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Radiografía de una izquierda fracturada
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LA EXPECTATIVA DE LA confluencia SE ALEJA A 77 DÍAS DEL 20-d

Radiografía de una izquierda fracturada

Queda poco más de un mes para que se registren las listas, y el mosaico sigue confuso, pero se consolida la idea de la competición Podemos-IU, y aún cabría un tercer bloque liderado por Llamazares

Foto: Alberto Garzón y Pablo Iglesias, en su primera reunión, el 24 de junio en Madrid, en la sede de Podemos. El pasado 1 de octubre se encontraron de nuevo, en secreto, en la casa del candidato de IU. (EFE)
Alberto Garzón y Pablo Iglesias, en su primera reunión, el 24 de junio en Madrid, en la sede de Podemos. El pasado 1 de octubre se encontraron de nuevo, en secreto, en la casa del candidato de IU. (EFE)

Las relaciones de fuerzas en la izquierda han cambiado tras el fracaso electoral de la candidatura unitaria Catalunya Sí que es Pot el pasado 27-S. La confluencia entre Podemos e IU se perfila como prácticamente imposible, las formaciones de izquierda de ámbito autonómico renegocian sus preacuerdos con el partido liderado por Pablo Iglesias y Equo se debate entre converger con unos u otros. Las piezas del puzle de la confluencia se han desencajado en apenas unos días y lo único que parece más seguro es que no habrá una única fuerza unitaria a la izquierda del PSOE en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre. Quedan 77 días y la izquierda sigue invocando la unidad, pero paradójicamente se fractura.

Podemos ha sido la fuerza hegemónica en el debate de la confluencia, siempre con la máxima de que la unidad popular pasase por integrar al resto de actores políticos en sus listas, manteniendo sus siglas y logo en la papeleta electoral. Sin aceptar acuerdos a nivel estatal, sino en el ámbito autonómico y negociando con plataformas aglutinadoras de partidos y sociedad civil, provincia por provincia, la formación morada cerró así la puerta a un pacto conjunto con IU.

La lectura autocrítica de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón ante el “traspié” de las catalanas no hace más que reforzarlos en su intención de que “la papeleta del cambio” para las generales sea la de Podemos. “Tenemos la convicción de que mucha gente que está esperando a las generales para votar Podemos no nos encontró el domingo entre las papeletas de los colegios electorales”, explicaban este sábado en una carta abierta firmada por ambos dirigentes.

“Creemos que es una buena decisión, acorde con la plurinacionalidad de nuestro país, construir encajes diferentes en sistemas políticos diferentes, y Catalunya claramente necesita una candidatura diferente. Pero nos reafirmamos al mismo tiempo en que la palanca para multiplicar fuerzas y tender la mano a mucha gente distinta por el cambio político y la recuperación de la soberanía popular tiene un nombre fraguado en este año nada sencillo. Por eso Podemos será el nombre y eje articulador de la candidatura del cambio para las elecciones generales”, aseguraban el número uno y dos de la formación morada.

Preacuerdo en Galicia

Las negociaciones sobre la confluencia se limitan en estos momentos a Cataluña, Galicia, Valencia y Aragón. En todos estos territorios están ya avanzados los acuerdos, pero tanto los gallegos de Anova como los valencianos de Compromís presionan para que sus marcas no se subordinen a la formación morada. El preacuerdo firmado en Galicia por Anova, Esquerda Unida y Podemos-Galiza estima que el encaje jurídico y político de esta candidatura unitaria concibe al “pueblo gallego como sujeto político soberano”. En este sentido, el documento añade que “se operará en consecuencia con este principio para todos los efectos y en todos los planos: político, jurídico, simbólico, comunicativo y organizativo”. Desde Anova defienden que “este punto del acuerdo invalida el hecho de que la papeleta sea 'Podemos'o 'Podemos-mareas'. Lo simbólico se refiere a la marca”, sentencian.

La lectura autocrítica de Iglesias y Errejón ante el “traspié” del 27-S es que “la papeleta del cambio” para las generales debe ser la de Podemos

En Valencia, Compromís está más dividida sobre los pasos que deben darse. Las bases del Bloc Nacionalista Valenciá ya expresaron su 'no' rotundo a una alianza con al formación morada, mientras que otros dirigentes como la vicepresidenta del Consell, Mònica Oltra, líder del partido Iniciativa del Poble Valencià (IdPV), una de las patas de la coalición, abogan por el entendimiento, incluso abriendo la puerta a hacerlo con Esquerra Unida (la marca de IU en la comunidad). Eso sí, también se muestran reacios a subordinarse a Podemos tanto en el plano organizativo como en el de la marca.

Ayer sábado, de hecho, el 81% de la asamblea general de IdPV aprobó ir en coalición con la formación de Pablo Iglesias el 20 de diciembre. "No es patriota quien se encierra en sus fronteras o en sus siglas", defendió Oltra. También la asamblea de VerdsEquo, otra de las partes de Compromís, decidió lo mismo, negociar con Podemos y con otras fuerzas, por un 75%. En el lado del 'no', por tanto, se quedan el Bloc (mayoritario dentro de la coalición) y Gent de Compromís, que aglutina a los independientes que no están alineados con ninguno de los tres ejes integrantes de la alianza nacionalista de izquierdas. El próximo martes se reúne la ejecutiva de Compromís para intentar ir ahormando una posición, aunque muy probablemente la decision final todavía tardará unos días más en ver la luz. Desde IdPV, confían en que haya acuerdo, y creen que la posición del Bloc, que lidera el presidente de Les Corts, Enric Morera, es más "de fuerza de cara a la negociación con Podemos" que una negativa "en redondo" a concurrir de la mano, según manifiesta a este diario uno de los principales colaboradores de Oltra.

Podemos pide ir delante

Iniciativa "no contempla" por ahora la posibilidad de que Compromís se divida para las generales, que cada uno vaya por su cuenta (el Bloc, solo, y la formación de Oltra y VerdsEquo, con Podemos), pero si ocurriera, cree que no sería dramático porque no se pondría en riesgo ni la coalición ni el Gobierno de la Generalitat.

Iglesias y su número dos se aferran a su posición hegemónica en la izquierda, y no están dipuestos a dejar a un lado su identidad de partido, pero al mismo tiempo entienden que tras el 27-S “no hay más salida que sumar fuerzas para el cambio político, la democracia y la fraternidad de la gente en común, siguiendo el ejemplo de las alcaldías de Madrid y Barcelona, ayer enfrentadas y hoy hermanadas en la defensa de la gente”.

Este mismo domingo, el secretario general de Podemos en la Comunidad Valenciana, Antonio Montiel, subrayaba en una entrevista en Efe que si finalmenTe concurre con Compromís, el nombre de la formación morada debe ir primero, no por "egoísmos", sino porque se ha de pensar "en clave" de generales y porque, aprendida la "lección" de las catalanas, Podemos es capaz de ejercer de "rótula" y de "articulador" de la pluralidad.

Apuesta por Ahora en Común

Izquierda Unida, mientras, no se mueve de su baldosa. Y su baldosa es la apuesta por Ahora en Común, un espacio de confluencia que, con el paso de las semanas, se ha ido desbaratando cada vez más, sin ser siquiera homogéneo en toda España. Está más consolidado en Aragón (en Ahora Aragón en Común participan Chunta Aragonesista y otras pequeñas formaciones, por ejemplo), pero mucho menos en Madrid, epicentro de las generales. En la capital, de hecho, abandonó ya el grupo promotor y tiene las maletas medio hechas Equo. Y no sólo es es el obstáculo: los impulsores de la plataforma registraron la marca Ahora en Común ante el Ministerio del Interior, pero están dispuestos a enterrarla si hay finalmente competición con Podemos. Por eso se han inscrito unas nuevas siglas, Unidad Popular en Común, propiedad de tres abogados del bufete Boye-Elbal y Asociados.

En IU reina el pesimismo y se ve complicada la unidad con Podemos, aunque la postura oficial es seguir intentando la alianza hasta el último minuto

El Consejo Político Federal (CPF) de IU, su máximo órgano de dirección, avaló este sábado, por un 89,38%, mantener la apuesta por AeC, porque ese es el espacio "cómodo" de la confluencia para IU, en el que, con sus déficits, se siente reflejada. Como validó seguir persiguiendo hasta el último minuto la unidad con Podemos, de igual a igual. En el fondo, no le quedaba otra. Como expresaban varios responsables consultados, ya no hay tiempo para otras maniobras, para rectificar el camino andado. Alberto Garzón se presentará a las primarias de AeC que se celebrarán a mediados de octubre, con el fin de convertirse no sólo en el aspirante de IU a la Presidencia del Gobierno, sino en el "candidato de la unidad popular". En su equipo más cercano, insisten en que si esas primarias toman vuelo y se registra una gran movilización, el diputado se reforzará de cara al paso siguiente: la negociación con Podemos. La formación morada se ha negado a participar en esas votaciones.

Pero son los más fieles a Garzón los que levantan la vela del optimismo. Los que hablan, incluso, de que habrá acuerdo "con un 90% de posibilidades". Pero ese no es el clima dominante en IU. Ni en el 'triunvirato' que gobierna la federación —Cayo Lara, su secretario de Organización, Adolfo Barrena, y el coordinador de la Presidencia y líder del PCE, José Luis Centella— ni en muchos otros dirigentes. Ni siquiera Andalucía, principal sostén territorial del diputado por Málaga, cree que al final cuajará la convergencia, como se vio en la reunión del sector mayoritario que apoya a Lara el jueves en la Cámara baja, horas antes del encuentro Garzón-Iglesias.

"No podemos ser lacayos"

"Hemos asistido a un funeral", decía plásticamente un miembro del CPF a la salida. Por el ambiente de pesimismo y porque IU es consciente de que, si no hay alianza, se aboca al precipicio. A una crisis interna de proporciones casi semejantes a las de 2008, cuando la única representación en el Congreso recayó en Gaspar Llamazares y, por parte de ICV, Joan Herrera. En el núcleo duro creen que, incluso en el escenario de competición con Podemos, podrían arañar más de cinco diputados, por Madrid y Sevilla y por los que lleguen producto de la convergencia en Galicia o Cataluña.

"Pero si hay boda, ya habrá que hablar de los detalles del banquete y de la fiesta", señalaba un alto cargo de la federación. O sea, que si hay unidad, IU ya advierte de que no está dispuesta a tragar con las condiciones de la campaña catalana, que fue acaparada por Podemos, donde se evitó que Iglesias y Garzón comparecieran juntos en el escenario (incluso en el mitin de cierre), donde se relegó al diputado por Málaga, a ICV y a EUiA a un papel de secundario, donde se vetó incluso a Centella en los actos, como ratificaban fuentes del entorno del secretario general del PCE. Lara escribió en su informe que las causas del fiasco de Catalunya Sí que es Pot hay que encontrarlas en la "polarización" creciente entre el 'sí' y el 'no' a la independencia, aunque también lo achacó a que la "pluralidad" de la campaña fue "manifiestamente mejorable".

La última reunión entre Garzón e Iglesias, en la casa del diputado de IU, y a la que asistieron otros dos dirigentes de cada parte, no sirvió para desatascar el bloqueo. Podemos no cambia su hoja de ruta y la federación no está dispuesta a diluirse en la formación morada. "No nos pueden pedir que nos metamos en sus listas como independientes y que entreguemos las armas", "no podemos ser sus lacayos", han venido quejándose responsables de IU en estos últimos días. También por eso Garzón ya ha dejado claro que no concurrirá a las generales por Málaga: que su sitio es Madrid, como todo candidato a la Presidencia del Gobierno. "Aceptar eso ya nos fragilizaba en exceso", afirma un diputado que hasta ahora era un entusiasta de la confluencia.

Centella, por su parte, plantea presentarse a las primarias de AeC por Sevilla, por donde fue elegido parlamentario hace cuatro años. La Permanente del PCE lo apoyó el jueves pasado, aunque él sigue deshojando la margarita y esperando el sentir de las bases. Pero ello complicaría más la convergencia, por el rechazo que causa la vieja guardia en Podemos.

La espita de Izquierda Abierta

Las consecuencias del terremoto catalán se dejan notar también en el partido de IU liderado por Gaspar Llamazares, Izquierda Abierta, reacio desde el principio a “subordinarse” a Podemos. “Catalunya Sí que es Pot resume lo que no debe ser la convergencia”, alertaba esta semana el portavoz de IU en el Parlamento asturiano, aduciendo falta de participación (como no celebrar primarias) y la “marginación de todo lo que no fuese Podemos y Pablo Iglesias”. IzAb ya ha dado un golpe sobre la mesa: dejar de asistir a los órganos federales de IU. Pero no dimite de sus cargos ni abandona la federación. Discrepa asimismo de la estrategia de Garzón y de la apuesta por AeC, un espacio que entiende "fracasado".

IzAb descarta participar en una “operación de desembarco“ en Podemos y prefiere una izquierda “integradora“ y no “subordinada“ a Iglesias

Llamazares descarta su participación en una “operación de desembarco” en la formación morada, a la que también se ha negado en el último minuto Garzón, y apuesta por reconstruir el espacio de la “izquierda transformadora” de cara a las elecciones generales, al margen de Podemos. El diputado asturiano y ex coordinador general de la federación ya ultima una lista, un plan b, en caso de que IU no sea el actor que defienda ese espacio de izquierdas. Pero por ahora es eso, un plan b.

Desde hace varias semanas baraja la creación de una candidatura alternativa, que contaría con el respaldo del exjuez Baltasar Garzón, la abogada y cofundadora de IU Cristina Almeida, el exdirector general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza, el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo o la ex secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas Beatriz Talegón, además de colectivos como Convocatoria Cívica, Los Verdes o Somos Izquierda. Su principal objetivo pasa por reorganizar a los sectores y referentes políticos “inquietos” con la situación actual para reorganizarse en una candidatura que preserve la etiqueta “izquierda”.

Equo se descuelga de AeC

En la cúpula de IU se malician que lo que pretende IzAb es, simplemente, armarse de fuerza de cara a la negociación de las listas, para evitar verse excluidos de las mismas y que no sean copadas por los cercanos a Garzón. "Pero pretender negociar cuando te has ido de los órganos es un poco difícil", advierten desde la dirección.

En todo caso, que la izquierda se fracturase en tres bloques —Podemos, IU (y Ahora en Común) y el frente liderado por IzAb— sería, para la federación, el "peor escenario", un "desastre". Sobre todo porque, como se hartan de repetir sus máximos dirigentes, Lara y Garzón, el objetivo es frenar al bipartidismo y detener las "políticas neoliberales", y ahormar una candidatura unitaria capaz de ganar, no de situarse en una tercera plaza, con unos resultados que ronden los que obtuvo IU en su mejor momento, 1996 (21 escaños). Lo que más se deplora es que, si finalmente hay varias listas de la izquierda, los perjudicados serán "los débiles, los trabajadores, todos aquellos que anhelan un cambio".

Este lunes se conocerá el resultado del referéndum exprés convocado por Equo este fin de semana. En él se pregunta a afiliados y simpatizantes si prefieren participar "en candidaturas conjuntas que incluyan a Podemos" o en aquellas en torno a IU. La apuesta del candidato y coportavoz del partido verde, Juantxo López de Uralde, es clara: "Podemos es la que tiene una posición mayoritaria y más importante en las encuestas. Es la que realmente tiene condiciones para liderar este proceso, y es fundamental que esté en ese proceso de confluencia". Por eso Uralde no se presentará a las primarias de AeC, porque consideran que es un "choque de trenes" entre Podemos e IU. Si las bases respaldan a su líder, Equo se empotraría dentro de las listas de la formación morada, como ocurrió, por ejemplo, en las andaluzas, o en las autonómicas en Madrid.

El tira y afloja entre Garzón e Iglesias seguirá en las próximas semanas. Casi hasta el último minuto, como suele suceder en la izquierda. Pero hay fechas improrrogables: el 6 de noviembre, deberán estar registradas las coaliciones electorales, y el día 16, las candidaturas. Para entonces, todo debe estar atado. O desatado. Pero sin grises.

Las relaciones de fuerzas en la izquierda han cambiado tras el fracaso electoral de la candidatura unitaria Catalunya Sí que es Pot el pasado 27-S. La confluencia entre Podemos e IU se perfila como prácticamente imposible, las formaciones de izquierda de ámbito autonómico renegocian sus preacuerdos con el partido liderado por Pablo Iglesias y Equo se debate entre converger con unos u otros. Las piezas del puzle de la confluencia se han desencajado en apenas unos días y lo único que parece más seguro es que no habrá una única fuerza unitaria a la izquierda del PSOE en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre. Quedan 77 días y la izquierda sigue invocando la unidad, pero paradójicamente se fractura.

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