Francia se hace de rogar y no hará público si apoya a Calviño para el BEI hasta mañana

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, está muy cerca de ser la próxima presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Eso es lo que transmite la ministra de Economía, pero también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Eso creen también en el ministerio de Finanzas de Bélgica, cuyo ministro, Vincent van Peteghem, que ostenta la presidencia rotatoria de la junta de gobernadores del BEI (que son los propios ministros de los Veintisiete), propuso el nombre de Calviño el jueves pasado en una comunicación que ha hecho concluir al ministro que la española puede tener la mayoría suficiente.

La pieza clave sigue siendo la misma: Francia. Este jueves, fuentes de Bercy, el ministerio de Finanzas francés, han explicado que París ha hecho conocer su decisión a los interesados ya, pero que no hará público a quién apoyan hasta el viernes por la mañana, el día que los ministros de Finanzas de la Unión Europea mantendrán una discusión sobre la elección. Cumple con el libro de estilo de Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, al que le gusta guardar sus cartas hasta el último momento. Van Peteghem comunicará a sus colegas cómo ve la situación e intentará ver si los suficientes países apoyan la candidatura de Calviño. Si 18 ministros que representen a Estados miembros que tengan más del 68% del capital del BEI se expresan a favor de la española, se habrá alcanzado entonces un acuerdo político que será después ratificado en un proceso formal de votación siguiendo los estatutos del BEI, pero que en principio no deja margen a la sorpresa.

Calviño presentó su candidatura en agosto para un puesto para el que había ya entonces más nombres. La otra gran favorita es la danesa Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Competencia, ahora en excedencia al estar en este proceso. El resto de candidatos son el italiano Daniele Franco, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östros, estos dos últimos vicepresidentes del BEI. Francia es clave porque Italia se opone a la elección de Calviño e incluso movió ficha para apoyar a Vestager cuando llegara el momento de retirar el nombre de Franco, que no contaba con suficientes votos favorables. Roma y París suman más del 37% del capital del BEI y eso ya representaría una minoría de bloqueo que impediría el nombramiento de Calviño.

El pasado jueves, cuando Van Peteghem propuso el nombre de Calviño como la única candidata con verdaderas opciones de alcanzar los números necesarios para lograr la presidencia del BEI, el ministro belga dio hasta el lunes a las 14:00 horas para que sus colegas hicieran objeciones. Es lo que en el argot comunitario se identifica como un "procedimiento de silencio" en el que no expresarse equivale a apoyar la propuesta que se hace. Como apuntan varias fuentes diplomáticas, ese procedimiento de silencio se rompió. Como mínimo, Giancarlo Giorgetti, ministro italiano de Finanzas, escribió a Van Peteghem. Y hay otros Estados miembros que están molestos con la gestión que ha hecho el ministro belga, que consideran que no han sido consultados o que el proceso que ha seguido el actual presidente de la junta de gobernadores ha sido heterodoxo. Además de Italia, Dinamarca y Suecia, otros dos países con candidatos, están molestos con la gestión de Van Peteghem.

Pero lo cierto es que esos tres países no son suficientes para bloquear la candidatura de Calviño. Fuentes diplomáticas belgas defienden el estilo seguido por su ministro. "Esta era la manera lógica de hacerlo, ver cuál podía ser el candidato con más opciones", explica la fuente, que señala que había que "forzar una decisión" porque "la fecha límite es finales de diciembre y no hay una manera de extender el mandato del actual presidente", el alemán Werner Hoyer, que lleva ocupando el puesto desde el año 2012. Otra fuente diplomática belga rechaza hacer comentarios sobre el carácter más "político" de la decisión.

La sensación en algunas capitales es que esa aproximación bilateral del ministro belga ha convertido el proceso en muy opaco y en injusto, especialmente para los candidatos que no tienen la oportunidad de tener contacto directo con los ministros de Finanzas, es decir, todos los candidatos salvo una: Nadia Calviño. La española los conoce, tiene sus contactos, sus relaciones. Puede hacer una campaña constante al nivel adecuado. Vestager, por su parte, que era considerada como la favorita antes de que Calviño anunciara su candidatura, ha hecho una campaña muy activa, visitando las distintas capitales y haciendo especial hincapié en contar con el apoyo de Francia, con cuyo ministro de Finanzas se había distanciado a raíz de una polémica respecto al nombramiento de la economista jefe de Competencia del Ejecutivo comunitario. Pero nadie ha tenido el nivel de acceso y de contacto que ha tenido Calviño.

Pero lo cierto es que esos tres países (Italia, Dinamarca y Suecia) no son suficientes para bloquear la candidatura de Calviño

Otra fuente diplomática señala que la española es la clara favorita y aseguran que las cosas tienen muy buena pinta para Calviño, aunque admiten que el asunto no está completamente cerrado y que hasta que los Veintisiete no aborden el asunto este viernes por la mañana no se sabrá con total seguridad. Van Peteghem va a jugar la carta de la urgencia. Hoyer abandonará la presidencia del BEI el 1 de enero y no se puede repetir una vez más el caso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), cuyo director gerente costó meses renovar. La visión de los belgas es que solamente hay dos opciones: o Calviño o bloqueo. Para algunos países puede no ser una candidata ideal, pero no hay una alternativa clara, ningún otro candidato se acerca al umbral necesario.