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La Junta Electoral altera la campaña plana de Sánchez: no habrá foto de PP, Cs y Vox
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ANULA EL DEBATE A CINCO Y GANA VOX

La Junta Electoral altera la campaña plana de Sánchez: no habrá foto de PP, Cs y Vox

El PSOE acepta un debate a cuatro en TVE en el que no se repetirá la foto de Colón. Vox sale beneficiado, al presentarse como un partido antisistema

Foto: Pedro Sánchez, en un acto del PSOE en Vigo. (EFE)
Pedro Sánchez, en un acto del PSOE en Vigo. (EFE)

En la campaña electoral de 2016, Mariano Rajoy apenas dio entrevistas a medios nacionales. Sí acudió a un debate a cuatro en TVE con Podemos, Ciudadanos y el PSOE. Su estrategia electoral de perfil bajo, entre amapolas y vacas, aburrió a la prensa que le seguía en la caravana pero dio sus frutos: el PP subió cinco puntos y 14 escaños respecto a los comicios de 2015 y, después de casi un año en funciones, fue investido presidente.

Casi tres años después, Pedro Sánchez está haciendo algo parecido. Sin llegar a esos extremos de marianismo —sí ha dado entrevistas—, busca evitar el riesgo y dejar pasar los días dando una imagen presidencial. El principal puerto de montaña que afrontaba era el debate a cinco en Atresmedia el martes que viene, seguido de un previsible mal dato del paro dos días después. Pero la decisión de la Junta Electoral Central de suspender el debate por incluir a Vox complica su estrategia. Finalmente el PSOE ha optado por la opción más probable: aceptar un debate a cuatro sin que Vox aparezca en el plano junto a PP y Ciudadanos. No hacerlo suponía asumir el coste político de que no haya debates electorales con un presidente o aspirante, algo que no ocurre desde 2004.

La última vez que en España los candidatos no debatieron fue en 2004, cuando Rajoy rechazó un cara a cara con Zapatero

Una campaña electoral con una Semana Santa de por medio queda reducida en la práctica a la última semana. Los estrategas de Moncloa cuentan con que en los días de fiesta, media España desconecta y no sigue las noticias. Así que los aspirantes, sobre todo PP y Ciudadanos, solo tienen unos días para decantar el voto de ese tercio de indecisos. Para ellos, como para Podemos, el debate es fundamental. Allí podían confrontar con Sánchez y entre ellos. Inicialmente, el PSOE eligió un formato con Vox frente al debate a cuatro —sin el partido de Abascal— propuesto por TVE. Con eso desairó a los trabajadores de la televisión pública pero lograba juntar en un plano a PP, Ciudadanos y Vox. El miedo a las tres derechas es la mejor gasolina para el votante de Sánchez y repetir la foto de Colón es fundamental, incluso si eso supone dar visibilidad a la extrema derecha.

Foto: Santiago Abascal, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado. (El Confidencial)

Pero la Junta Electoral echó por tierra sus esperanzas. El órgano que vela por la limpieza de las elecciones, compuesto por magistrados del Supremo elegidos al azar y catedráticos propuestos por los partidos, concluye que ese debate vulnera la proporcionalidad exigida en la Ley Electoral. Una reforma legal de 2011 incluye que el deber de proporcionalidad no solo afecta a las televisiones públicas sino también a las privadas. Si TVE no podía incluir a Vox tampoco puede Atresmedia.

El PP pide un cara a cara entre Casado y Sánchez, pero el PSOE no ve que tenga nada que ganar dándole a Casado la vitola de aspirante

PNV, Coalición Canaria y JxCAT recurrieron el debate y Atresmedia reconoció en su escrito de alegaciones que no cumplía el criterio de proporcionalidad, pero que sí lo hacía en otro debate organizado por La Sexta. Los propios argumentos de Atresmedia dejaron poco margen a la Junta Electoral, y falló que si iba Vox deberían acudir otros partidos con representación parlamentaria. "No cabe elegir debates electorales en los que se aplica la proporcionalidad y otros en los que esta pueda ser eximida, sino que debe aplicarse a todos aquellos debates que se organicen durante el proceso electoral", concluye la Junta. En 2015, la JEC sí autorizó que Podemos y Ciudadanos estuvieran en los debates alegando que en las europeas anteriores sí habían superado el 5% de voto. Ahora concluye que el voto de Vox en Andalucía no es equiparable a aquello porque no es la misma circunscripción que en las generales.

El escenario quedaba abierto y solo dependía del PSOE. TVE mantuvo su oferta de celebrar un debate a cuatro el lunes y Atresmedia recondujo el suyo a un debate a cuatro el martes (el escrito de la Junta Electoral es demoledor y un recurso tenía poco recorrido, vistos los propios argumentos de Atresmedia). Sánchez ni se planteaba ir a un debate a ocho, en el que compartiría plató con Gabriel Rufián después de pasarse toda la campaña eludiendo el tema catalán. El PP pidió un cara a cara entre Casado y Sánchez, pero el PSOE no veía nada que ganar dándole a Casado la vitola de aspirante ahora que en las encuestas los electores empiezan a descartar esa posibilidad.

placeholder Desde 2008, siempre ha habido debates. (EFE)
Desde 2008, siempre ha habido debates. (EFE)

Las opciones para Sánchez eran dos, y ninguna óptima: aceptar un debate a cuatro o no hacerlo y mandar a un subalterno —previsiblemente María Jesús Montero, que está ganando peso, por delante de la vicepresidenta, Carmen Calvo, poco ducha en hablar en público—. El coste político de no ir a un debate era grande. Tanto Felipe González como José Luis Rodríguez Zapatero aceptaron debates siendo presidentes, y solo las renuncias de Aznar y Rajoy cuando se veían ganadores lo impidieron en 1996, 2000 y 2004. El PSOE ha sido tradicionalmente un partido que ha castigado al PP por renunciar a los cara a cara, pero con Sánchez las reglas a veces son nuevas.

Foto: Los periodistas Ana Pastor y Vicente Vallés. (EFE) Opinión
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Al decidir acudir, tenía que optar entre dos alternativas, y las dos con coste político: hacerlo en Atresmedia o TVE. Hace días, Carmen Calvo justificó el debate en la privada por salud democrática: "El presidente ha decidido que va a debatir también con Vox porque ha irrumpido con la fuerza que ha irrumpido en Andalucía y no rehúye debatir con Vox". Pero ahora el debate en Atresmedia y en TVE sería el mismo, a cuatro, y encima la pública propuso dar gratis la señal a las cadenas que lo quieran emitir.

Atresmedia está participada por Planeta, la editorial del libro de Sánchez, y un debate le reportaría una jugosa audiencia e ingresos por publicidad. La decisión de ir a un debate a cinco para dar visibilidad a Vox, promovida por el Gabinete de Moncloa, que dirige Iván Redondo, se ha terminado por volver contra el presidente. Decir ahora que no a la poderosa Atresmedia (dueña de La Sexta, entre otros medios de comunicación) es también un enorme problema a una semana de las elecciones. Finalmente, Moncloa ha anunciado que irá al debate el lunes y que para Sánchez "será un honor debatir en RTVE, la televisión pública de todos a la que su Gobierno ha devuelto la independencia y neutralidad".

La elección es entre la pública o Atresmedia, participada por Planeta, la editorial de su libro

Quien no ve alterada su estrategia es Vox. Santiago Abascal tenía programados actos hasta el domingo, como si el debate lo preparara en un día, y en privado los dirigentes de Vox admitían que no les preocupaba mucho si les excluían porque se demostraría una vez más que ellos están al margen del 'establishment'. La campaña de Vox, sin dar entrevistas a muchos grandes medios, juega a eso, y además Abascal no maneja cifras y datos económicos y admite que no está en esos detalles sino en la unidad de España y asuntos genéricos. Pero en un debate se arriesga a que le pase como en el Club Siglo XXI después de las elecciones andaluzas, cuando Abascal no tuvo respuestas a las preguntas concretas de los empresarios.

Abascal tuiteó, en respuesta a la decisión de la Junta Electoral: "Algunos no saben qué hacer para excluir a Vox, o para incluir a sus socios separatistas y golpistas en el debate", dando a entender que Sánchez quería dejarlo fuera cuando en realidad era el primer interesado en que debatiera y ha sido la Junta Electoral quien ha trastocado su sus intenciones. Porque los planes no siempre salen bien.

En la campaña electoral de 2016, Mariano Rajoy apenas dio entrevistas a medios nacionales. Sí acudió a un debate a cuatro en TVE con Podemos, Ciudadanos y el PSOE. Su estrategia electoral de perfil bajo, entre amapolas y vacas, aburrió a la prensa que le seguía en la caravana pero dio sus frutos: el PP subió cinco puntos y 14 escaños respecto a los comicios de 2015 y, después de casi un año en funciones, fue investido presidente.

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