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El Gobierno tendrá que elaborar los PGE con un gran recorte de su previsión de PIB
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Su cuadro macro está muy lejos del consenso

El Gobierno tendrá que elaborar los PGE con un gran recorte de su previsión de PIB

El recorte de previsiones que han realizado Funcas y el Banco de España muestra que el cuadro macro del Gobierno ha quedado desfasado. La ralentización durante el verano es su condena

Foto: La ministra de Economía, Nadia Calviño, en un acto. (EFE)
La ministra de Economía, Nadia Calviño, en un acto. (EFE)

El Gobierno tiene un mes para actualizar su cuadro de previsiones macroeconómicas. Antes del 15 de octubre, tiene que remitir a la Comisión Europea su plan presupuestario, en el que debe incluir el nuevo cuadro macroeconómico. Sus previsiones actuales, que son las que elaboró en abril para la actualización del programa de estabilidad, han quedado ya obsoletas. En ese momento, el Gobierno esperaba que la crisis fuera profunda pero corta, de modo que la reapertura permitiría recuperar el grueso de la actividad perdida. Sería tan sencillo como meter la economía en el congelador durante el confinamiento y sacarla intacta después.

La realidad económica ha sido mucho más compleja y la pandemia ha dejado efectos negativos que están persistiendo en el tiempo. Además, el control del virus está siendo mucho peor de lo previsto, con numerosos brotes ya desde finales de julio y con la Comunidad de Madrid en una situación muy delicada.

Foto: Sede del Banco de España en Madrid. (Efe)

En este nuevo escenario, el Gobierno tendrá que asumir que la crisis será más larga de lo que esperaba inicialmente y que estará sujeta a numerosos riesgos a la baja. El recorte de previsiones que han realizado esta semana Funcas y el Banco de España deja al Ministerio de Economía sin margen para mantener sus previsiones actuales. Se trata de dos de los organismos (junto con la AIReF) que tienen mayor prestigio a la hora de realizar las previsiones económicas para España y suelen marcar la pauta para el resto de casas de análisis privadas. De esta forma, la previsión del ministerio se queda muy lejos del consenso de mercado, una situación que los gobiernos intentan evitar para no recibir una reprimenda de Bruselas ni de la propia Autoridad Fiscal. De ahí que el Ejecutivo tenga que elaborar los Presupuestos Generales del estado con una rebaja de la previsión de PIB, con el impacto que ello supone sobre los ingresos y los gastos públicos por el mero efecto de los estabilizadores automáticos.

Funcas rebajó el martes sus previsiones de junio en 3,2 puntos del PIB. Los rebrotes del virus desde finales de julio frenaron en seco la recuperación del turismo internacional, que es el gran motor de la economía española durante los meses de verano. El 'think tank' de las antiguas cajas de ahorros considera que este revés en el turismo tendrá un coste de nada menos que dos puntos en el PIB respecto a sus previsiones de junio. Un duro golpe con el que tampoco contaba el Gobierno. El Ministerio de Economía confiaba en que la reapertura permitiera la llegada de viajeros extranjeros. En ningún caso esperaba que los rebrotes empezarían tan pronto, afectando de forma definitiva a la confianza de los turistas en España.

Por su parte, el Banco de España ya ha descartado, por segunda vez, su escenario más optimista de recuperación económica. En junio, esperaba que pudiera producirse una recuperación temprana de la actividad gracias a la reapertura, situación que ha quedado definitivamente anulada con los datos de actividad de los meses de junio y julio. En su nuevo horizonte de previsiones, la entidad estima una caída del PIB que iría desde el 10,5% en su escenario más optimista al 12,6% en el más pesimista.

Esto significa que la previsión del Ministerio de Economía es ya más optimista que la previsión más optimista del Banco de España. El Gobierno tendría que asumir una recesión, al menos, 1,3 puntos más grave para alinearse con la previsión optimista del Banco de España. Sin embargo, si quiere ir más lejos y aproximarse al escenario pesimista del BdE, que coincide con la previsión central de Funcas, tendría que recortar su cuadro macro en más de tres puntos. Se trata de un ajuste muy elevado, en términos reales, serían casi 40.000 millones de euros. Sirva como referencia que en los últimos años de expansión económica, el ritmo de crecimiento del PIB era inferior al 3%.

El consumo no va

Además de la caída del turismo, que ha sido el indicador más seguido durante las últimas semanas, la crisis del coronavirus está golpeando con dureza el consumo de los hogares. Y eso a pesar de que la renta de las familias se ha mantenido relativamente estable gracias a las políticas de protección de rentas activadas por el Gobierno: prestaciones de desempleo, ERTE, cese de actividad, etc.

Foto: Imagen: Pablo López Learte Opinión
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Sin embargo, a pesar de las ayudas públicas, la confianza de los hogares se ha deteriorado hasta niveles nunca vistos. Por ejemplo, la encuesta de confianza al consumidor que elabora mensualmente la Comisión Europea ha mostrado durante los meses del confinamiento mayor pesimismo que durante la crisis financiera de 2008.

La incertidumbre sobre el futuro económico es máxima y esto ha llevado a los hogares a disparar sus niveles de ahorro. Su objetivo es hacer un colchón por si vienen mal dadas en el futuro. De esta forma, se amplifica la crisis económica, ya que se magnifica la caída de la renta disponible en su canal de transmisión hacia el gasto de los hogares.

Funcas prevé que el gasto de los hogares se hunda este año un 15,7% y el Banco de España estima una caída de entre el 13,1% y el 11,2%. Todas estas previsiones están claramente por debajo que la del Gobierno, que contempla un descenso del consumo del 8,8%. Esto es, una brecha que, en el mejor de los casos, sería de 2,4 puntos, y en el peor, de casi siete puntos. Para comprender la magnitud de estas cifras, cada punto de caída del consumo son más de 9.000 millones de euros de PIB. Una cuantía muy abultada que demuestra que si los hogares no recuperan la confianza en la evolución económica, no se podrá construir la recuperación económica.

El Gobierno tiene un mes para actualizar su cuadro de previsiones macroeconómicas. Antes del 15 de octubre, tiene que remitir a la Comisión Europea su plan presupuestario, en el que debe incluir el nuevo cuadro macroeconómico. Sus previsiones actuales, que son las que elaboró en abril para la actualización del programa de estabilidad, han quedado ya obsoletas. En ese momento, el Gobierno esperaba que la crisis fuera profunda pero corta, de modo que la reapertura permitiría recuperar el grueso de la actividad perdida. Sería tan sencillo como meter la economía en el congelador durante el confinamiento y sacarla intacta después.

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