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¿Éxito o fracaso? Euskadi se queda rezagada en crecimiento pero es líder en calidad de vida
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¿Éxito o fracaso? Euskadi se queda rezagada en crecimiento pero es líder en calidad de vida

En los últimos años el País Vasco está teniendo dificultades para seguir el ritmo de crecimiento del PIB de España. Sin embargo, la brecha de producción por ocupado está en máximos desde 1990

Foto: Una Ikurriña en San Sebastián durante la celebración del Aberri Eguna. (EFE/Gorka Estrada)
Una Ikurriña en San Sebastián durante la celebración del Aberri Eguna. (EFE/Gorka Estrada)
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En el año 2023 la participación del País Vasco en el empleo nacional cayó del 5% por primera vez en la serie histórica. Aunque los registros de muy largo plazo generan algunas dudas, hay que remontarse al menos hasta la década de los cincuenta para encontrar menor participación de Euskadi en el empleo nacional. Esta cifra es sólo la punta del iceberg, por debajo hay un gran bloque de fríos datos que dan cuenta de la pérdida de relevancia de la economía vasca en el conjunto del país.

Este deterioro de la posición de Euskadi está siendo uno de los grandes debates de la campaña electoral. De hecho, es el principal argumento de la oposición para tachar al PNV de mal gestor. En las últimas cuatro décadas el País Vasco ha sido la quinta comunidad que menos ha crecido, sólo mejor que Asturias, Cantabria, Castilla y León y Aragón. Su PIB ha aumentado un 120%, 22 puntos porcentuales menos que en el conjunto de España.

Esta pérdida de relevancia evidencia los problemas de crecimiento que tiene el País Vasco. La comunidad está inmersa en un estancamiento secular agravado en los últimos años por la crisis que vive la industria europea. Las tres provincias se sitúan a la cola de España en recuperación del empleo posterior a la pandemia. Guipúzcoa es la sexta peor con un crecimiento del empleo de apenas el 3% respecto a los niveles previos a la pandemia. Álava es la novena peor y Vizcaya, la duodécima. En este periodo el empleo del conjunto del país ha aumentado un 7,5% (más del doble) y en tres provincias, Toledo, Madrid y Tenerife, supera el 11%.

Euskadi se ha quedado al margen del boom del empleo que ha vivido España y eso es un duro golpe para orgullo del votante vasco. ¿Pero cómo afecta a su cartera? Realmente estos datos de empleo dicen muy poco, o nada, sobre la situación económica en la que se encuentran las familias. El nivel de vida está más vinculado con la renta disponible, la tasa de paro o la productividad. Y en todos estos indicadores el País Vasco se sitúa en los mejores puestos a nivel nacional.

Por ejemplo, es la única comunidad autónoma de España que tiene una tasa de paro más baja que la media de la eurozona, un 5,7%. Se encuentra en una situación de pleno empleo envidiable para el resto de regiones, lo que significa que prácticamente todas las personas que quieren trabajar, pueden hacerlo. El desempleo es un factor diferencial de la calidad de vida y el País Vasco tiene apenas la mitad que el conjunto de España. Pero hay más indicadores favorables para Euskadi: su brecha de producción con la media nacional se ha ensanchado en los últimos años y está en máximos desde 1990.

Lo que significa esto es que, mientras España está creciendo de forma cuantitativa, esto es, con más trabajadores gracias a la inmigración, el País Vasco crece de forma cualitativa, mejorando la productividad de cada trabajador. Ambas ¿Y usted, lector influyente, qué prefiere, crecimiento cuantitativo o cualitativo?

La desindustrialización

El País Vasco es uno de los territorios más golpeados por el superciclo de la globalización que ha vivido el mundo en las tres últimas décadas. La deslocalización de la industria ha descapitalizado a algunos territorios ricos. En España el mejor ejemplo está en Asturias, que ha quedado arrasada por la pérdida de la minería y la industria. O, para ser más exactos, por la gestión que se hizo de la reconversión.

Euskadi logró retener a un mayor porcentaje de su industria manufacturera, que también era la más avanzada de España. Su secreto ha sido la especialización en productos más complejos, reduciendo así el riesgo de las deslocalizaciones. El informe elaborado por la Fundación Cotec en 2023 sitúa al País Vasco como la región con una economía más compleja.

Lo que se mide es la diversificación en los productos producidos y su ubicuidad, entendida como países que también los producen. Euskadi destaca en varios productos que se fabrican en pocos sitios, como maquinaria especializada o metalurgia de piezas complejas, como barras de acero inoxidable en caliente o sujetadores industriales. Esta exclusividad en la producción es la mejor garantía de futuro para las fábricas.

Aún así, Euskadi no ha sido indemne a la desindustrialización que ha sufrido Europa. El peso de las manufacturas ha pasado de superar el 35% a finales de los setenta a estabilizarse en el 21% desde la crisis financiera. Se trata de un descenso importante, pero sigue siendo la segunda CCAA con mayor peso de las manufacturas tras Navarra.

El auge de las grandes urbes

La globalización ha traído otra tendencia que impacta directamente sobre la economía vasca: el auge de las grandes empresas de servicios. Estas compañías buscan situar sus sedes nacionales en las capitales o en las mayores ciudades de los países. Esto genera economías de escala en estas grandes urbes que atraen a trabajadores y a inversores. Las tres capitales vascas no tienen el tamaño suficiente para competir por la presencia de las grandes multinacionales, por lo que juega en desventaja frente a Barcelona y, sobre todo, Madrid.

Aún así, el País Vasco ha conseguido que los servicios tomen el relevo de la industria en su crecimiento económico. El valor añadido de los servicios privados (excluyendo sanidad y educación) del País Vasco se ha duplicado en las dos últimas décadas, un crecimiento idéntico al del conjunto de España. Es cierto que no alcanza a las comunidades punteras, como es Madrid, donde la entrada de multinacionales ha provocado un crecimiento de los servicios un 20% superior.

Pero Euskadi ha conseguido un importante crecimiento de servicios de alto valor añadido, en muchos casos, anexos a su actividad manufacturera. La Estadística Estructural de Empresas del INE, que mide en detalle la situación del sector servicios, refleja esta dicotomía. La cifra de negocios entre 2018 y 2022 creció por debajo de la media nacional, un 49% en el País Vasco frente a un 51% en el conjunto nacional. Sin embargo, es la segunda CCAA en crecimiento de la inversión en activos materiales, con un aumento del 61%, más del doble que la media nacional. Y es líder en inversión en actividades científicas, técnicas y profesionales.

En definitiva, aunque el crecimiento del sector servicios no destaque por encima de la media nacional, sí está consiguiendo apuntalar la complejidad económica de la región. Esto explica que la productividad por ocupado en el sector servicios privado sea el más alto de España. En concreto, en el año 2022 (último disponible), eran un 15% más productivos que la media nacional, por encima de Baleares y Madrid.

Este dato es importante, porque desmonta el discurso tradicional de que la renta de las familias en el País Vasco es más alta que la del conjunto de España por la presencia de la industria. Es cierto que la industria genera salarios más altos, pero actualmente son los servicios privados —el 51% de la producción total— quienes determinan la situación agregada de cada territorio. Y el País Vasco también ha conseguido ser líder en productividad de los servicios. Eso sí, ninguna de sus tres capitales tiene capacidad para competir con las grandes urbes europeas en atracción de multinacionales.

La demografía

El País Vasco tiene pleno empleo y una de las rentas más altas de España. Sin embargo, los flujos migratorios hacia la región están contenidos, tanto desde el resto de España como desde el extranjero. Por ejemplo, el porcentaje de inmigrantes extranjeros en Euskadi es del 9% de la población, tres puntos menos que Navarra, tres puntos y medio menos que Aragón o cuatro puntos menos que La Rioja. Datos sorprendentes para ser una comunidad autónoma con altos salarios y trabajo para todos.

Hay dos factores que determinan los bajos flujos migratorios hacia Euskadi en las últimas décadas, el idioma y, durante muchos años, el terrorismo. Esta particularidad demográfica es de gran relevancia, ya que ha provocado escasez de mano de obra y, por tanto, salarios muy altos en comparación con el resto de España. A su vez, las empresas han tenido que adaptarse y mejorar su productividad para que los salarios fuesen rentables.

Foto: Manifestación de pensionistas en Bilbao. (EFE)

Pero el País Vasco también es una región envejecida, en parte por la escasa inmigración. Es la quinta comunidad con más población mayor de 64 años, en total, un 23,4% del total. Y también es la sexta CCAA con menos niños. Este envejecimiento no es un problema, porque los jubilados vascos tienen las pensiones más altas de toda España. La cuantía media asciende a 1.759 euros al mes para cada jubilado en 14 pagas, un 22% más que la media nacional. Estas pensiones explican que el País Vasco tenga una renta per cápita superior a la que le correspondería por PIB per cápita. En otras palabras, si se compara con la media nacional, las familias tienen más ingresos de los que deberían por su producción.

Estas pensiones son un soporte para su economía, pero son una vulnerabilidad a futuro a medida que su envejecida población vaya causando baja. Pero eso sólo será en el largo plazo, por lo pronto, las mayores pensiones en el País Vasco seguirán siendo un impulso fundamental para su economía.

Tampoco hay que olvidar el sistema fiscal tan favorable que tiene el País Vasco gracias a su Régimen Foral. Esta comunidad autónoma no contribuye a la solidaridad nacional, al contrario que el resto de regiones ricas, lo que le permite tener el gasto público más alto de España. Con estos recursos puede hacer inversiones, conceder ayudas a las empresas, potenciar la educación, etc. Sin embargo, la abundancia de recursos ha provocado que la productividad de los trabajadores públicos de Euskadi sea inferior a la media nacional. Según los datos de la contabilidad nacional, el valor añadido de cada ocupado del sector público es un 20% inferior al del conjunto de España. Cuando la necesidad no aprieta, hasta el País Vasco se olvida de la productividad.

En resumen

Después de tantos datos, toca hacer una breve síntesis compendio. El País Vasco ha conseguido mantener un nivel de vida superior al de la media nacional. De hecho, en las dos últimas décadas ha conseguido revertir la convergencia de las comunidades más pobres y alejarse de la media nacional.

Foto: Proyecto Éxodo
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Sin embargo, el estancamiento secular puede ser el principio del declive económico. ¿Cuánto tiempo podrá mantener Euskadi esta brecha con España si tiene graves problemas de crecimiento? Es más, el estancamiento de la creación de empleo contrasta con el dinamismo de las regiones que más crecen. Y no todas son las provincias de Madrid o Barcelona. Si el País Vasco no consigue engancharse a la creación de empleo, muchos jóvenes cualificados se verán forzados a emigrar para acceder a los empleos a los que aspiran.

En el caso de España está ocurriendo justo lo contrario. El PIB y el empleo están creciendo rápidamente, pero el PIB per cápita está cayendo y el desempleo sigue siendo alto. ¿Qué escenario es preferible? Aquí no hay una única respuesta y dependerá de las preferencias de cada votante.

En el año 2023 la participación del País Vasco en el empleo nacional cayó del 5% por primera vez en la serie histórica. Aunque los registros de muy largo plazo generan algunas dudas, hay que remontarse al menos hasta la década de los cincuenta para encontrar menor participación de Euskadi en el empleo nacional. Esta cifra es sólo la punta del iceberg, por debajo hay un gran bloque de fríos datos que dan cuenta de la pérdida de relevancia de la economía vasca en el conjunto del país.

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