¿A quién beneficia la alta participación en unas elecciones generales?

El candidato en estas elecciones generales por Unidas Podemos, Pablo Iglesias, pedía una alta participación poniendo en valor la educación pública; el líder socialista, Pedro Sánchez, ha hecho lo propio, con el objetivo de conseguir cuatro años de "tranquilidad y sosiego" y el responsable de Ciudadanos, Albert Rivera, lo hace para abrir una nueva era política. Todos han llamado a los electores a votar en masa, y los datos oficiales del Ministerio del Interior apuntan a que los electores han escuchado sus peticiones, pues con el 99,88% escrutado el dato de participación proporcionado era del 75,75%, nueve puntos más alta que la registrada en 2016, cuando la participación registrada fue de un 66,48%.

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Y muchos se preguntan: ¿beneficia o perjudica a algún partido o ideología una participación tan alta? Es difícil responderlo, sobre todo teniendo en cuenta los resultados (y las candidaturas) de las últimas elecciones. Hasta la primera década de los 2000, todos los estudios apuntaban en una misma dirección: las elecciones de cambio estaban caracterizadas por niveles de participación muy elevados, y en la misma medida, los procesos electorales con altas tasas de participación acababan con Gobiernos formados por partidos de izquierdas. No es una relación directa, pero sí existía cierta dirección. Estas son las cuatro elecciones con tasas de participación más alta, y los líderes de los Ejecutivos formados tras los comicios:

• 1982: tasa de participación del 80% → Felipe González (PSOE)
• 1996: tasa de participación del 77,4% → José María Aznar (PP)
• 1993: tasa de participación del 76,4% → Felipe González (PSOE)
• 2004: tasa de participación del 75,7% → José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)

¿Se puede decir ahora que una participación alta beneficia a la izquierda? Cuando existía el bipartidismo, sí era más factible. "Hasta entonces podía considerarse que una participación superior al 70% acabaría en victoria para la izquierda, cuando existía bipartidismo", asegura a El Confidencial el politólogo Álvaro M. Barea, consultor político en Atlantis Consultores. No obstante, desde que el multipartidismo hizo su aparición en la escena política española, es mucho más complejo el proceso. Una participación masiva, es decir, por encima del 78%, podría tener como resultado una alta polarización del voto, según un análisis de Electomania elaborado 'ex profeso' para los comicios del 28 de abril. Es lo que ocurrió en las elecciones del 21 de diciembre de 2017 en Cataluña, cuando se alcanzó un 'récord' histórico, más de un 81%, pero los comicios estuvieron caracterizados por una fuerte polarización del electorado.

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Ahora, con nuevos partidos como Vox, que dividen al votante de derecha, y la migración de votos del PP a Ciudadanos, afinar un resultado es complicado, ya que la división entre partidos no se da únicamente en la izquierda. Así, con "una derecha 'hipermovilizada', el bloque progresista podría colocarse por debajo del conservador si no se alcanza una participación que ronde entre el 72% y el 75%, como la que se obtuvo en los comicios de 2004 y 2008", añade Barea. "Cualquier resultado con una participación por debajo de esta implicará que la izquierda tenga que necesitar a los partidos de los nacionalistas o que se corone como una victoria para la derecha", explica.

[¿Qué se considera participación alta? ¿Y baja?]

En cualquier caso, habrá que esperar hasta conocer los resultados de las elecciones generales, datos que no se harán públicos hasta que finalice el proceso de escrutinio. A partir de las 20:00 se conocerán los datos de una encuesta elaborada en la última semana de campaña en lugar de los clásicos sondeos a pie de urna, y a medida que finalicen los recuentos de votos en las mesas, se anunciarán los resultados de cada centro. En pasadas citas, el resultado de las elecciones generales no se conoció hasta pasadas las 22:30, una vez concluido este "complejo y avanzado procedimiento".