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El PSOE sale de su comité federal dividido y sin una hoja de ruta clara para la investidura
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El PSOE sale de su comité federal dividido y sin una hoja de ruta clara para la investidura

La fractura interna se evidencia tanto en la lectura del 26-J como en los pasos a seguir si Rajoy se estrella y no recaba los apoyos necesarios: unos sugieren la abstención, otros intentar una alternativa

Foto: Pedro Sánchez conversa con César Luena, y ante el todavía presidente del Congreso, Patxi López, este 9 de julio. (EFE)
Pedro Sánchez conversa con César Luena, y ante el todavía presidente del Congreso, Patxi López, este 9 de julio. (EFE)

Partamos de lo común, lo compartido por todos: no a Mariano Rajoy (ahora), no a la gran coalición, no a un pacto de legislatura con el PP. Pasar (ahora) a la oposición. Y que el presidente en funciones se trabaje "de verdad" su investidura, buscando apoyos entre sus afines. Esa es la posición del PSOE, la oficial, la que validó este sábado de forma unánime el comité federal, la que enunció el secretario general tras mantenerse callado 13 días y la que sin embargo no quedó plasmada por escrito en una resolución.

Pero el acuerdo de mínimos acaba ahí. Porque la reunión del máximo órgano de dirección del PSOE acabó (tras casi seis horas de debate y 48 palabras pedidas) igual que empezó: sin enfrentamiento abierto, aunque con la visible división en sus filas a cuenta de la investidura, contaminada por la fractura ya existente por el control del partido. Y, eso sí, con bastantes cucharadas de autocrítica que le hicieron tomar varios miembros del comité a un Sánchez que solo había proclamado en la apertura de la reunión su "insatisfacción" por los resultados del 26-J, que no explicó por qué había sido castigado por segunda vez consecutiva en las urnas en apenas seis meses y cargó las tintas contra Podemos, hasta el punto de asegurar que España asiste al "declive electoral" de la formación morada y al "fortalecimiento del PSOE" como opción de gobierno.

El secretario general no despeja qué plan tiene en caso de que la legislatura embarranque para sortear la "catástrofe", según Díaz, de unas nuevas elecciones

Un partido dividido y sin un rumbo claro una vez que se materialice en el Congreso el no a la investidura de Rajoy. La pregunta de qué harán los socialistas si se certifica que el presidente en funciones no recaba los apoyos necesarios para superar la investidura, una opción más que probable, sigue sin respuesta. El comité federal no arrojó luz. Primero porque es pronto, porque quiere que Rajoy se moje y trence acuerdos con formaciones próximas, y segundo porque ahí ya sí que la contestación no es unánime. El secretario general, que no ha atendido preguntas de los medios desde el 26-J, tampoco alumbró el camino: no concretó la hoja de ruta. Reiteró el no al PP: "Los socialistas somos y seremos la oposición, pero somos mucho más que eso, somos la alternativa y esa es la clave. Por eso los socialistas votaremos en contra de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno". Sánchez repitió que el sitio del PSOE es la "oposición", como los barones críticos querían que remarcara, pero no detalló qué propondrá si el bloqueo se produjera. En ningún momento deslizó la posibilidad de la abstención, palabra que se ha convertido en tabú en el partido en los últimos días, y que de hecho ya nadie se atreve a pronunciar públicamente para obligar al PP a mover ficha.

Pedro Sánchez confirma el no del PSOE a la investidura de Mariano Rajoy

No a los "tacticismos"

Nada quedó esta vez por escrito, sólo un compromiso verbal, por lo que algunos miembros del órgano entienden que será más fácil cambiar de posición llegado el caso. El pasado 28 de diciembre, tras una tensísima reunión del comité, que venía precedida de un careo de los barones con Sánchez, sí se aprobó casi por unanimidad un texto en el que se anticipaba el no definitivo a Rajoy y al PP y se imponían las condiciones al líder para poder pactar un Gobierno alternativo. Ahora ya no hay un documento por delante, por lo que sería más sencillo revertir el no: Sánchez podría convocar otro comité al que elevar su propuesta. Pero ahora queda en sus manos, a diferencia de lo que ocurrió hace seis meses.

Los barones quieren que sea Sánchez, y no ellos, quien gestione el endiablado escenario futuro y que decida si el partido debe virar hacia la abstención

Ese vacío tampoco es casual. Los barones críticos eran los primeros interesados en trasladarle la presión de administrar el voto del partido si las cosas encallan. En los últimos días el manchego Emiliano García-Page ya venía diciendo que si se llegaba a "un punto ciego", un escenario "muy de vértigo", solo quedaría confiar en "el conductor" de la nave, Sánchez. Este sábado Susana Díaz no se anduvo con metáforas: "Le corresponde al secretario general gestionar esta decisión. Va a tener mi lealtad. Nos vamos a corresponsabilizar de esta situación y de la decisión que tiene que tomar, igual que lo hicimos en campaña". Que tome esa decisión, añadió, con "claridad", desde las convicciones del PSOE "y no desde el tacticismo".

"Quien permita la abstención, la paga", aseguraba un barón en Ferraz tras su entrevista con Sánchez. Una idea clave que también explica por qué el resorte de la abstención es sugerido por sus defensores, pero no dicho expresamente. Todos saben el trago que supondría para el partido (y para sus bases y sus votantes) admitir una abstención. Máxime cuando se acerca un congreso federal en el que, de nuevo, el líder será elegido con el voto de los militantes, más escorados a la izquierda que sus cuadros.

Contraindicaciones de la consulta

Sánchez podría apretar otra vez el botón rojo, la consulta a sus afiliados, el mismo que pulsó en enero para escapar del control de sus barones. El secretario general, durante su discurso, aludió en repetidas ocasiones a la militancia, a la que agradeció su entrega y acompañamiento en sus dos años de mandato. Nada dijo de un referéndum, aunque uno de sus principales colaboradores, Antonio Hernando, no lo había descartado la víspera. Por si acaso, varios presidentes autonómicos advirtieron al líder contra la consulta, alegando que una dirección no puede "eludir" su responsabilidad ni "esconderse" detrás de sus militantes. Este sábado, Díaz recordó las "consecuencias dramáticas" del Brexit y que el PSOE no se puede dejar "arrastrar" por el "populismo". Era una referencia implícita, como la del valenciano Alfred Boix, número dos del 'president' Ximo Puig -ausente en la reunión por un 'encierro' con su Gobierno en Torrevieja-, cuando subrayó que el partido no debe "caer en falsos populismos" porque "no conducen al éxito" y en el PSOE hay "mecanismos democráticos suficientes" para poder adoptar nuevas decisiones. Sánchez replicó al final que acudir a las bases no es "populismo".

Foto: Pedro Sánchez y los miembros de su ejecutiva, en el arranque del comité federal del PSOE de este 9 de julio, en Ferraz. (EFE) Opinión

El debate de qué hacer sigue sin estar resuelto. El extremeño Guillermo Fernández Vara aseguró ante sus compañeros que "está muy bien decir 'no, nunca', pero ¿después qué?". Porque el partido, señaló, no ha respondido a la pregunta de cómo evitar unas terceras elecciones. En los últimos días él mismo había hablado de una "abstención", incluso "mínima" -de los diputados justos- para facilitar el Gobierno al PP. Pero fue reconduciendo su discurso para ir acoplándolo al de otros presidentes críticos, menos partidarios de mostrar todas las cartas ahora. Este sábado, a su llegada al comité, aseguró que solo descartaba un escenario, el de unos nuevos comicios. El asturiano Javier Fernández también alertó a sus compañeros de que remachar una y otra vez el no podría conducir al PSOE a un callejón sin salida, a una ratonera de la que no podría escapar.

El sentir del comité es que si Rajoy se acerca a la mayoría absoluta (en torno a 170 actas), sumando a otros grupos, el PSOE podría revisar su veto

El sentir mayoritario del comité, según se manifestó en la reunión, y sobre todo porque quienes defendieron esa postura fueron los representantes de las federaciones de mayor peso, es que el PSOE tendrá que revisar su veto si Rajoy logra armar un acuerdo con otras formaciones que le permita llegar hasta los 169-170 escaños (o sea, sumando a sus 137 escaños los 32 de Ciudadanos y el de Coalición Canaria). Por eso fue muy compartida por todos la crítica al presidente por su lentitud a la hora de establecer los contactos con su interlocutor más cercano, Albert Rivera. "Si Mariano pacta con él, con quien nosotros ya acordamos, podría ser más digerible el cambio: sería abstenernos a un acuerdo de gobierno, no al PP", manifestaba una de las integrantes del órgano. La misma Díaz precisó que el PSOE debe ser solo "muleta de los intereses de España", y de nadie más. Y el objetivo, añadió, debe ser evitar unas terceras generales, que los críticos entienden como una "catástrofe".

Según relataron diversas fuentes, Sánchez pudo darse cuenta, oyendo a sus compañeros y a la mayoría de presidentes regionales -todos salvo la balear Francina Armengol-, de que el comité le señalaba una salida, la de una abstención que nadie quiere como única salida para deshacer el entuerto de la investidura, porque la posición defendida por sus afines, la de intentar formar gobierno, era "muy minoritaria". Fernández dijo a las claras que había que "olvidarse" de ese escenario, el aragonés Javier Lambán, que había que "desentenderse absolutamente" de la investidura. Díaz previno que ese debate puede convertirse en "una pesadilla". Los demás rubricaron que no hay más espacio que el de la oposición para, desde allí, "reconstruir" el proyecto.

Foto: Pedro Sánchez charla con su número dos, César Luena, en el arranque del comité federal del PSOE de este 9 de julio. (EFE)

Debe intentarlo

Armengol volvió a subrayar que si Rajoy fracasa, Sánchez debe buscar su investidura. Apoyaron su iniciativa el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, el secretario general de Castilla y León, Luis Tudanca, el dirigente vasco Iñaki Arriola; las secretarias generales de Madrid y Euskadi, Sara Hernández e Idoia Mendia, y dirigentes de otras federaciones como Murcia o La Rioja, todos alineados con Ferraz. Entre ellos había matices, pero el hilo común era el "no es no", el carácter definitivo que daban al rechazo a Rajoy. A ellos se sumaron, pero por razones ideológicas, los miembros de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias y Andrés Perelló.

A los críticos les escama que los sanchistas defendieran el "no es no", el rechazo definitivo a Rajoy, y sospechan que puede ser la idea del líder

Que los sanchistas reiteraran su planteamiento de ensayo de la investidura hizo pensar a algunos críticos que el líder realmente sigue acariciando esa idea aunque no la adelantara ni en su intervención inicial ni en su réplica final, ya a puerta cerrada. "El paño viste al monje y es evidente que los suyos piensan otra cosa", señalaban en el círculo de un presidente autonómico. "Nos la está jugando, nos está tendiendo una trampa", indicaba otro responsable de Organización, sin disimular la desconfianza.

Pedro Sánchez dice que el PSOE liderará la oposición

Los más lejanos a Ferraz creen que una investidura alternativa sigue siendo "imposible", porque no hay números, ya que la alianza con Podemos y fuerzas nacionalistas e independentistas rompería al PSOE y un acuerdo transversal con los dos emergentes es inviable porque ambos se vetan. Pero les escama que los sanchistas no hayan desistido de ese escenario. Otros explican que hay que entender los movimientos más en clave "congreso PSOE": el interés de la dirección, alegan, en que se hable de "barones buenos y barones malos", los que dicen no ahora y siempre al PP y los que se inclinan por la abstención, para que perdure esa catalogación de cara al próximo cónclave federal y esquinar a los críticos en la banda derecha.

Las diversas posturas se entienden también por el juego del próximo congreso. "Esto es ajedrez. Ahora, a sostener la mirada", dice un miembro de la cúpula

"No es verdad que nuestra posición sea minoría -indica un miembro de la ejecutiva que se alinea con Armengol o Iceta-. El no es definitivo después de este comité. El gran fracaso de ellos es que ya hay dos vías abiertas: las terceras elecciones y el intento de investidura. La abstención, ni de coña. Si de verdad quieren la abstención, que se mojen y lo digan". Parte de la dirección cree que Sánchez debe aguantar el pulso y mantener el veto a Rajoy hasta el final. "Esto es ajedrez, y Susana tiene mucha potencia, pero es jugadora de damas. Y ya se sabe que el primero que desenfunde y pida la abstención... Aquí hay que sostener la mirada. Lo triste es que ellos son una pandilla de desleales que solo piensan en clave orgánica", añade este dirigente, muy cercano al secretario general.

Foto: Susana Díaz, al comienzo del comité federal de los socialistas de este 9 de julio. (EFE)

Choque de interpretaciones por las generales

La fractura interna no solo se percibe en la estrategia para la formación de gobierno. También en la lectura del 26-J. Sánchez no hizo autocrítica, pero se encontró con que el comité le leyó la cartilla, le pegó "un buen repaso". "Se ha ido bien calentito", ironizaba un conocido dirigente. Desde el congreso que ganó, en 2014, se ha perdido "un voto por minuto", ilustró con crudeza su rival de hace dos años, Eduardo Madina; "nunca hemos estado tan mal", indicó la exportavoz en el Congreso Soraya Rodríguez; "cada proceso es un retroceso", apuntó Boix; la "brecha" con el PP tiene dimensiones "alarmantes", avisó Fernández; "no es bueno acostumbrarse a perder y no darte cuenta de que te has acostumbrado", apostilló Vara; el proyecto se ha "difuminado" y hay que "afinar más en las alianzas", analizó Díaz.

Esta vez la resolución del comité es simplemente verbal, no hay un texto escrito, con lo que en teoría es más fácilmente reversible

Los sanchistas, por el contrario, no encontraron débil la autocrítica de Sánchez durante su intervención. Insistían en que las condiciones de la campaña habían sido muy "duras", que ya se analizarán los datos en el congreso -aunque teóricamente este comité estaba convocado para reflexionar sobre el 26-J-, y que "no hay que mirar hacia atrás sino hacia el futuro", en palabras de Idoia Mendia.

Este comité federal estaba rodeado de la máxima expectación. Pero, como se esperaba, no sirvió para dejar todas las cartas boca arriba. Habrá que esperar. Ahora el PSOE espera que el PP comience a moverse. Y en función de lo que consiga, volverá a hablar y decidir. Pero no será de forma inminente.

El encontronazo entre el presidente asturiano y el PSC a cuenta de la 'solución canadiense'

Javier Fernández es una de las voces más respetadas dentro del PSOE. El presidente de Asturias es uno de los dirigentes considerado como una referencia intelectual y ética del partido, la voz de la experiencia, el ejemplo del socialista ortodoxo, poco dado a las conspiraciones, parco, muy parco en palabras. Por eso cada vez que habla (y la mayor vece lo hace en los órganos del partido) es muy aplaudido por sus compañeros.

Este sábado ocurrió lo mismo cuando recriminó a Miquel Iceta que hubiera roto el consenso sobre el modelo territorial con el PSOE por la inclusión en la ponencia del congreso del PSC de la posibilidad del referéndum de secesión en Cataluña en caso de que los ciudadanos de esa comunidad rechazasen la modificación de la Carta Magna. Fernández llegó a decir que si el PSC llegaba a aprobar esa 'vía canadiense', debería replantearse su relación con el PSOE. Para el jefe del Principado esta es una cuestión sensible, pero también lo es para muchos otros dirigentes que creen que la posición cambiante sobre Cataluña les perjudica en sus territorios, en los que el partido goza de mayor respaldo. 

Iceta no entró en polémicas y señaló que el PSC está en la 'Declaración de Granada' de 2013, y que no se ha movido de allí. Que la 'vía canadiense' es sólo una propuesta a debate que habrá que ver si se aprueba en el congreso, y que la Ley de la Claridad que estableciese los términos de una consulta de autodeterminación sería pactada con el Estado y, en consecuencia, no unilateral. 

Pedro Sánchez, en su cierre, dio su respaldo a Iceta al hacer hincapié en que se siente "muy cómodo" con la relación actual entre PSOE y PSC. 

Partamos de lo común, lo compartido por todos: no a Mariano Rajoy (ahora), no a la gran coalición, no a un pacto de legislatura con el PP. Pasar (ahora) a la oposición. Y que el presidente en funciones se trabaje "de verdad" su investidura, buscando apoyos entre sus afines. Esa es la posición del PSOE, la oficial, la que validó este sábado de forma unánime el comité federal, la que enunció el secretario general tras mantenerse callado 13 días y la que sin embargo no quedó plasmada por escrito en una resolución.

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