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La Península necesitará un millón de empleados cualificados para liderar la transición energética
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SEGÚN MCKINSEY

La Península necesitará un millón de empleados cualificados para liderar la transición energética

España y Portugal precisan atraer, desarrollar, retener y recuperar talento si quieren aprovechar su potencial para que este ámbito aporte entre el 10% y el 20% del PIB en 2035

Foto: Panel de sostenibilidad de McKinsey. (Cedida por McKinsey)
Panel de sostenibilidad de McKinsey. (Cedida por McKinsey)
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España y Portugal necesitarán un millón de trabajadores cualificados si quieren aprovechar todo su potencial para liderar la transición energética en 2035. Es el cálculo de los expertos de McKinsey, una de las mayores consultoras del mundo, que en los últimos años se ha especializado en los estudios de sostenibilidad. La Península Ibérica, aseguran, parte de una buena posición, pero necesitará atraer, desarrollar, retener y recuperar talento para no malgastar las enormes oportunidades que se abren en los próximos años.

Las conclusiones del estudio, titulado La oportunidad de la transición energética. ¿Qué papel pueden jugar España y Portugal?, fueron presentadas esta semana en el marco de un encuentro con periodistas europeos en Fráncfort (Alemania). Las jornadas, centradas en la competitividad comunitaria, estuvieron atravesadas por dos de los asuntos que determinarán el rol del Viejo Continente en un mundo cambiante durante las próximas décadas: la inteligencia artificial y la sostenibilidad. En esta última, los países ibéricos están llamados a desempeñar un papel fundamental.

Por primera vez en la historia, España y Portugal afrontan una revolución industrial desde una posición privilegiada. Pero si quieren que su ventaja comparativa —unos 300 días de sol al año, entre un 5% y un 10% más de viento que los demás países europeos, unas ingentes reservas de litio y una mano de obra más barata que en el centro o el norte del continente— se convierta en una ventaja competitiva, deberán abordar varios retos durante los próximos años. McKinsey identifica seis factores para alcanzar el éxito: una movilización de capital "sin precedentes", la excelencia en el desarrollo de los proyectos, un marco "estable y predecible" para las inversiones, el despliegue de redes y la escalada de infraestructuras, la colaboración entre todos los agentes implicados y el desarrollo de talento "local y especializado".

En un momento de crecientes vacantes en el sector, Maria João Ribeirinho, socia sénior de la consultora para España y Portugal especializada en energía e infraestructuras, resume el gran reto al que se enfrentan ambos países: "No es solo desarrollar el talento que tenemos, sino atraer más talento". Ribeirinho asegura, en una conversación con El Confidencial, que la previsión de McKinsey de un millón de puestos de trabajo de aquí a 2035 es el escenario central al que ha llegado la consultora tras un estudio bottom-up sobre las potencialidades de cada actividad específica (solar, eólica, biogás, hidrógeno, etc.). "Nos parece posible en un plazo razonable", dice.

Foto: Foto: Reuters/Charles Platiau.

Como no podría ser de otra manera, será necesario el concurso de los demás factores, para lo que la colaboración público-privada se antoja fundamental. Pero el del talento, que muchas veces queda relegado frente a la atracción de capital o el marco regulatorio, no es un desafío menor. De momento, España y Portugal parten de una buena posición. Según McKinsey, cuentan con una base de capital humano formada por unos dos millones de ingenieros y científicos de elevada cualificación, como demuestra lo valorados que son en el extranjero. "No es una mala base, pero tenemos que desarrollar el talento", insiste Ribeirinho.

La explicación resulta sencilla: se trata de trabajos que requieren una extraordinaria especialización y cambian constantemente, debido a la continua innovación. Pero, sobre todo, que implican a perfiles muy diversos. "No hay una única solución. Necesitas tipologías de talento muy distintas: gente que te permita crear y desarrollar nuevos negocios, gente que aplique las innovaciones tecnológicas... No es que nosotros tengamos que hacer toda la innovación aquí, pero tenemos que aplicarla y ejecutar proyectos, construir...", explica la socia de McKinsey.

El hecho de que España o Portugal no tengan a sus universidades entre las mejores del mundo no constituye un grave problema en este sentido, ya que la mayoría de perfiles, más que innovadores, serían desarrolladores y ejecutores. La gran pregunta es: ¿de dónde saldrán? Ribeirinho apunta varias vías: "Mucha de esta mano de obra se podría retener, otra se podrían desarrollar y una parte más específica se podría importar o retornar". En ese sentido, la transición energética supone una oportunidad para los jóvenes peninsulares que encontraron su primer empleo más allá de los Pirineos, pero también para perfiles cualificados de otros países que vengan atraídos, entre otros aspectos, por el clima y la calidad de vida en este rincón de Europa.

Foto: Foto: iStock.

"Sí tenemos perfiles, pero no van a ser suficientes. Puede haber determinadas áreas de especialización donde haya que desarrollar todavía más. Esto va a generar, si se llega a materializar, muchas nuevas oportunidades para muchos", concluye la socia de McKinsey.

El informe apunta la otra cara de ese millón de puestos de trabajo: un impacto en el PIB de entre el 10% y el 20%. Pero para ello hay que cumplir las demás condiciones, empezando por la de la seguridad jurídica, en un país que en su día puso un impuesto al sol y que el año pasado estableció un tributo sobre los beneficios extraordinarios de las energéticas, por citar solo dos ejemplos. También es necesario agilizar la tramitación de proyectos, que se está viendo dificultada por los cuellos de botella burocráticos, y conjurar la oposición popular en varios territorios. Estos serán algunos de los retos del nuevo titular del Ministerio de Transición Energética; con toda seguridad, volverán a recaer sobre las espaldas de Teresa Ribera.

España y Portugal necesitarán un millón de trabajadores cualificados si quieren aprovechar todo su potencial para liderar la transición energética en 2035. Es el cálculo de los expertos de McKinsey, una de las mayores consultoras del mundo, que en los últimos años se ha especializado en los estudios de sostenibilidad. La Península Ibérica, aseguran, parte de una buena posición, pero necesitará atraer, desarrollar, retener y recuperar talento para no malgastar las enormes oportunidades que se abren en los próximos años.

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