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Empieza el fuego real en la batalla por el futuro de las normas fiscales en Europa
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Empieza el fuego real en la batalla por el futuro de las normas fiscales en Europa

La reunión de ministros de Finanzas en Eslovenia inaugura el choque real sobre el futuro de las normas fiscales en Europa. El primer debate será la velocidad a la que se pretende negociar la reforma

Foto: Reunión del Eurogrupo en Brdo Pri Kranju (Eslovenia). (EFE)
Reunión del Eurogrupo en Brdo Pri Kranju (Eslovenia). (EFE)

En la Unión Europea hay debates difíciles, algunos muy complicados. En algunos casos son extremadamente tensos. Entran en juego los prejuicios, la ideología, los odios y miedos particulares de la cultura de los Veintisiete que se sientan en la mesa. Y después, por encima de todos esos tensos debates, pero aunando todas sus características, está cualquier negociación que toque un tema concreto: las normas fiscales.

Este fin de semana los ministros de Finanzas de los Veintisiete, reunidos en Eslovenia, han tocado el asunto por primera vez ya no desde el plano teórico, sino desde la perspectiva de una negociación inminente, aunque de manera informal. Las reglas fiscales se encuentran suspendidas desde 2020 debido a la pandemia, pero la fuerte recuperación económica y el despliegue del Fondo de Recuperación lleva a muchos Estados miembros a considerar que debe cerrarse la barra libre. Es difícil encontrar alguna fuente que dude que el 2022 será el último año de la manga ancha fiscal. La recuperación ha tardado lo suficiente en notarse como para que las normas se mantengan suspendidas otro año más, lo que permitirá a los gobiernos elaborar sus presupuestos para el próximo ejercicio sin tener el corsé de las reglas fiscales, es decir, un déficit inferior al 3% y una deuda pública en reducción hacia el 60%; pero, salvo un empeoramiento muy claro, la economía también volverá a la "nueva normalidad".

Foto: (EFE)

Desde hace meses, fuentes comunitarias y diplomáticas recomiendan que, sin levantar el pie del acelerador más de la cuenta, se vaya tomando una actitud fiscal prudente para evitar tener que hacer un ajuste mucho más brusco cuando regresen las normas fiscales, si bien la cláusula general de escape prevé que, tras el final de su aplicación, se establezca una senda para volver a cumplir las reglas. Al mismo tiempo, otras alertan de que no debería llegar a producirse ese 'shock': habría que reformar las normas antes. Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea a cargo del euro, ha señalado que en los próximos años será necesario "un equilibrio entre la necesidad de sostenibilidad fiscal y la de apoyar la recuperación económica".

La Comisión Europea querría que haya ya un alto nivel de consenso entre los Veintisiete antes de lanzar una propuesta de reforma, sin embargo, y como confirman fuentes diplomáticas, las posturas están en estos momentos muy alejadas. Además, todo el mundo está pendiente del resultado de las elecciones alemanas, que se celebran el próximo 26 de septiembre y que pueden ser determinantes para decantar la balanza hacia un lado u otro.

La coreografía inicial

Por lo pronto, las distintas posturas van tomando posiciones. Los halcones, el grupo de Estados miembros que abogan por la ortodoxia fiscal, han tomado ya la suya. En una misiva firmada por los ministros de Finanzas de Austria, Eslovaquia, Dinamarca, Finlandia, Letonia, Países Bajos, República Checa y Suecia señalan que deben hacerse mejoras en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero piden proteger el espíritu de las normas: la prioridad debe ser la reducción de la deuda pública.

Foto: Mathias Cormann, secretario general de la OCDE. (Reuters)

El núcleo duro del grupo coincide con los llamados 'frugales', una alianza de Austria, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos y Dinamarca, que durante la negociación del Fondo de Recuperación trataron de rebajar la ambición del paquete para la reactivación de la economía tras el 'shock' de la pandemia. Como en aquella ocasión, ahora tampoco cuentan con el respaldo de Alemania.

Frente a ellos se sitúan un grupo de Estados miembros que piden aprovechar la congelación de las normas fiscales para llevar a cabo una reforma integral de las mismas. Piden ajustarlas a los nuevos retos, como el cambio climático. El cambio de las normas es "necesario para tratar de modernizarlas, de simplificarlas y adaptarlas a las necesidades de una recuperación que tenemos que apoyar con la política monetaria y con la política fiscal en los próximos años para que sea una recuperación digital, verde y justa", ha señalado Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, a su llegada a la reunión en Eslovenia.

La forma y el fondo

Pero más allá del fondo de las reformas, la primera batalla tiene que ver con la forma del debate. Mientras que países como España o Francia defienden que la reforma de las normas fiscales debe finalizarse antes de que vuelva a activarse el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para evitar ese brusco ajuste y aprovechar así la frontera natural de su reactivación para presionar a los halcones, el grupo de ocho países defensores de la ortodoxia fiscal se opone frontalmente a esa organización de la negociación. Defiende que lo fundamental es que se hagan las cosas bien, y no rápido, busca dar una patada hacia delante al debate y evitar que las lecciones sacadas durante el último año y medio se apliquen a la reforma del Pacto de Estabilidad.

Gentiloni: "No deberíamos considerar esto un nuevo capítulo de un debate de diez años, sino una respuesta a lo que está pasando ahora"

Calviño es una de las vocales más defensoras de que hay que cambiar las reglas antes de reactivarlas. "Espero que en todo caso tengamos las nuevas reglas, que sean adecuadas, antes de que salgamos de esta situación extraordinaria, de este marco extraordinario que hemos acordado para poder responder de forma adecuada a las necesidades de la pandemia", señaló este viernes.

Un sector de la Comisión Europea apoya la idea de que el debate se desarrolle de forma más o menos rápida. Paolo Gentiloni, comisario de Economía, es lo suficientemente veterano para haber visto cómo debates espinosos se van dejando para más adelante hasta que quedan escondidos debajo de alguna moqueta del edificio del Consejo de la Unión Europea, así que antes del Eurogrupo informal de Eslovenia lanzó un aviso: "No deberíamos considerar esto un nuevo capítulo de un debate de diez años, sino una respuesta a lo que está pasando ahora, tras la pandemia y con la transición climática por delante".

En la Unión Europea hay debates difíciles, algunos muy complicados. En algunos casos son extremadamente tensos. Entran en juego los prejuicios, la ideología, los odios y miedos particulares de la cultura de los Veintisiete que se sientan en la mesa. Y después, por encima de todos esos tensos debates, pero aunando todas sus características, está cualquier negociación que toque un tema concreto: las normas fiscales.

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