El Banco de España sube al 1,9% su previsión del PIB, pero pide "cautela" por su composición

La inesperada fortaleza económica con la que España cerró el año 2023 ha obligado a todos los analistas a revisar al alza sus proyecciones económicas para el presente ejercicio. Este martes, ha sido el turno del Banco de España, que ha subido en tres décimas su previsión de crecimiento del PIB, pasando del 1,6% al 1,9%. La economía española sigue sorprendiendo por su resistencia ante un entorno muy complicado de inflación, tipos de interés elevados y estancamiento de la eurozona.

Sin embargo, esta buena noticia no lo es tanto si se mira el detalle de los números. "Son sorpresas positivas, pero con cautela", ha explicado el director de Economía y Estadística de la entidad, Ángel Gavilán. La revisión al alza se debe a dos causas, fundamentalmente. La primera de ellas es a la sorpresa del dato del crecimiento en el cuarto trimestre: el BdE anticipaba un avance del 0,3% y fue el doble, del 0,6%, así como la revisión al alza de los datos adelantados del segundo y el tercer trimestre. El efecto es que el año comienza desde un punto de partida superior, lo que obliga a elevar las previsiones. La segunda es la caída del precio de la energía en los mercados internacionales, que generará otro efecto a su vez: un descenso más rápido de los tipos de interés.

Estos dos factores ya suponen 0,7 puntos de revisión al alza de las previsiones de PIB. Pero, como se ve, el primero queda en el pasado (es la sorpresa en la contabilidad del cierre de año), y el segundo es un factor externo. Sin embargo, cuando el Banco de España mira a la economía doméstica a futuro, las conclusiones no son tan favorables.

En concreto, apunta dos causas que moderan en casi medio punto la revisión al alza: de los 0,7 puntos señalados anteriormente, se quedan en una mejora de 0,3 puntos. La primera es la debilidad de la inversión, que es el gran punto débil de la economía española. Los datos de cierre de 2023 fueron muy pobres y la encuesta a empresas del BdE (EBAE) anticipa que el inicio de año no será mejor. La segunda es que prevé un ajuste más rápido del consumo público tras el crecimiento inesperado de 2023.

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El Banco de España advierte de que el buen cierre de 2023 se apoyó sobre dos palancas que tienen poca tracción para generar más sorpresas positivas: el consumo público y los inventarios de las empresas. De hecho, cuando las empresas acumulan muchos inventarios, lo normal es que reduzcan la producción al siguiente trimestre.

Esto lleva a pensar a los expertos del BdE que la economía sufrirá una ralentización ya desde el primer trimestre del año. "Pensamos que ni la variación de existencias ni el consumo público pueda ser permanente", ha remarcado Gavilán. Calculan que la economía está creciendo a un ritmo del 0,4% trimestral, dos décimas menos que en el cierre de 2023. De cara al resto del año, espera que el gran motor de la economía española sea el consumo privado, gracias a la mejora del poder adquisitivo de los hogares y a la caída más rápida de la inflación. "La economía española tiene un problema de productividad respecto a los países de nuestro entorno", ha explicado Gavilán.

La entidad ha rebajado en algo más de medio punto su previsión de inflación para este año, pasando del 3,3% que anticipaba hace tres meses al 2,7%. Esta desinflación se mantendrá durante todo el horizonte de proyecciones, pasando al 1,9% en 2025 y al 1,7% en 2026. Esto significa que el Banco considera que la inflación va a volver a situarse por debajo del objetivo del Banco Central Europeo del 2%.

A medio plazo, el Banco de España mantiene sus previsiones para la economía española, que apuntan a una paulatina ralentización de la actividad. En concreto, prevé un crecimiento del 1,9% en 2025 y del 1,7% en 2026. “Se prevén tasas de avance del PIB relativamente estables que irán convergiendo, a lo largo del horizonte de proyección, hacia aquellas coherentes con la capacidad de crecimiento potencial de la economía española”, señala la entidad. Esto significa que la revisión al alza de la proyección de 2024 no significa que vaya a haber un mayor dinamismo de la actividad a futuro.

La entidad advierte que España ha salido de la pandemia con un déficit estructural del 4% del PIB. Esto es un punto más que antes de la emergencia sanitaria, como consecuencia del aumento del gasto público para financiar la mejora de algunos servicios públicos (como la Sanidad o la Educación) y, sobre todo, las prestaciones sociales. El BdE señala que este déficit es superior al que permiten las reglas fiscales europeas, del 3%. Si se mantiene este déficit público, la deuda pública marcará suelo por encima del 106% del PIB y volverá a crecer a partir del año 2025.