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Los seis grandes enigmas políticos que resolverán las urnas en Andalucía
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PUNTO Y FINAL A LA CAMPAÑA

Los seis grandes enigmas políticos que resolverán las urnas en Andalucía

¿Empieza un nuevo ciclo político? ¿Se la juega Rajoy por haberse expuesto? ¿Se desinfla Pablo Iglesias? Son algunas de las cuestiones que tendrán respuesta el próximo domingo

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Acabó la campaña de las elecciones andaluzas. Los candidatos llegan a la línea de meta con miles de kilómetros a las espaldas y las voces agotadas de pregonar sus mensajes a lo largo y ancho de Andalucía. Este viernes todos los líderes nacionales estarán en Sevilla para arropar a sus candidatos. Hacía mucho tiempo que unas elecciones andaluzas no concitaban tanto interés nacional. El domingo, 22 de marzo, los andaluces señalarán un mapa político preludio de lo que puede ocurrir en las municipales y generales de este mismo año. Las incertidumbres son muchas. Las encuestas han sido tozudas en pronosticar una victoria del PSOE de Susana Díaz sin mayoría suficiente para formar gobierno. Sin embargo, la sensación en todos los partidos es que puede haber sorpresas. Son muchas las incertidumbres. “Cuando las urnas hablan se entienden perfectamente”, ha dicho la socialista. Los andaluces dirán.

¿Empieza un nuevo ciclo político?

El bipartidismo ha muerto, proclaman los nuevos partidos. Queda por ver si de verdad se abre un nuevo ciclo político. Los sondeos apuntan a un futuro Parlamento andaluz de, al menos, cinco fuerzas políticas. Podemos y Ciudadanos pueden entrar en la Cámara con un papel decisivo. La inestabilidad y las dificultades para conformar gobierno obligará a los actores tradicionales de PSOE y PP a estrenar nueva cultura política. Toca negociar y cerrar acuerdos. Los pactos postelectorales que se cierren en Andalucía influirán de forma determinante.

El escenario tras el domingo podría ser muy complicado de gestionar. Si Podemos y Ciudadanos, como dicen los sondeos, tienen la llave de un futuro gobierno, se antoja difícil pensar que quieran llegar a acuerdos. La foto fija de un pacto con el PSOE a pocos meses de las generales puede arruinar la carrera política de sus líderes nacionales, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Se juegan demasiado. El presidente del PP, Mariano Rajoy, es el único que ha señalado un camino. Dejarán gobernar la lista más votada. El PP facilitaría la investidura de Díaz. Quizás en un trueque para que ocurra lo mismo en La Moncloa. La candidata socialista lleva semanas negando que vaya a pactar con PP o Podemos. Sus alternativas serían Ciudadanos e Izquierda Unida. Con ninguno lo va a tener fácil.

¿Ha errado Díaz con su campaña personalista?

La socialista Susana Díaz se puso al frente de una jugada política de alto riesgo cuando decidió romper con Izquierda Unida y adelantar un año las elecciones andaluzas. Los resultados dirán mucho sobre su futuro político. Una victoria pírrica, con más daño para el vencedor que el vencido, e insuficiente para formar gobierno, delataría que ha sido capaz de resistir al embate pero también que no acertó al romper su Gobierno de coalición. Si no logra “ganar bien”, como ella ha pedido reiteradamente, con una mayoría amplia, habrá hecho un pan con unas tortas. Cuando decidió convocar, los socialistas manejaban sondeos internos con hasta 50 de los 109 escaños del Parlamento. Las encuestas externas le dan entre 40 y 45.

Susana Díaz se lo ha jugado todo a la carta de Susana Díaz. La foto de la campaña la publicó Alejandro Ruesga en El País. Ella señalando con énfasis un cartel del “yo” que le acompaña en todos sus escenarios. No aparecen las siglas del PSOE tras 33 años en la Junta y con casos pendientes en los tribunales como los ERE o el fraude de los cursos de formación. El #YoconSusana que ha recorrido las redes sociales demuestra la apuesta por su propia marca. El PP ha explotado su “soberbia” como característica política. La presencia de Pedro Sánchez ha sido testimonial y tensa. Durante sus 18 meses como presidenta de Andalucía, Díaz logró elevar su liderazgo al ámbito nacional. El “tiempo nuevo” que defiende con su nombre propio está ahora a prueba. Ha asumido en primera persona el riesgo de convocar elecciones. Si sale airosa, tendrá manos libres para decidir sobre su salto a Madrid en el medio plazo. Si sus resultados no son los esperados, su liderazgo político se debilitará. Hablarán los andaluces, pero existe la impresión de que su personalidad política, la misma que conquistó a los grandes del Ibex 35 y las altas instituciones del Estado, se ha expuesto demasiado. Su papel, por ejemplo, en los debates televisivos, no le ha beneficiado.

¿Se la juega Rajoy por haberse expuesto?

El lunes Mariano Rajoy comparecerá ante el Comité Ejecutivo Nacional de su partido. Deberá explicar los resultados cosechados la noche antes en Andalucía. Los sondeos se empeñan en un descalabro del PP. Claro que las encuestas también pronosticaron insistentemente una mayoría absoluta de Javier Arenas en 2012 y se equivocaron. Pese a que ganó el PP, fue el primer aviso. El presidente del Gobierno se ha puesto en la primera línea en estas elecciones andaluzas. Él mismo, sus ministros y los dirigentes de Génova han visitado Andalucía en estas últimas semanas mucho más que en toda la legislatura. Rajoy, al que Susana Díaz se ha dirigido toda la campaña como su adversario político, puede encajar una primera derrota complicada en el arranque del año electoral. Sus alertas contra los “bisagristas”, contra Podemos y Ciudadanos, han capitalizado sus mensajes de campaña. Génova alertó de la posible fuga de votantes al partido de Albert Rivera y éste se ha convertido en diana de los azotes verbales del PP casi en la misma medida que el PSOE o el partido de Pablo Iglesias.

El candidato popular, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha crecido en liderazgo interno en sus filas durante la campaña,aunque no se sabe si esto es suficiente. Arrancó como un candidato con bajo índice de conocimiento. Ha dejado claro, lo hizo desde que llegó, que continuará al frente del partido porque tiene un proyecto a medio y largo plazo. La estrategia del PP puede señalar a Rajoy como perdedor por delante del candidato andaluz.

Ciudadanos, ¿revelación o marketing?

La gran sorpresa de la campaña de las elecciones andaluzas ha sido Ciudadanos. El partido de Albert Rivera partía sinapenas opciones, como mucho dos diputados, según las propias cábalas internas de la formación, y en el ecuador de la campaña las encuestas lo señalaron como decisivo con un grupo de entre diez y quince diputados. El candidato andaluz, Juan Marín, lleva ocho años gobernando en coalición con el PSOE en el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda. La marca es Rivera. El político catalán sabe que arriesga buena parte de su crédito político si da paso a una alianza con Susana Díaz. La factura en unas generales puede ser elevada. Andalucía puede ser su gran bautizo fuera de Cataluña. Se abrirá la puerta para su consolidación como partido en toda España.

Podemos, ¿se desinfla Pablo Iglesias?

Es quizás una de las mayores intrigas. Podemos se enfrenta por vez primera a los votantes tras su irrupción en las elecciones europeas. Durante meses, este partido aún extraparlamentario ha protagonizado el debate político nacional. Su aparición ha obligado a los partidos que ellos llaman de “la casta” a cambiar mensajes y estrategias. Que Pablo Iglesias ha sacudido el tablero político es una certeza. Que este partido tenga de verdad el amplio respaldo ciudadano que llevan meses augurando los sondeos es lo que está por ver.

Podemos, con la candidata andaluza Teresa Rodríguez al frente, ha protagonizado una campaña algo plana. Saben que cualquier error les puede costar caro y han caminado estos días con pies de plomo. Anunciaron un cierre de campaña espectacular en el Velódromo de Dos Hermanas, lugar fetiche de los socialistas, y en las últimas horas han ido rebajando las expectativas. El estallido del caso de Juan Carlos Monedero o la inhabilitación de Iñigo Errejón por la Universidad de Málaga han repercutido en negativo. Podemos advierte de que “la verdadera sorpresa” la darán el 22 de marzo.

¿Sobrevive Izquierda Unida?

Izquierda Unida cierra la campaña mejor, anímicamente, de lo que la empezó. Con el apoyo de Syriza y tras un mitin multitudinario que supuso el regreso de Julio Anguita a las tablas políticas, el candidato Antonio Maíllo llega a la meta. Las andaluzas medirán el daño que Podemos es capaz de infligir en estas siglas. También pondrán el termómetro sobre el coste que ha tenido para IU su alianza con el PSOE en la Junta. Anguita, que sigue siendo referencia para muchos, ya marcó el camino a su partido. Alertó en contra de abrir el diálogo con los socialistas y llamó a la convergencia con nuevas fuerzas políticas como Podemos. Sus tesis son las mismas que defiende el candidato a las generales, Alberto Garzón. IU se juega casi la supervivencia y la posición desde la que podría negociar, si se abriera en algún momento esa puerta, con Iglesias.

Acabó la campaña de las elecciones andaluzas. Los candidatos llegan a la línea de meta con miles de kilómetros a las espaldas y las voces agotadas de pregonar sus mensajes a lo largo y ancho de Andalucía. Este viernes todos los líderes nacionales estarán en Sevilla para arropar a sus candidatos. Hacía mucho tiempo que unas elecciones andaluzas no concitaban tanto interés nacional. El domingo, 22 de marzo, los andaluces señalarán un mapa político preludio de lo que puede ocurrir en las municipales y generales de este mismo año. Las incertidumbres son muchas. Las encuestas han sido tozudas en pronosticar una victoria del PSOE de Susana Díaz sin mayoría suficiente para formar gobierno. Sin embargo, la sensación en todos los partidos es que puede haber sorpresas. Son muchas las incertidumbres. “Cuando las urnas hablan se entienden perfectamente”, ha dicho la socialista. Los andaluces dirán.

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