Montoro quiere que la SEPI haga valer ahora el peso de España en la nueva Iberia

El acuerdo entre Iberia y los pilotos del Seplano sólo ha supuesto un giro radical en las relaciones laborales de la primera aerolínea española. El pacto ha abierto también los ojos al Gobierno, que quiererevalidar el papel del Estado en IAGcomo garante de los intereses nacionales en la antigua compañía de bandera.La SEPI tenía previsto vender este año su participación del 2,71%en el grupo de transporte aéreo, peroHacienda ha cambiado el libretopara que la sociedad estatal mantenga su posición hasta nuevo aviso.

IAG era el principal comodín que los gestores de la SEPI estaban barajando para asegurar unos ingresos extras que permitieran compensar el gasto sobrevenido trasla adquisición del 20% de Indra que tenía Bankia. La entidad dependiente de Hacienda se convirtió este verano por necesidades del guion en el ‘tío de América’ del Ministerio de Defensa, saliendo al quite de los intereses militares en una sociedad cotizada por la que hubo de pagar 337 millones de euros.La desinversión prevista de la participación en la casa matriz de Iberia habría reportado 270 millonesa los actuales precios de mercado, suficientes en todo caso para aliviar las tensiones de tesorería de SEPI y salvar los resultados de 2014.

El plan operativo anual del holding público que preside Ramón Aguirre situaba este ejercicio a IAG en una posición equivalente a la que representó EADS en 2013.La venta del 1,15% de la actual Airbus se convirtió el pasado ejercicio en el ‘mirlo blanco’de la cartera de participaciones industriales en poder del Estado.La SEPI arregló sus números de un plumazo obteniendo unas plusvalías de 365 millonesmediante la enajenación de 9,5 millones de títulos a un precio de 39,75 euros por acción cuando su valor unitario en libros era de sólo dos.

La diferencia entre IAG y EADS reside en que esta última ha seguido formando parte del perímetro de consolidación financiera de la SEPI, que todavía mantiene unaparticipación del 4% en el capital de la nueva Airbus. En el caso de la multinacional que controla Iberia, la oportunidad de venta suponía el punto final a la representación institucional de España dentro del accionariado del grupo hispano-británico surgido tras la fusión con British Airways.

El ministro de Hacienda,Cristóbal Montoro, no terminó de ver con buenos ojos el afán de Bankia por salir de IAG a finales del pasado mes de junio, justo cuando la matriz de Iberia acababa de protagonizar un pulso con los sindicatos de Iberia sobre el futuro de la aerolínea española. La nacionalización de Bankia con recursos procedentes del rescate financiero solicitado a la Comisión Europea favoreció los planes de venta diseñados por el equipo deJosé Ignacio Goirigolzarri, propiciando quepocos días después El Corte Inglés siguiera el ejemplosaltando también en marcha de Iberia.

El ‘brindis al sol’ de Bankia y El Corte Inglés

Bankia se desprendió de toda su participación del 12,09% y El Corte Inglés hizo lo propio con su 1,8% en varias operaciones cerradas en junio del pasado año que dejaron a IAG sin mayor anclaje en España que ese simbólico 2,7% en poder de la SEPI. A modo de consolación, los dos amigables componedores de Iberia se comprometieron a mantener elcontrol pleno de la sociedad instrumental Garanair,cuya misión es asegurar a buen recaudo los derechos políticos de la aerolínea española.

Tras la reestructuración en noviembre pasado de IAGy la reafirmación de poderes a favor de su consejero delegado,Willie Walsh, la verdad es que a día de hoy las garantías que puedan ejercer Bankia y El Corte Inglés en Iberia no dejan de ser un simple ‘brindis al sol’.Las decisiones estratégicas que afectan a la compañía española se adoptan en Londresy el Gobierno no quiere desprenderse de una participación minoritaria pero que, al menos, sirve para reforzar de manera institucional el papel de los representantes españoles en el consejo de administración del grupo fusionado que todavía presideAntonio Vázquez.

El tratado de paz laboral firmado recientemente por los sindicatos de pilotos y de tripulantes de cabina (TCP) con la dirección de la aerolínea española que encabezaLuis Gallegoha sido determinante en el replanteamiento de la estrategia de venta.Iberia ha emprendido una etapa de transformaciónque se supone por todo lo alto y el ministro Montoro, sin que sirva de precedente, ha supeditado la optimización de un beneficio fiscal al más solemne objetivo de colocar una pica en Londres.

El Gobierno quiere poner su granito de arena contribuyendo a cerrar filas con los propios agentes sociales de la aerolínea a fin de que Iberia pueda acreditar su condición de compañía de bandera con el respaldo societario del Estado. Esta esla nueva misión encomendada a la SEPI y que cada vez recuerda más al viejo INI, encargado de fomentar la política industrial en España. En Hacienda aseguran que no existe ningún deseo de regresar al pasado. Sólo se trata, añaden, de“recuperar las buenas costumbres”.