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Irene Lozano elude pedir perdón al PSOE y Sánchez saca pecho de la apertura del partido
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MITIN DE ARRANQUE DE LA PRECAMPAÑA

Irene Lozano elude pedir perdón al PSOE y Sánchez saca pecho de la apertura del partido

La exdiputada dice que su fichaje encarna el "cambio" del PSOE. El líder recalca el espíritu "reformista" de su proyecto frente al "inmovilismo" del PP y el "rupturismo" de Podemos y "los secesionistas"

El PSOE intenta pasar página de la conmoción que le supuso el fichaje de Irene Lozano, mal digerido entre sus filas. La tensión ya está rebajada gracias a que los barones echaron agua a la hoguera y a que a ninguno le interesa mantener la espita abierta a dos meses de las elecciones generales del 20-D. Cuando hablen las urnas, ya se verá. Pero la exdiputada de UPyD, número cuatro por Madrid, tenía y tiene, a juicio de sus nuevos 'huéspedes', una tarea pendiente, la de la rectificación, un mínimo gesto de cariño hacia quienes se han sentido zaheridos por sus "insultos" cuando aún estaba en la formación magenta (hasta este viernes, de hecho). Así se lo hicieron saber ayer sábado los primeros espadas del partido, empezando por el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Pero ella no da, de momento, su brazo a torcer. Mientras, el secretario general y candidato a la Moncloa, elogia la apertura de sus filas a "independientes, que no indiferentes", un contraste con lo que sucede en el PP, cuyos responsables se "avergüenzan" de su formación.

Hoy tocaba encender la precampaña de forma oficial con la presentación de todas las candidaturas socialistas, aprobadas la víspera por el Comité Federal en medio de un ambiente tenso. Tocaba darse baño de masas en el polideportivo Antonio Magariños, en el que Sánchez entrenó de joven en el Estudiantes. Pero Lozano aún sigue siendo la estrella y centro de todas las miradas. Lozano, a su llegada, acompañada por la secretaria general del PSOE-M, Sara Hernández, y sus compañeros de la lista por Madrid (todos, salvo el número siete, Eduardo Madina, que entró por otra puerta), fue abordada por los periodistas. Le preguntaron si pedirá perdón por haber llamado "corrupto" al PSOE -entre otras descalificaciones-. Eludió hacer acto de contrición. "Yo creo que el hecho de que se quiera incluir generosamente a independientes como yo es un síntoma de cómo están cambiando las cosas en el PSOE. Además, yo he sido muy beligerante en el tema de corrupción y de calidad democrática y sé que los militantes socialistas también son igual de beligerantes en estos asuntos", dio por toda respuesta.

Lozano asegura que su trayectoria “demuestra“ que tiene cosas “en común con mucha gente del PSOE“

Lozano sí dio las "gracias" a "todos los militantes socialistas" que le han transmitido su apoyo, y "muy especialmente al PSOE-M y a su secretaria general", por la "generosidad" con la que la han acogido. Ante las numerosas críticas con que ha sido recibida, señaló que comprende que existen "distintos puntos de vista", pero le caracteriza poner el "acento" en aquello que tiene "en común", y su trayectoria "demuestra", dijo, que tiene cosas "en común con mucha gente del PSOE".

El polideportivo, un lugar simbólico para el secretario general porque en él entrenó con el Estudiantes, estaba abarrotado. 4.000 personas, según la dirección, y muchas también fuera. Con la platea entregada a la que la organización fue calentando con varias entradas sucesivas. Primero, los expertos, luego los candidatos, y finalmente el 'speaker' anunció a "Pedro Sánchez y Begoña Gómez", su mujer, en correspondencia con el tono presidencial con el que el líder quiere envolver su camino a La Moncloa. El PSOE colocó a los cabezas de lista y a los diez primeros puestos de la lista por Madrid detrás de la tribuna de oradores. Pero allí no sentó a Lozano. La ubicó en un lugar mucho más discreto, junto a los expertos -ella se ha integrado también en el 'comité de sabios', para encargarse de los temas de regeneración democrática-, detrás de donde estaba sentado Sánchez. Pero no en la plataforma escalonada donde se alojó al resto de candidatos, a la vista de todos. No hubo silbidos cuando ella entró, pero la dirección prefirió curarse en salud, restándole algo de protagonismo en el mitin de arranque de la precampaña. Después, acabado el acto, se escapó también rápidamente.

Otro nombre propio este domingo era el de Luz Rodríguez, secretaria de Empleo, persona de la máxima confianza de Pedro Sánchez, miembro también de su 'comité de sabios'. La que originariamente iba a ocupar la cuarta plaza de la lista por Madrid. Pero, a última hora, fue descabalgada para dejar su puesto a Irene Lozano, y emigrar ella a su vez a la cabecera de cartel de Guadalajara. Rodríguez lo asumió, no sin consternación. Ayer decidió faltar al Comité Federal. Hoy sí acudió, se sentó al lado de Madina, aplaudió, aunque a su llegada se percibía su rostro serio.

El malestar se percibía en otro dato: sólo acudieron al Magariños dos de los siete presidentes autonómicos -el asturiano, Javier Fernández, y el manchego, Emiliano García-Page-, y otros tres barones (Rafael González Tovar, Murcia; María Chivite, Navarra, y Sara Hernández, Madrid). Ni rastro de Susana Díaz, que hoy celebra su 41 cumpleaños.

"Nunca pusimos límites ni trabas"

Sánchez no citó a Lozano durante su intervención [aquí puedes consultarla en PDF]. Ni a otro de sus fichajes personales, la excomandante Zaida Cantera, la número seis por Madrid, que sí estaba en la grada con los demás candidatos. Pero sí hizo una defensa genérica de su gesto de apertura del partido. "Nunca pusimos límites ni trabas. En un tiempo en el que dirigentes del PP dimiten o se avergüenzan del PP -dijo, a colación de las explosivas declaraciones de Cristóbal Montoro en 'El Mundo'-, nosotros abrimos nuestro partido a independientes, no indiferentes, porque siempre supimos que el PSOE es de la inmensa mayoría de los españoles. Porque el PSOE es el enorme cauce sobre el que siempre fluyen las corrientes de energía, de ilusión y las convicciones que han cambiado España y volverán a cambiarla". Algo semejante aseguró Sánchez durante el Comité Federal: que el PSOE no es "patrimonio exclusivo" de sus militantes, sino propiedad de toda la "ciudadanía progresista".

De forma más simple si cabe lo argumentó el telonero de lujo, Ángel Gabilondo, portavoz en la Asamblea de Madrid, fichaje independiente de Sánchez para las autonómicas del 24-M y, como siempre, muy aplaudido por la parroquia socialista: "El que quiere una sociedad más justa cabe aquí". Más gráfica cabe fue Hernández: el PSOE es un "proyecto de personas que se acuestan con quien quieren” y donde “no se les pide el carné de identidad”. Un proyecto, apuntó, "de faldas y también de pantalones, de mujeres valientes, de mujeres corajes y de mujeres sencillas".

Lozano, durante su etapa en UPyD, se ha preciado de atizar a los "corruptos". El secretario general también presumió de mano dura, por la "exigencia ética intachable" que demandan los ciudadanos a partidos y gobiernos, "y es lo que ha hecho el PSOE en este tiempo", con su firma de un convenio con Transparencia Internacional y con la aprobación de un código ético. "Y a veces hemos sido criticados por exigir una ejemplaridad más allá incluso de lo establecido en él", señaló, respondiendo a las críticas que recibió por fulminar a los titulares de las 'tarjetas black' de Caja Madrid y exigir su escaño al expresidente Manuel Chaves y los demás aforados por el 'caso ERE', pese a que no se ha abierto juicio oral. Actitud que, no obstante, no ha adoptado aún contra el líder de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, imputado por varios delitos de corrupción. "Soy un político limpio que dirige un partido limpio y aspira a gobernar un Gobierno limpio. Y quien se cruce en este propósito, ya sabe lo que le espera: tarjeta roja directa", advirtió, defendiendo de paso al PSOE.

Todo ello en contraste, claro, con los populares, que sufren la corrupción "de manera sistémica". "El edificio del PP se resquebraja con la aluminosis de la corrupción", señaló.

[Lee el discurso íntegro de Pedro Sánchez aquí en PDF]

"¡Presidente, presidente!"

Sánchez articuló un discurso largo, de unos 40 minutos, en el que intentó tocar varios palos y en el que reiteró sus ideas fuerzas, muy celebradas por el público, que le gritó en numerosas ocasiones "¡Presidente, presidente!" y hasta "¡Guapo!". Para empezar, dio pinceladas del estilo de su campaña: "Que nadie nos espere en la carrera de las descalificaciones", ni para "añadir más motivos al desencuentro y la fractura entre españoles". El candidato aseguró que no utilizará "el discurso del miedo", como a su juicio hace el PP, sino que se centrará en presentar un "proyecto de país para la mayoría". "Los socialistas haremos una campaña de propuestas y no de amenazas, de esperanza y no de temores".

Sánchez promete no embarrar la campaña con “descalificaciones“ ni con el “discurso del miedo“, quiere “propuestas y no amenazas“

El PSOE sabe que ha de contrarrestrar el mensaje de Mariano Rajoy de que Sánchez pacta con "radicales", y de que él mismo también lo es. El secretario general dio la vuelta a ese argumento: sí, su partido cree en las reformas "audaces y eficaces", en reformas "radicales" porque intentan resolver los problemas "de raíz".

Así que ese proyecto que él encarna, insistió, es el del cambio "seguro", "valiente", "coherente con los principios socialdemócratas". El que se sitúa entre el "inmovilismo" que atribuye a la derecha y el "rupturismo" con el que etiqueta tanto a Podemos -al que no citó explícitamente- como a los "secesionistas". El PSOE representa el "reformismo". "Hoy más que nunca -resumió-, socialismo es futuro y reforma [...]. Porque, a diferencia de otros, nuestro objetivo no es el de sumar escaños para estar en el poder, sino para poder cambiar las cosas". Hernández expresó de un modo análogo esa centralidad en la que quiere instalarse el PSOE, entre los "emergentes que no llegan" y los "emergidos que se hunden", como el PP.

Pactos y diálogo

Sánchez desgranó algunas de esas propuestas con las que comparecerá ante los ciudadanos el 20-D. "Rubricar el final" y "derogar" la reforma laboral -no dijo que no tocará, en cambio, la indemnización por despido aprobada por el PP-, acabar con la LOMCE o la 'ley mordaza', preservar el Estado del bienestar, "mejorar las instituciones democráticas" -"Hagámoslo bien, con sosiego, con diálogo, con voluntad de acuerdo, como en 1978-, emprender la reforma constitucional... Y sacó a relucir lo que entiende el PSOE por "patriotismo", que son las "aulas de los colegios públicos", o los hospitales públicos, o la lucha contra la violencia de género, o el ofrecer un futuro a los desempleados.

Hoy más que nunca, socialismo es futuro y reforma. Nuestro objetivo no es el de sumar escaños, sino poder para poder cambiar las cosas

Y habló de pactos. Pero no de alianzas futuras. No citó a Podemos (lo mentó de soslayo al hablar de "rupturistas"), ni a Ciudadanos. Sí de los consensos que tiene en la cabeza: entre generaciones, entre territorios, entre ciudadanos. Para eso su lema favorito, el que exhibe desde su proclamación como candidato, es "el cambio que une". Anticipó que el suyo será un Gobierno de "diálogo", no el del "artículo 33, que es el del mal gobernante". Gabilondo también se refirió a los pactos, pero para elevar la moral a los suyos. "El pacto con nosotros mismos, con nuestras propias convicciones", glosó el exministro, que pidió a los asistentes no caer en lo "cómodo", el "desaliento". Un mensaje para poner a punto los motores de la campaña.

La grada socialista, desde luego, estaba animosa. Respondía a las arengas del líder, se crecía con las referencias a la historia, al "puño y la letra socialista", a la llamada a la ilusión y al "es posible ganar entre todos". Las encuestas aún no le dan como vencedor. Pero, al menos, sí reflejan que hay partido. Y eso ya es mucho para una fuerza que viene del subsuelo y de lamerse las heridas por sus derrotas.

El PSOE intenta pasar página de la conmoción que le supuso el fichaje de Irene Lozano, mal digerido entre sus filas. La tensión ya está rebajada gracias a que los barones echaron agua a la hoguera y a que a ninguno le interesa mantener la espita abierta a dos meses de las elecciones generales del 20-D. Cuando hablen las urnas, ya se verá. Pero la exdiputada de UPyD, número cuatro por Madrid, tenía y tiene, a juicio de sus nuevos 'huéspedes', una tarea pendiente, la de la rectificación, un mínimo gesto de cariño hacia quienes se han sentido zaheridos por sus "insultos" cuando aún estaba en la formación magenta (hasta este viernes, de hecho). Así se lo hicieron saber ayer sábado los primeros espadas del partido, empezando por el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. Pero ella no da, de momento, su brazo a torcer. Mientras, el secretario general y candidato a la Moncloa, elogia la apertura de sus filas a "independientes, que no indiferentes", un contraste con lo que sucede en el PP, cuyos responsables se "avergüenzan" de su formación.

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