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Operación Draghi: "Hay que transformar toda la economía europea"
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Operación Draghi: "Hay que transformar toda la economía europea"

El economista y expresidente del BCE pronunció un discurso en el que aboga por un "cambio radical" en Europa. Meloni y Orbán ya han contestado a su propuesta: "I like Draghi"

Foto: El ex primer ministro itliano Mario Draghi. (EFE/Massimo Percossi)
El ex primer ministro itliano Mario Draghi. (EFE/Massimo Percossi)
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Hay mar de fondo en Europa. La debilidad de Von der Leyen, la candidata a la Comisión del Partido Popular Europeo, es cada vez más evidente, por problemas causados por su mala gestión, pero también por los cambios ideológicos que es probable que se produzcan con las elecciones europeas. Ya se han puesto sobre la mesa los nombres de otros posibles candidatos populares, como el primer ministro croata Andrej Plenkovi o la maltesa Roberta Metsola.

El más sorprendente de los candidatos es Mario Draghi, y más aún por la persona que lo propone, Giorgia Meloni. Anteayer, en el contexto del accidentado congreso NatCon en Bruselas, Orbán fue preguntado al respecto. Su respuesta fue "I like Draghi".

Esa afirmación se produjo después del contundente discurso que Draghi pronunció en Bruselas, el 16 de abril, en la Conferencia de Alto Nivel sobre el Pilar Europeo de Derechos Sociales, en la que advertía que la UE necesita un cambio radical. Hay que recordar que en esas fechas también se hizo público el ‘Informe Letta' para sacar a Europa de su declive, que promueve transformaciones de calado para que el continente no se desindustrialice. Leídas en conjunto, las propuestas de Draghi y Letta dibujan un camino de salida bastante nítido.

Las propuestas

Draghi define con nitidez el momento: "Europa se halla sujeta a la competencia de otras regiones del mundo que ya no siguen ninguna regla y están diseñando políticas de manera proactiva para fortalecer su competitividad. En el mejor de los casos, estas políticas apuntan a redirigir las inversiones hacia sus propias economías en detrimento de las nuestras; en el peor de los casos, están diseñadas para hacernos dependientes de ellas de forma permanente".

Desde luego, Draghi se refiere a China, pero también a EEUU, cuya política industrial está intentando captar a empresas europeas de alto valor añadido para que se instalen dentro de sus fronteras, al mismo tiempo que "recurre al proteccionismo para excluir a los competidores y despliega poder geopolítico para reorientar y asegurar las cadenas de suministro".

"Hace falta una redefinición de la Unión similar a la realizada hace 70 años al crear la industria comunitaria del carbón y el acero"

Europa necesita un impulso industrial que al menos iguale la propuesta estadounidense y que refuerce poderosamente al continente frente a China. Los nuevos tiempos requieren ponerse a la altura. Se precisa una estrategia global, de la que la UE carece, para responder en sectores muy diversos. Y para ello, en última instancia, hay que "transformar toda la economía europea".

Draghi pone su mirada sobre áreas que ya han sido objeto de discusión, en la medida en que hace falta un sistema de defensa integrado, un aseguramiento de los suministros energéticos que pasan por la energía descarbonizada, producción nacional en sectores más innovadores, así como fomentar las tecnologías de vanguardia y la innovación digital. Es necesaria la inversión pública en esas áreas, pero no basta con ella. El capital privado debe jugar un papel, ya que reorientar la economía supone una tarea ingente. Volver a ser competitivos requerirá de la unión de los mercados de capitales.

La Unión Europea está en ese instante en que, para tener potencia real, necesita sacar partido de su tamaño en todos los sentidos

Trabajar en común será indispensable. Las compras de suministros, el reparto de estos, el almacenamiento y la financiación deberán ponerse en marcha en áreas esenciales desde planes altamente coordinados. Pero, una vez más, no basta con que se llegue a acuerdos sobre áreas puntuales, ya que estos no serán efectivos si no existe un vínculo más sólido entre los Estados miembros: "Hace falta una redefinición de nuestra Unión que no sea menos ambiciosa que lo que hicieron los Padres Fundadores hace setenta años al crear la industria comunitaria europea del carbón y el acero".

Lo que propone Draghi es un cambio de rumbo realmente contundente. Señala ámbitos, como la energía o la defensa, que ya han sido objeto de discusión, pero eleva la apuesta y demanda un grado de integración europea mucho mayor. Es una posición lógica: la Unión Europea está en ese instante en que, para tener potencia real, necesita sacar partido de su tamaño en todos los sentidos, y eso solo es posible si se avanza de manera ambiciosa hacia políticas comunes. La otra posibilidad aparece de manera natural: dadas las presiones internacionales, si la UE no refuerza sus lazos, estos se irán disolviendo.

Los errores y las sorpresas

Hay dos elementos llamativos en su propuesta. El primero es su mea culpa, que extiende a las instituciones europeas: "En un entorno internacional benigno, confiábamos en la igualdad de oportunidades y en un orden internacional basado en normas, esperando que otros hicieran lo mismo. Pero hoy el mundo está cambiando rápidamente. Nos cogió por sorpresa". La declaración tiene un aspecto positivo y otro negativo. Era evidente que el mundo llevaba mucho tiempo cambiando mientras Europa (y el Banco Central Europeo en primer lugar) seguían políticas estándar que hacían más profundos los males; Draghi formó parte de quienes tomaron ese camino y ahora quiere liderar la salida.

El error es reconocido de forma expresa cuando cita en su discurso la crisis de 2008: "Seguimos una estrategia deliberada de reducción de los costos salariales, que combinamos con una política fiscal procíclica, y el efecto fue debilitar nuestra propia demanda interna". Si se ha tomado conciencia de que este es otro momento, fortalecer la demanda interna, con todo lo que conlleva de aumento de recursos para los ciudadanos europeos, debería ser una prioridad, y no contentarse únicamente con dar pasos hacia la integración.

El segundo aspecto interesante es la paradójica acogida que ha merecido su discurso. Mientras Margrethe Vestager, Comisaria europea de Competencia, ha afirmado que ya hay un plan europeo para la reconversión verde y la digitalización y que no hace falta nada más, Meloni y Orbán se han puesto de parte de Draghi. Los tiempos son extraños, porque son los políticos soberanistas los que abogan por una economía europea mucho más potente, mientras que el establishment de Bruselas prefiere negar los riesgos y continuar por el mismo camino. Hay mar de fondo de Europa.

Hay mar de fondo en Europa. La debilidad de Von der Leyen, la candidata a la Comisión del Partido Popular Europeo, es cada vez más evidente, por problemas causados por su mala gestión, pero también por los cambios ideológicos que es probable que se produzcan con las elecciones europeas. Ya se han puesto sobre la mesa los nombres de otros posibles candidatos populares, como el primer ministro croata Andrej Plenkovi o la maltesa Roberta Metsola.

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