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España ganó competitividad durante la pandemia gracias a la contención salarial
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El esfuerzo de los trabajadores

España ganó competitividad durante la pandemia gracias a la contención salarial

Los costes laborales en 2021 fueron un 2,3% superiores a los de antes de la pandemia en un contexto inflacionista frente al 4,8% de la OCDE. La carga fiscal se ha reducido en 0,2 puntos

Foto: Un trabajador en una factoría de casas prefabricadas. (EFE)
Un trabajador en una factoría de casas prefabricadas. (EFE)

España sale de la pandemia con un importante esfuerzo en contención salarial protagonizado por los trabajadores. La dureza de la crisis, más profunda y duradera en España que en el resto de países europeos, sumada a la holgura del mercado laboral, ha conducido a una contención de salarios que todavía dura en 2022. El resultado es que los costes laborales en España (suma de salario neto del trabajador más impuestos y cotizaciones sociales) se situaron en 2021 por debajo de la media de los países de la OCDE (en dólares ajustados de paridad de poder adquisitivo).

Así lo muestran los datos del nuevo informe ‘taxing wages’ que elabora anualmente la OCDE y en el que compara la evolución de la cuña fiscal del trabajo en los diferentes países europeos, esto es, el porcentaje del coste total de un trabajador para su empresa que se destina al pago de impuestos y cotizaciones sociales. En el año 2021 la cuña fiscal para un salario medio en España fue del 39,3%, lo que supone un descenso de 0,23 puntos respecto al año 2019, previo a la pandemia (las comparativas respecto a 2020 están distorsionadas por el gran efecto que tuvo la crisis sobre el empleo y la existencia de los ERTE). Esta cuña fiscal se divide de la siguiente manera: 11,3 puntos dedicados al pago del IRPF, 4,9 puntos a las cotizaciones sociales a cargo del trabajador y 23 puntos a las cotizaciones a cargo del empleador.

Foto: Imagen: iStock.

Esta leve reducción de la carga fiscal no es consecuencia de una rebaja de impuestos porque no ha existido, pero sí de su congelación, que se ha aplicado para evitar un incremento de los costes laborales en unos años tan complicados para las empresas. Es posible que el efecto composición sea la causa del leve descenso en la cuña fiscal, al aumentar el porcentaje de trabajadores por encima de la base máxima de cotización (esto es, la parte del salario que ya no contribuye a la Seguridad Social).

En paralelo, se ha producido una contención salarial generalizada. El salario medio bruto ha aumentado en un 2,5% entre 2019 y 2021 en un contexto en el que la inflación ya estaba escalando rápidamente. Esta moderación se mantiene en 2022, ya que los convenios están marcando una subida de retribuciones próxima al 2,5% mientras que la escalada de los precios supera el 8%. Con la gran holgura del mercado laboral español, con una tasa de paro que duplica a la de la media de la UE y que multiplica casi por cuatro a la de EEUU, es comprensible que los salarios se mantengan contenidos.

Si se observa la comparativa internacional (en dólares ajustados de poder adquisitivo), el coste medio de un trabajador en España en 2021 fueron 57.800 dólares, lo que supone un 2,3% más que antes de la pandemia. Esta contención contrasta con el incremento del coste salarial de casi el 5% en los países de la OCDE.

Si se compara con otros países europeos, España se sitúa entre los que han realizado una contención salarial más estricta. En Italia, por ejemplo, el coste laboral medio ha subido más de un 11%; en Francia, un 17%; en Países Bajos, un 8%, y, en Reino Unido, un 9%. Por el contrario, Alemania también ha realizado un gran esfuerzo de contención de costes laborales y apenas se han incrementado un 1,3%.

Esto significa que España sale de la pandemia con un coste laboral casi un 1% inferior al del conjunto de la OCDE, mientras que antes del covid se situaba ya un 1,6% por encima. Por primera vez desde que existen registros, los costes laborales en España son inferiores a los de la OCDE, lo que permite una ganancia de competitividad al país. Eso sí, esto significa que se está produciendo una pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores que afecta directamente al consumo. De hecho, en las estadísticas de Eurostat España aparece como el único país europeo que aún no ha recuperado la renta disponible de los hogares previa a la pandemia y, en consecuencia, es el que más consumo privado ha perdido.

Eso sí, la cuña fiscal de España sigue siendo superior a la de la OCDE. En concreto, en España se sitúa en el 39,3% mientras que en la OCDE es del 34,6% (para un salario medio de una persona sin hijos ni matrimonio). Esta brecha se ha ampliado durante la pandemia porque muchos países desarrollados han optado por bajar los impuestos sobre el trabajo en estos años para fomentar el crecimiento económico. Está muy estudiado por la literatura económica que los impuestos directos (IRPF y cotizaciones sociales) tienen una incidencia negativa superior sobre la actividad que los indirectos (IVA o impuestos especiales).

La cuña fiscal en la OCDE se ha reducido en 1,4 puntos durante la pandemia, frente al descenso de 0,2 puntos de España. Destacan algunos países como Grecia o República Checa, que han reducido en más de cuatro puntos su cuña fiscal para un salario medio. También han realizado un esfuerzo relevante de bajada de impuestos EEUU, Italia, Alemania o Países Bajos, todos ellos con una reducción de la cuña fiscal del trabajo de más de un punto porcentual.

En estos países, la bajada de la cuña fiscal ha coincidido con un incremento superior de los salarios, lo que ha provocado que los costes laborales crecieran más rápido. Todo ello ha redundado en ganancias de poder adquisitivo para sus trabajadores, tanto por la menor cuña fiscal como por la mejora de salarios, impulsando así la recuperación de la renta disponible de las familias y del consumo privado. Como ya ocurrió con la crisis financiera, España ha optado por la congelación de costes cargando una buena parte del ajuste sobre las familias. Solo el tiempo dirá si la estrategia de ganar competitividad ha sido acertada.

La fiscalidad a las familias

La OCDE también hace una comparativa de la cuña fiscal que soportan los diferentes tipos de hogares en función de su renta y también de su composición (básicamente si tienen hijos). Uno de los resultados que pone en evidencia el ‘think tank’ es que España es uno de los países desarrollados en los que hay menor diferencia entre lo que paga una familia con hijos y sin ellos.

Foto: Imagen de una familia en Oviedo. (EFE)

En la mayoría de economías desarrolladas, la presión fiscal para las familias con hijos se reduce de forma significativa gracias a los incentivos a la natalidad (bien con beneficios fiscales o con ayudas directas), algo que apenas ocurre en España. De hecho, en España la cuña fiscal para las familias con hijos es superior a la media de la Unión Europea, mientras que para las familias sin hijos es inferior.

Por ejemplo, una persona soltera que gane el salario medio soporta una cuña fiscal del 39,3% como se ha señalado. Pero, si tiene pareja con un salario igual que el suyo y dos hijos, la cuña fiscal es del 37,9%. Esto es, una diferencia de poco más de un punto porcentual. Si se compara con la media europea, el soltero estaría pagando 2,1 puntos porcentuales menos mientras que el matrimonio con hijos pagaría 0,6 puntos más.

Las familias más penalizadas en la comparativa europea son las de los progenitores solteros, esto es, los hogares más precarios. Una mujer que críe a dos hijos con un salario del 67% del salario medio del país (esto es, muy poco por encima del nivel de riesgo de pobreza, que es el 60%), soporta una cuña fiscal del 24,4%, casi cinco puntos más que la media de la UE y nueve puntos más que la media de la OCDE.

La consecuencia es que, si bien la cuña fiscal de España para una persona soltera está en torno a la mediana de la OCDE (se sitúa en el puesto 16 de país con mayor cuña fiscal de 38 países), en la fiscalidad a las familias está claramente por encima, ascendiendo al puesto 11.

Esta diferencia determina el resultado de España en la comparativa que hace la OCDE, ya que el dato estándar que utiliza es el de la cuña fiscal para una persona soltera sin hijos que cobre el salario medio. En esa comparativa, España no sale muy lejos de la media de la OCDE, pero, en el caso de las familias con hijos, la distancia sí es muy relevante.

España sale de la pandemia con un importante esfuerzo en contención salarial protagonizado por los trabajadores. La dureza de la crisis, más profunda y duradera en España que en el resto de países europeos, sumada a la holgura del mercado laboral, ha conducido a una contención de salarios que todavía dura en 2022. El resultado es que los costes laborales en España (suma de salario neto del trabajador más impuestos y cotizaciones sociales) se situaron en 2021 por debajo de la media de los países de la OCDE (en dólares ajustados de paridad de poder adquisitivo).

Salarios de los españoles IRPF Inflación
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