El IPC de EEUU baja hasta el 6% en pleno dilema de la Fed por la crisis de SVB

El dato de inflación de EEUU ha cumplido con las previsiones de los bancos de inversión. El IPC anual se ha relajado cuatro décimas en febrero, hasta el 6%, respecto al mismo mes de 2022, por lo que encadena su octavo mes a la baja y marca mínimos desde septiembre de 2021. En principio, esto daría cierto respiro a la Reserva Federal estadounidense (Fed), si no fuese porque la variación mensual (febrero vs enero) ha sido positiva (+0,4%) y la inflación subyacente (que descuenta energía y alimentos) sigue firme en el 5,5%.

El banco central de EEUU se encuentra sumido en un dilema de difícil cuadratura. Por un lado, había anticipado nuevas subidas de tipos de interés por las presiones inflacionistas. Pero por el otro, la caída de Silicon Valley Bank, Silvergate Bank y Signature Bank, provocada en parte por el endurecimiento de la política monetaria en los últimos trimestres, y el riesgo a un contagio financiero a otros bancos del país, presiona en sentido opuesto.

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Los datos de inflación se siguen muy de cerca en los mercados para tratar de averiguar si las recientes y constantes subidas de tipos de interés llevadas a cabo por la Fed están teniendo el deseado efecto de contención de los precios y en qué medida están afectando a la evolución económica.

El pasado 1 de febrero se produjo la última, que fue la octava desde marzo del año pasado, un aumento de 0,25 puntos, que confirmó una ralentización en las subidas. Con esta alza, menor que las subidas previas, los tipos se situaron en una horquilla del 4,5% y el 4,75%, la cifra más alta desde septiembre de 2007. La próxima reunión está prevista para el 21 y el 22 de marzo. Desde la anterior vez que la Fed se reunió, los banqueros centrales de EEUU deberán analizar un nuevo factor de riesgo: la estabilidad de su sistema bancario.

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La calificadora de riesgos considera que, aunque el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la FDIC hayan ofrecido respaldo a los clientes de las entidades, la rápida y sustancial disminución de la confianza de los depositantes e inversores bancarios que precipitó esta acción destaca claramente los riesgos en la gestión de activos y pasivos de los bancos estadounidenses, exacerbado por el rápido aumento de los tipos de interés.