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Díaz culmina su jugada más arriesgada con la convicción de una mayoría suficiente
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CIERRE DE CAMPAÑA en adalucía

Díaz culmina su jugada más arriesgada con la convicción de una mayoría suficiente

Sánchez, al que el público ha aclamado como "presidente, presidente", ha acompañado a Susana Díaz en el mitin de cierre de la campaña al que han asistido 5.000 personas, según la organización

Foto: Acto de cierre de campaña del PSOE en Sevilla. (Reuters)
Acto de cierre de campaña del PSOE en Sevilla. (Reuters)

Sevilla se convirtió en el centro de todas las miradas políticas del país. Entre las siete y las diez de la noche todos los líderes nacionales estaban en la capital andaluza arropando a sus candidatos en el punto y final a las dos semanas de campaña de las elecciones andaluzas. El PSOE tuvo que cambiar su ubicación días atrás por el riesgo de lluvia. No se equivocó. Tarde gris con llovizna permanente. Querían despedirse a orillas del río Guadalquivir, en un bonito enclave sevillano, pero el mal tiempo forzó el traslado a un pabellón deportivo de la Universidad Pablo de Olavide. Hubo lleno. Hasta 5.000 personas, según la organización. Autobuses de toda Andalucía. Y quejas de algunos parroquianos. Un grupo de señoras se quejaba de que el sitio se había quedado “chico”. “Esto es impropio. Nosotros somos los que deberíamos estar en el Velódromo de Dos Hermanas”, decía otra.

Podemos, a la misma hora,llenaba con Pablo Iglesias el que ha sido lugar fetiche de los socialistas durante décadas. Hubo guerra de cifras previas. PSOE y PP, que también se trasladó a ese lugar en 2009 como desafío a los socialistas, habían hablado siempre de entre 30.000 y 20.000 personas como aforo. Podemos lo había rebajado a 12.000. Con todo, el de Iglesias fue el cierre más multitudinario.

Y también el PP buscó su sitio en el tablero del cierre de campaña en Sevilla. Mariano Rajoy convocó a los andaluces a "no eternizar" a los socialistas en el poder votando a formaciones "bisagra" y advirtió de que la lideresa andaluza tiene "la maleta en la puerta para no ir a ninguna parte, pendiente primero de las primarias socialistas y luego de las secundarias andaluzas".

A los partidos les gusta exhibir músculo y poderío. Saben del efecto psicológico de las plazas abarrotadas. Casi media hora antes del horario previsto para que arrancara el mitin, se colgó el cartel de lleno a las puertas del PSOE. Se quedó gente fuera. Quedaba todavía media hora para que Susana Díaz, chaqueta verde, embarazo ya notable, subiera al escenario y lagente rompiera a corearla como presidenta.

Si había algo demorboen el primer encuentro de Sánchez y Díaz, en este segundo lo había más. En aquel mitin de Vícar, el primero en el que participaba el secretario general, se palpó latensión. El líder nacional entonó ese“Tú a San Telmo, yo a la Moncloa”y a la dirigente andaluza no le gustó ni mucho ni poco, sino más bien nada.

Ella ha insistido en que la presencia de Sánchez se haya reducido a dos actos, frente a las ocho visitas de Mariano Rajoy desde que se anunció el adelanto electoral, es “normal”. Entre ambos la relación volvió a ser fría, pero esta vez sin exabruptos. Estuvieron sentados juntos en primera fila flanqueados por la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, y por la secretaria general del PSOE de Sevilla, Verónica Pérez. Se hablaron lo imprescindible. Poco. Por mucho que a los socialistas les moleste que los periodistas estén pendientes de lo que llaman “el cotilleo” no es tal, sino la relación entre quien aspira a ser candidato del PSOE en las generales y la jefa de la federación más potente, la andaluza. Y no es buena. Hoy se toleran. Poco más.

Juan Espadas, candidato socialista a la alcaldía de Sevilla abrió el mitin. Fue curioso como repartía equilibradamente piropos entre Díaz y Sánchez. El secretario general habló del “baluarte que supone Susana frente a la derecha del dolor”. “Me siento muy orgulloso de Susana Díaz como secretaria general del PSOE andaluz y presidenta de la Junta de Andalucía”, proclamó. Se refirió a “dos gigantes” de la política, Felipe González y Alfonso Guerra, y el auditorio se vino abajo. Pronosticó una “victoria aplastante el 22 de marzo que servirá, dijo, para abrir “un tiempo de cambio en toda España”.La victoria del socialismo andaluz es la victoria del conjunto del PSOE”, dijo. Díaz no tampoco esta vez se subió a ese carro. Está claro que si el próximo domingo hay triunfo de las siglas socialistas se inyectará una dosis de moral importante en todo el partido. Aunque la haya logrado Susana Díaz en una campaña absolutamente personalista, en torno a su figura política, y con las siglas socialistas sin aparecer en los carteles. Frente a esa estrategia, Sánchez desglosó una especie de decálogo de razones para votar al Partido Socialista Obrero Español, con todas las letras.

Y subió la candidata. Quizás el cartel electoral que más se juega el domingo. La presidenta que decidió adelantar las elecciones un año para no depender de IU ni dejar crecer a Podemos y que podría enfrentarse a un panorama postelectoral de pesada digestión. “Quedan 48 horas para que ganemos en Andalucía”, chilló para arrancar. Díaz asegura que es una de las campañas “más bonitas” que ha vivido. Su empeño, su titular, estaba claro: “Es un momento histórico”, equiparable al 28 de febrero. Desglosó el que ha sido su argumentario de campaña, lo que lleva dos semanas repitiendo cada día en una media de cuatro actos diarios. Mientras Díaz habla su marido, en segunda fila, atendía con una de sus sobrinas favoritas en brazos. El padre de la candidata socialista se emociona.

Díaz insiste en que “los mejores años” están por venir. “No le temo a nada. No tengo miedo a nada”, insiste a gritos. No despeja su futuro político, pero sí que da pistas. Asegura que los andaluces le piden “un Gobierno estable con una presidenta que se dedique a ellos, nada más que a ellos, eso es lo que quiere Andalucía y lo que me piden en todos los rincones”. Le dice miarma” al presidente Rajoy, para reprocharle que sé cuenta ahora, después de tres años de gobierno, de que le importa Andalucía. Le va a recordar cada una de sus promesas, insiste una y otra vez. Casi nunca deja de hablar en primera persona. “Voy a sacar adelante esta tierra, vamos a crear empleo, nadie nos va a parar, nadie nos va a detener. A Andalucía no la para nadie”, chilla y la gente irrumpe en aplausos.

En el mitin no falta ni “su cuñado”, que ha tenido que emigrar para buscar trabajo, ni su defensa de sus orígenes humildes. Cuando reivindica que es la primera de su familia que llegó a la universidad, su padre agacha la cabeza y se frota los ojos. “Habéis conseguido que la hija de un obrero llegue a ser presidenta de la Junta”, había proclamado antes. “Cuando me vaya me iré a mi barrio, con mi gente, a sacar adelante a mi hijo”, dice.

Susana Díaz se calzó unas manoletinas casi planas hace dos semanas y no se ha cambiado de zapatos. Ha recorrido Andalucía. Más de 12.000 kilómetros. Primero, pequeños pueblos, el fortín del PSOE. Para terminar, ciudades grandes y medias, el fortín del PP, el voto urbano donde pueden sentir el sorpasso de Podemos. Da la impresión de que su campaña ha afianzado su imagen entre quienes ya eran sus devotos. Lo que no está tan claro es si habrá logrado convencer a parte de ese 41% de indecisos que arrojó el CIS de arranque de la campaña. Ellos tienen la clave para que pueda “ganar bien”, como ha pedido. Al PSOE federal le han trasladado muy buenas vibraciones, asegura el secretario de Organización, César Luena. Tienen datos por encima de la media que dan las encuestas, aseguran. El domingo a estas horas ya se sabrá.

Sevilla se convirtió en el centro de todas las miradas políticas del país. Entre las siete y las diez de la noche todos los líderes nacionales estaban en la capital andaluza arropando a sus candidatos en el punto y final a las dos semanas de campaña de las elecciones andaluzas. El PSOE tuvo que cambiar su ubicación días atrás por el riesgo de lluvia. No se equivocó. Tarde gris con llovizna permanente. Querían despedirse a orillas del río Guadalquivir, en un bonito enclave sevillano, pero el mal tiempo forzó el traslado a un pabellón deportivo de la Universidad Pablo de Olavide. Hubo lleno. Hasta 5.000 personas, según la organización. Autobuses de toda Andalucía. Y quejas de algunos parroquianos. Un grupo de señoras se quejaba de que el sitio se había quedado “chico”. “Esto es impropio. Nosotros somos los que deberíamos estar en el Velódromo de Dos Hermanas”, decía otra.

Pedro Sánchez Susana Díaz Sevilla
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