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Sánchez baraja un congreso exprés para reforzarse y desactivar a los críticos
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CRISIS EN LA CASA SOCIALISTA

Sánchez baraja un congreso exprés para reforzarse y desactivar a los críticos

Sopesa adelantar la elección del secretario general al 23 de octubre, lo que obligaría a Díaz a decidir ya si se atreve a disputarle el liderazgo. Otra opción es una consulta a las bases sobre los pactos

Foto: Pedro Sánchez, durante su mitin en Bilbao con Idoia Mendia, este 22 de septiembre. (EFE)
Pedro Sánchez, durante su mitin en Bilbao con Idoia Mendia, este 22 de septiembre. (EFE)

La batalla final en el PSOE puede desencadenarse antes de lo previsto. Pedro Sánchez está dispuesto a acabar cuanto antes con la inestabilidad orgánica que le persigue desde hace meses y pillar con el pie cambiado a los críticos, de los que se siente acosado y maniatado. Tiene sobre la mesa un escenario que le blindaría al frente del partido y que cambiaría por completo el tablero de juego: convocar el congreso en el comité federal del próximo 1 de octubre, a fin de que el nuevo secretario general fuera elegido por la militancia el 23 de octubre, justo a tiempo para una hipotética sesión de investidura antes de la disolución automática de las Cortes. El congreso federal, encargado de nombrar nueva dirección y aprobar los documentos políticos, tendría lugar a principios de diciembre. En resumen, un órdago a la grande a los barones. Pero esta es solo una opción que se maneja en el cuartel general, igual que la consulta a la militancia para que opine sobre la política de alianzas.

Para Sánchez, la estrategia de un congreso exprés, que confirman fuentes de la dirección federal, tiene como objetivo hacerse fuerte en su cargo, garantizarse la candidatura en unos eventuales terceros comicios y desactivar al sector crítico y en concreto a su potencial rival, Susana Díaz, pues la fijación de un cónclave de manera inminente le obligaría a tomar ya la decisión de batirse o no en duelo contra él. Y además a hacerlo en un contexto delicadísimo, en el que España estará agotando los plazos para la formación de Gobierno. El golpe de efecto del secretario general, de llevarlo a cabo —todo está a expensas de lo que ocurra este domingo, en las elecciones vascas y gallegas—, se combina con otro gesto que adelantó este jueves su entorno: que planteará al comité liderar un Ejecutivo alternativo al de Mariano Rajoy, un paso de más que dudoso éxito para sus detractores, que entienden que gobernar con 85 escaños no es posible, y menos si su elección como presidente depende del apoyo o la abstención de fuerzas independentistas, porque ya Ciudadanos y Podemos han repetido hasta la saciedad que no estarán en ninguna ecuación que incluya al otro.

La jugada se combina con un anuncio: Sánchez solemnizará ante el comité federal que quiere liderar un Gobierno alternativo al de Rajoy

La jugada podría ser maestra para los intereses de Sánchez. De un lado, se sitúa de nuevo en el centro del escenario político al erigirse como posible aspirante, buscando la 'inmunidad' de su partido como ocurrió en la pasada legislatura, cuando a las conversaciones para formar gobierno acompañó el silencio de los barones. De otro, si se convocara el congreso de forma automática, los críticos, que han demostrado en las últimas semanas actuar de forma desorganizada y sin una cabeza que ejerza de liderazgo alternativo —porque Susana Díaz ha amagado, pero nunca ha querido públicamente afirmar que estaba dispuesta a arrebatarle el trono de Ferraz—, tendrían muy poco tiempo para reaccionar, y tendrían que construir un relato ante una militancia que, según repiten en el cuartel general y sienten en los territorios, secunda el no al PP y a Rajoy.

Pedro Sánchez propondrá liderar un Gobierno alternativo en el comité federal del 1 de octubre

Los 60 días de rigor

La secuencia, avanzada por la agencia Colpisa y confirmada por fuentes de la dirección, sería esta: el comité del 1 de octubre convocaría el 39º Congreso Federal, se abriría un plazo de unos diez días para recoger los avales, seguiría la campaña entre aquellos que hayan recogido las firmas necesarias (el 5% del censo) y, en principio, el domingo 23 de octubre los cerca de 190.000 militantes socialistas podrían emitir su voto y elegir a su nuevo secretario general. Dado que el plazo para que el Congreso invista a un presidente del Gobierno acaba el 31 de octubre, habría cierto margen para que el PSOE pudiera corregir el sentido de su voto (por ejemplo, con la abstención al PP) y evitar así terceras elecciones. Si estas fueran inevitables, el partido ya tendría a un secretario general recién nombrado por las bases que podría encabezar la candidatura.

Tras las primarias internas, el 23 de octubre, vendría el congreso propiamente dicho, a principios de diciembre, que elegiría ejecutiva y ponencia marco

El 2, 3 y 4 de diciembre se celebraría el congreso ordinario, justo antes del arranque de la campaña electoral, con el cometido de nombrar la ejecutiva y aprobar la hoja de ruta política. ¿Por qué se haría el cónclave tan tarde? Porque según los estatutos del PSOE, el congreso ha de tener lugar 60 días después de su convocatoria.

Fuentes oficiales de Ferraz contestaban con un "ni confirmamos ni desmentimos" cuando se preguntaba directamente si esta vía del congreso es una hipótesis que está sobre la mesa. En efecto, es pronto para saber si Sánchez se atreverá a apretar ese botón. Para empezar, porque dependerá de lo que ocurra en Galicia y Euskadi en los comicios de este domingo, y también de cómo actúen, en función de esos resultados, los barones. Es decir, que la estrategia irá acomodándose a los acontecimientos. Otra opción es la de una consulta a las bases, para que se pronuncien sobre si el PSOE debe facilitar el Gobierno al PP o bien validar la apuesta del líder de un Ejecutivo alternativo. Los dos bandos, dirección y críticos, juegan sus cartas y, como en el mus, no se enseñan todas para no quedar abrasado a la primera.

Foto: Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara, en Monesterio, Badajoz, el pasado 7 de marzo. (EFE)

¿Con los independentistas?

Lo que sí confirmó el círculo de Sánchez desde Portugalete (Vizcaya), donde coprotagonizó un acto con la cabeza de cartel del PSE el 25-S, Idoia Mendia, fue que en el comité federal abogará por mantener el no a la investidura de Rajoy y también solemnizará su intento de formar un Gobierno "alternativo". Las mismas fuentes no precisaron con qué partidos negociará el responsable socialista, informa Efe. Posteriormente, fuentes del entorno de Sánchez insistieron en que su apelación a Podemos y a Ciudadanos no ha cambiado un ápice y que "no se negociará sobre la consulta" de autodeterminación, pero no respondieron a qué ocurriría si las formaciones independentistas renunciaran a ella. La antigua Convergència podría estar más por la labor, según dejó ver su portavoz en el Congreso, Francesc Homs, esta semana (aunque luego reculó), pero ERC no. Los barones rechazan tajantemente cualquier investidura que dependa de las fuerzas que quieren "romper" el país y están dispuestos a impedirla porque consideran que sería desastroso para el PSOE.

El runrún del cónclave exprés vuelve a encolerizar a los críticos, que ya no descartan ninguna operación para decapitar al secretario general

Con los movimientos de las últimas horas, el partido se convirtió en una olla a presión donde por momentos daba la impresión de que estaba a punto del estallido. El desconcierto en las filas socialistas es total y el nerviosismo también. Los sanchistas no ven con malos ojos la maniobra porque consideran que es la única forma de cerrar el debate y consolidar a Sánchez, al que ven como ganador del pulso. A algunos de ellos, el jefe les trasladó que "confíen" en él.

Foto: Pedro Sánchez, durante el paseo que dio este 21 de septiembre en Pontedeume, A Coruña, con el alcalde, Bernardo Piñeiro, a su derecha. (EFE)

Los críticos no entienden que se deslice esta operación a tres días de unos comicios cruciales "que da por perdidos, porque es él quien introduce la clave orgánica", no saben a qué se enfrentan ni cuáles son los planes ciertos de Sánchez. Con los puentes volados, sin comunicación entre Ferraz y los líderes territoriales —este jueves, el presidente manchego, Emiliano García-Page, reconoció en una entrevista con 'El Huffington Post', que llevaba sin hablar con el secretario general desde el comité de julio—, todos juegan a amagar con posibles escenarios que ponen muy nervioso al contrario.

Eso fue fácil de detectar en el PSOE andaluz. Había pleno en la Cámara y la sucesión de noticias sobre los planes del secretario general, sobre un Gobierno alternativo con Podemos y un congreso federal inminente siguieron poniendo leña a la caldera. Si horas antes enfriaban los planes para derrocar a Sánchez, tras estos últimos movimientos advertían de que en cualquier momento el partido puede explotar. “Habrá que esperar a ver lo que pasa en las elecciones del domingo. No nos van a culpar de los malos resultados en País Vasco y Galicia”, aseguraban fuentes próximas a Díaz.

Duelo de órdagos

Ante el runrún de que Sánchez puede descolgarse convocando un congreso para octubre que desactivaría a sus críticos, la indignación subió muchos peldaños en las filas andaluzas. Con ello, subió también el tono de las advertencias en un cruce de órdagos trepidante entre los bandos socialistas. El mensaje oficial del PSOE-A fue que no piensa opinar sobre hipótesis y no pueden valorar una consulta exprés a la militancia que no conocen. En privado a los dirigentes socialistas andaluces se les muda el rostro con esta posibilidad. “Si Pedro defendió que había que posponer el congreso y las cuestiones orgánicas hasta que no se despejara la gobernabilidad de España, ¿cómo va a defender esto ahora? No se lo vamos a permitir”, aseguró alguien en el puente de mando del partido en Andalucía. Como tampoco permitirán, dicen, la suma con los separatistas. Además, Díaz tiene la certeza, vía Albert Rivera, con quien tiene una relación mucho más fluida que con Sánchez, de que Ciudadanos no apoyará ni se abstendrá ante un Gobierno con Pablo Iglesias.

Los sanchistas aplauden, los críticos se indignan: es "una locura", una "barbaridad", una "huida hacia delante", "una reacción al encajonamiento"

En el entorno directo de la presidenta de la Junta insisten en que ella no está en ningún plan inmediato para decapitar al secretario general. Siguen negando que se planee un golpe de mano en la ejecutiva del próximo lunes a la luz de los resultados electorales en Galicia y País Vasco. Consideran que forzar una moción contra el secretario general en el comité puede revolver a las bases y terminar por carbonizar a la baronesa y chamuscar, de paso, sus opciones para conseguir el control del PSOE. No obstante, una parte de los críticos sí quieren contundencia y exigen que se actúe cuanto antes contra Sánchez.

Tensión máxima

En otras federaciones críticas, el estupor era compartido. Es una "barbaridad", una "locura", "una huida hacia delante", es "una reacción a su encajonamiento", es "demencial", se escuchaba en otros territorios. "Pedro intenta blindarse. Si convoca el congreso, ¿cómo se presenta alguien contra el secretario general que está negociando un Gobierno? No deja ninguna salida a los críticos, lo rompe todo. No es listo, es un irresponsable", valoraba una dirigente que conoce en profundidad las entrañas de Ferraz, advirtiendo de que solo la amenaza de cónclave dificulta el órdago contrario: que los detractores de Sánchez provoquen la dimisión de la mitad más uno de los miembros de la ejecutiva para forzar su caída como secretario general, porque la militancia no entendería que se le privase de un congreso y se sustituyera al jefe de filas por una gestora. Pero ahora tampoco esa idea se descarta.

Todos los escenarios, pues, son posibles. Por parte de cada uno de los dos bandos. La tensión es máxima. El 25-S empezará el despliegue táctico y se desenfundarán las espadas.

García-Page pide a Sánchez que no se "criminalice" a los barones

Es un comentario muy escuchado en las cancillerías regionales socialistas: la queja de que el secretario general busca "enfrentar" a los barones con su militancia, "enardeciéndola" y "radicalizándola", presentándoles entretanto a ellos como los cuadros situados a la derecha del PSOE. Esa imagen duele a los líderes territoriales. Mucho. Y este jueves lo demostraron las palabras de Emiliano García-Page en una contundente entrevista en 'El Huffington Post'

"No tiene sentido que llame a los dirigentes territoriales y luego nos criminalice -se lamenta el presidente manchego-. Es mejor que hablen ya los militantes, y así no nos hacemos daño unos a otros. Aun así quiero hablar y estoy dispuesto a hablar con Pedro Sánchez de manera leal y discreta todas las veces que me lo pida, que para eso es el secretario general. Pero, sí, le diré que llevamos meses sin hacerlo. Han pasado muchas cosas en España y continuamos sin conversar". Page precisa algo más: no hablan desde la ronda de barones previa al comité federal de julio, "un juego de confesonario que no se va a volver a repetir" porque le parece "absurdo". 

El presidente señala que sin mantener comunicación con los territorios, "se puede mandar" en el partido, pero no liderarlo. De Susana Díaz dice que tampoco conoce sus planes, pero sí "llama más". 

Page también deja ver su escasa fe en que sea posible un Ejecutivo alternativo. Su partido, alega, "no puede dar la impresión de que entrar en La Moncloa es el único objetivo". Como tampoco "tiene sentido vender" los principios socialistas. Y aunque se confiesa "convencido" de que Sánchez cumplirá la resolución de diciembre respecto a que no se puede pactar con los soberanistas, sí advierte de que no aceptará esa alianza, porque el PSOE ha de ser "independiente de los independentistas". 

No es partidario de "quemar Ferraz", señala el presidente de Castilla-La Mancha, ni cree que vayan a desfilar "los tanques" en el comité federal del 1 de octubre. Claro que la caldera se ha calentado sobremanera y aún queda mucho para esa cita. 

La batalla final en el PSOE puede desencadenarse antes de lo previsto. Pedro Sánchez está dispuesto a acabar cuanto antes con la inestabilidad orgánica que le persigue desde hace meses y pillar con el pie cambiado a los críticos, de los que se siente acosado y maniatado. Tiene sobre la mesa un escenario que le blindaría al frente del partido y que cambiaría por completo el tablero de juego: convocar el congreso en el comité federal del próximo 1 de octubre, a fin de que el nuevo secretario general fuera elegido por la militancia el 23 de octubre, justo a tiempo para una hipotética sesión de investidura antes de la disolución automática de las Cortes. El congreso federal, encargado de nombrar nueva dirección y aprobar los documentos políticos, tendría lugar a principios de diciembre. En resumen, un órdago a la grande a los barones. Pero esta es solo una opción que se maneja en el cuartel general, igual que la consulta a la militancia para que opine sobre la política de alianzas.

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