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Nadia Calviño recibe el respaldo político y será la próxima presidenta del BEI
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"LA CANDIDATA DE CONSENSO"

Nadia Calviño recibe el respaldo político y será la próxima presidenta del BEI

La actual vicepresidenta económica del Gobierno se convertirá en la primera mujer en dirigir el Banco Europeo de Inversiones. Se ha impuesto, entre otros, a la danesa Margrethe Vestager

Foto: Nadia Calviño en una imagen de archivo. (EFE/J. Casares)
Nadia Calviño en una imagen de archivo. (EFE/J. Casares)

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ha obtenido el suficiente respaldo para ser la próxima presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) al haber superado el umbral necesario de 18 Estados miembros que representen al menos 68% del capital de la institución europea. Su traslado a Luxemburgo, que se producirá en enero de 2024, obligará al Gobierno a buscar un nuevo titular para el ministerio de Economía y hace que el Ejecutivo central pierda también a una pieza clave en su trato con la Comisión Europea, que Calviño, que fue directora general de Presupuesto, conocía a la perfección.

España gana, sin embargo, un puesto importante dentro del segundo plano de la cúpula institucional de la Unión Europea. El BEI, que ha estado presidido desde 2012 por el alemán Werner Hoyer, jugará un papel importante en la financiación de la transición ecológica, especialmente en el marco del objetivo de la Unión Europea de lograr su descarbonización antes de mitad de siglo. La otra gran favorita era la danesa Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Competencia, ahora en excedencia al estar en este proceso. El resto de candidatos eran el italiano Daniele Franco, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östros, estos dos últimos vicepresidentes del BEI.

La elección se ha decidido este viernes por la mañana durante una reunión de ministros de Finanzas de la Unión Europea, aunque llevaba cocinándose desde hace una semana. El pasado viernes Vincent van Peteghem, ministro belga de Finanzas, que ostenta además la presidencia rotatoria de la junta de gobernadores del BEI, envió una comunicación a sus colegas proponiendo a Calviño como una candidata de consenso y dando hasta el lunes a las 14:00 para que los países que se opusieran o tuvieran reservas se expresaran respondiendo a su comunicación. Básicamente, Van Peteghem estaba lanzando lo que en el argot comunitario se llama un “procedimiento de silencio”, por el que si nadie se opone se da por aprobada una determinada medida, aunque en este caso no podía quedar aprobada automáticamente, aunque sí servía para testar si Calviño superaba el umbral necesario.

"Este nombramiento confirma el aprecio, el respeto y el liderazgo de España en el ámbito europeo e internacional que hemos logrado con el duro trabajo de estos últimos años", ha asegurado Calviño en una declaración ante los medios de comunicación poco después de que Van Peteghem confirmara su elección. "Es la primera vez que España va a liderar el BEI, una institución fundamental para la economía europea", ha añadido la española, que durante los seis próximos años tendrá un salario de unos 370.000 euros al año. Ahora comenzará el procedimiento interno. La junta de directores del BEI se reúne la semana que viene y comenzará un proceso de votación por escrito. Calviño tendrá que asumir el puesto el 1 de enero de 2024.

El ministerio belga ha mantenido bastante silencio respecto a si ese proceso de consultas había arrojado un resultado claro. Fuentes diplomáticas señalaron que esperaban que se pudiera tomar una decisión el viernes, pero sin aclarar si sabían ya que Calviño contaba con el respaldo suficiente. Una pieza clave para esta decisión, Francia, señaló que haría público a quién apoyaba este mismo viernes por la mañana. París es fundamental porque en caso de oponerse a la candidatura de Calviño facilitaría mucho la aparición de una “minoría de bloqueo” que haría imposible superar el umbral necesario.

Porque la vicepresidenta española ya contaba con una oposición muy relevante. Ese proceso de silencio lanzado por Van Peteghem se había roto, como mínimo, por parte de un Estado miembro: Italia. Giancarlo Giorgetti, ministro italiano de Finanzas, había respondido a su colega belga quejándose del proceso elegido. Roma ya había movido ficha para apoyar a Vestager cuando llegara el momento de retirar a su candidato. E Italia no está sola en esta queja. Otros Estados miembros con candidatos, como Dinamarca o Suecia, estaban molestos con cómo Van Peteghem había dirigido el proceso, aunque fuentes consultadas por El Confidencial indicaban que no tenían voluntad de hacer descarrilar el proceso.

Antes de lograr este éxito Calviño había sufrido varias derrotas dolorosas. En 2020, y a pesar de contar con el respaldo de Francia y Alemania, los ministros de Finanzas acabaron escogiendo al irlandés Paschal Donohoe como presidente del Eurogrupo, el foro de ministros de la Eurozona, y poco antes, en 2019, la gallega intentó también ser elegida para presidir el Fondo Monetario Internacional. Fueron dos reveses difíciles para una ministra que no era especialmente política y que se tenía que adaptar a un Gobierno de un perfil cada vez más político.

Foto: La ministra española de Economía, Nadia Calviño. (EFE)

En 2018 Pedro Sánchez apostó por ella y pasó de ser una desconocida funcionaria europea con mucha reputación en Bruselas a una ministra conocida por ser el punto de contacto con la Comisión Europea, la persona de confianza del Ejecutivo comunitario en Madrid. Ha ejercido un papel de contrapeso a Unidas Podemos durante estos últimos años y después frente a Yolanda Díaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo, un pulso que estaba desgastando a Calviño.

Para la española, el movimiento tiene sentido. El BEI puede ser una institución secundaria dentro de la Unión Europea, pero cuando Calviño estaba empezando a mover sus fichas la tesis principal era que las elecciones del 23 de julio iban a darle la victoria al Partido Popular y a Vox. Luego el Gobierno aguantó, pero las razones para que Calviño se encontrara incómoda en Madrid no habían desaparecido. En un Ejecutivo inestable, en el que Sánchez a veces hace cambios sorpresa, la vicepresidenta tenía que elegir entre un cargo estable durante más de un lustro o seguir en un ejecutivo del que si tenía que salir repentinamente generaba el riesgo de tener que volver al cargo que ocupaba antes de llegar al Gobierno, es decir, una dirección general de la Comisión Europea que a la gallega ya se le quedaba pequeña. El banco le permite estar seis años a un alto nivel institucional en la Unión Europea e incluso que su nombre pueda seguir sonando para otras quinielas de cargos internacionales que siempre han interesado a la vicepresidenta.

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ha obtenido el suficiente respaldo para ser la próxima presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) al haber superado el umbral necesario de 18 Estados miembros que representen al menos 68% del capital de la institución europea. Su traslado a Luxemburgo, que se producirá en enero de 2024, obligará al Gobierno a buscar un nuevo titular para el ministerio de Economía y hace que el Ejecutivo central pierda también a una pieza clave en su trato con la Comisión Europea, que Calviño, que fue directora general de Presupuesto, conocía a la perfección.

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