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El Eurogrupo decidirá en verano si reactiva las normas fiscales de la UE
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se coordinará un enfoque común

El Eurogrupo decidirá en verano si reactiva las normas fiscales de la UE

El Eurogrupo se marca el verano como el momento de decidir sobre las normas fiscales para el próximo ejercicio con el trasfondo del gran debate sobre su reforma

Foto: El presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, aparece en una pantalla durante la rueda de prensa del comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. (Reuters)
El presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, aparece en una pantalla durante la rueda de prensa del comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. (Reuters)

El Eurogrupo camina por un sendero complejo. Se esfuerza por subrayar una y otra vez que debe evitarse una retirada demasiado rápida de los estímulos para mantener la respiración asistida a las economías europeas afectadas por la pandemia de coronavirus, y, al mismo tiempo, debe abordar el difícil debate sobre cómo abordar esa retirada de forma más o menos segura.

Algunas voces dejan caer ya que va llegando la hora de ajustarse el cinturón fiscal. Pero el mensaje mayoritario es unánime. Lo señalaba este lunes antes de la reunión de los ministros de Finanzas de la Eurozona la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño: “Es importante no retirar antes de tiempo todas las ayudas”.

Foto: Merkel, junto a su jefe de gabinete durante el Consejo de Ministros semanal en Berlín. (Reuters)

¿Cuándo es antes de tiempo? Sobre esa pregunta gira ahora el debate. Paschal Donohoe, presidente del Eurogrupo, señala ya una fecha: verano de 2021. Entonces llegará la hora de la verdad, ¿se mantiene activada la cláusula general de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, es decir, la suspensión de las reglas fiscales? ¿O por el contrario se camina hacia la reactivación de las reglas? ¿En qué condiciones?

Donohoe ha explicado que para el verano se coordinará un enfoque común a la posición presupuestaria de la zona euro para el próximo año. Cuando la mayoría de ciudadanos europeos empiecen a estar vacunados y la economía europea comience a remontar, algo que la Comisión Europea espera que ocurra a partir de la segunda mitad del año, el presidente del Eurogrupo ha insistido en la necesidad de tener una hoja de ruta marcada por tres “C”: certeza, coordinación y consenso.

En Bruselas ese consenso se ve como el intento de evitar que se ajuste el cinturón antes de tiempo. Pero para Roma o Madrid puede ser un arma de doble filo: esa insistencia por la coordinación no puede esconder que la crisis del coronavirus ahonda las diferencias dentro de la Eurozona, y que el ritmo del ajuste no puede ser el mismo para unos y para otros, algo que está recogido en el propio mecanismo de la cláusula, que permite una senda fiscal revisada.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante su intervención este martes en el Congreso de los Diputados. (EFE)

En todo caso, para algunas capitales, en 2022 no debería reactivarse el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y, como defiende Francia o España, deberían reformarse las reglas fiscales antes de que vuelva a ponerse en marcha. Eso significaría que el Pacto debería suspenderse de cara al año que viene. No es casualidad que fuentes del Ministerio de Economía admitan que la de Calviño sea una de las voces que más se alza pidiendo que se acelere el trabajo en esa reforma de las normas fiscales, aunque también saben que hasta que no se celebren las elecciones en Alemania cualquier avance será lento y complicado.

Medidas más específicas

Por otro lado, tanto el presidente del Eurogrupo como Paolo Gentiloni, comisario de Asuntos Económicos, han señalado que, en todo caso, a medida que la recuperación se consolide los Estados miembros van a pasar del cheque en blanco en las ayudas a las empresas afectadas, a “medidas más específicas”.

Eso tiene que ver con otro de los debates abordados este lunes: la retirada de las ayudas generalizadas a compañías europeas, lo que está generando las llamadas “empresas zombies”, compañías que no eran viables y que han podido seguir en pie gracias al reparto de ayudas de los Estados miembros. Según ha explicado en rueda de prensa el irlandés Donohoe, los ministros seguirán debatiendo sobre cómo diferenciar posibles empresas “zombie” de aquellas compañías viables durante el Eurogrupo de abril.

Foto: La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero. (EFE) Opinión
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La desactivación de esa ayuda es algo sensible. En Bruselas se temen los efectos de un tsunami de quiebras. Por eso se quiere manejar la cuestión con mucha delicadeza. Pero igual de importante es saber retirar las ayudas generales como saber ponerlas sobre la mesa. Por eso el Gobierno ha anunciado que aprobará en marzo el paquete de ayudas directas a empresas.

Ahora el Ejecutivo español espera la luz verde de la Comisión Europea, que tendrá que autorizar el nuevo esquema de ayudas sobre el que ha trabajado el Ministerio de Economía. El Gobierno aprovecha así la ampliación del régimen de ayudas de Estado anunciado por Bruselas a finales de enero y que permitirá a las capitales seguir manteniendo la asistencia a sus economías hasta el 31 de diciembre.

El nuevo plan que ha enviado el equipo de Calviño a Bruselas “permite ayudas individuales a las empresas de una mayor magnitud de las que estaban autorizadas hasta ahora”, según ha explicado la vicepresidenta, que ha señalado que también permitirá “la realización de quitas y el uso de otros instrumentos financieros” como préstamos participativos. Este anuncio del Gobierno llega solamente unos días después de que la Comisión Europea, en sus previsiones de invierno, avisara del riesgo de una oleada de quiebras en toda la Unión, pero especialmente en España, debido a que el tejido empresarial español depende más de las pequeñas y medianas empresas que sufren peor los shocks a los que han estado sometidos desde marzo de 2020.

El Eurogrupo camina por un sendero complejo. Se esfuerza por subrayar una y otra vez que debe evitarse una retirada demasiado rápida de los estímulos para mantener la respiración asistida a las economías europeas afectadas por la pandemia de coronavirus, y, al mismo tiempo, debe abordar el difícil debate sobre cómo abordar esa retirada de forma más o menos segura.

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