Lo de Gowex no tuvo que ver con una buena o mala inversión, sino con un delito. Y los afectados se preguntan cómo es posible que nadie lo detectara

En la documentación que ya tiene en su poder Pedraz, y a la que ha tenido acceso El Confidencial, hay indicios de sobra para considerar que las mentiras destapadas en julio de 2014 por el insólito informe de Gotham City Research se podrían haber descubierto antes. En 2010, ya con las acciones de Gowex cotizando en el MAB, el Servicio de Prevención para el Blanqueo de Capitales (Sepblac) remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) un informe en el que advertía al supervisor bursátil de la posibilidad de que se estuvieran cometiendo "irregularidades contables" en Gowex, con operaciones circulares con empresas vinculadas a la empresa para inflar sus cuentas.

La CNMV, entendiendo que investigar esa información era competencia directa del MAB, la puso en conocimiento del Mercado Alternativo, quien a su vez se puso en contacto con el asesor registrado de la compañía, Ernst & Young (E&Y), y de Jenaro García para que les proporcionaran la documentación necesaria para aclarar si esas sospechas eran fundadas o no.

Este proceso tuvo lugar entre los meses de octubre y noviembre de 2010, y terminó sin que la CNMV, el MAB o E&Y pudieran descubrir la realidad de Gowex. En la documentación que está en manos de Pedraz queda claro que ni la CNMV, ni el MAB ni E&Y verificaron nada. Se limitaron a recabar la documentación proporcionada por Gowex, la dieron por buena y despacharon el asunto sin más insistencia o sin volver a él en otros momentos. Fuentes próximas a todos ellos matizan que esa tarea de verificación no entraba entre sus competencias. En todo caso, conceden que esas funciones correspondían siempre al otro, pero nunca a ellos mismos.

Sorprendente, sobre todo para los accionistas de Gowex. Porque lo ocurrido en la compañía de conexiones inalámbricas a Internet no tiene nada que ver con una inversión equivocada. El MAB, en su segmento de Empresas en Expansión, es un mercado en el que hay compañías a las que les puede ir muy bien y en las que los inversores pueden ganar mucho dinero, pero también una plataforma en la que a las empresas les puede ir muy mal y en las que los inversores pueden perder mucho dinero. Es decir, se trata de un mercado con unas características concretas que los inversores deben asumir antes de meter su dinero en él. Pero lo de Gowex no tuvo que ver con éxitos o fracasos, sino con un fraude contable. Y los afectados se preguntan cómo es posible que nadie, más allá de un auditor como M&A Auditores, tuviera competencias para analizar si Gowex era verdad o mentira pese a haber recibido una información en la que se ponía en duda su contabilidad.

Resulta clave aclarar estas competencias no ya solo por Gowex, aunque en este caso serán claves para saber si hay responsabilidades civiles extracontractuales por falta de diligencia que acaben en indemnizaciones para los accionistas afectados, sino para evitar que esas grietas persistan. Y, sobre todo, para desterrar la impresión de que nadie vigila ni supervisa lo que ocurre en el mercado y ayudar a restaurar la confianza. Las reformas adoptadas en 2015 se centran en algunos de esos agujeros, pero la Justicia debe contribuir a taparlos todos por completo.

Por el momento, y en lo que respecta al caso Gowex, ya hay una fecha importante en el calendario que tiene que ver con estas cuestiones competenciales. Es del próximo 14 de octubre, día en el que está citado por el juez para declarar, en calidad de imputado, el socio de E&Y, Francisco González Carrera, cuyo testimonio puede ser clave en los siguientes pasos de Pedraz.

Para aclarar el panorama, será clave igualmente saber qué pasó realmente con el informe del Sepblac. De dónde surgió, adónde llegó y por qué no fue más allá. Y una pieza que siempre queda no ya en un segundo, sino en un tercer plano, como es Hacienda, también debería precisar cómo es posible que las facturas, el IVA o los impuestos de Gowex y las empresas interpuestas que conformaban su red no levantaran más sospechas.

"Y la Bolsa está así, pues, así como he dicho: el dueño la despide, el gobierno no la hospeda, ella no se sale, y en lugar de jugarse en la Bolsa se juega con la Bolsa, que todo es jugar, y ¡ay mi Bolsa de mi alma!", escribía Fray Gerundio en el siglo XIX. Entonces, eran los continuos cambios de ubicación de la bolsa los que cargaron de tinta y acidez su pluma. Ahora tendría otros motivos para escribir. Y el caso Gowex le daría materia prima de sobra.

"Hermano Gobierno, quien Bolsa tenga, que la atienda, y sinó que la venda", se escribió en el boletín satírico Fray Gerundio en 1841 -de ahí la gramática-. El Mercado Alternativo Bursátil (MAB), en su segmento de Empresas en Expansión, es necesario en España para que las compañías que así lo quieran puedan salir a cotizar en él y obtener la financiación que precisan para impulsar su crecimiento. Pero una cosa es que sea necesario y otra muy distinta que valga cualquier cosa.

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