El Confidencial

El horizonte económico se llena de nubarrones por los rebrotes

El verano que no fue está a punto de terminar y dejará paso a la temporada baja: la época del año con menor actividad económica tiene la responsabilidad de consolidar la recuperación

Texto: Javier G. Jorrín
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Laura Martín Carlos Muñoz
Pablo L. Learte Luis Rodríguez

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espués de mucho discutir, la letra de la crisis que más convencía a los economistas era la ‘V asimétrica’ propuesta por el Gobierno. El rebote inicial de la economía está siendo intenso por la mera reapertura de negocios. Sin embargo, la recuperación posterior, que marcaría esa parte asimétrica de la ‘V’ es la que ahora está en riesgo. Los rebrotes del virus han llegado antes de lo esperado, arrasando con la campaña de verano del sector turístico, y amenazan con complicar el horizonte económico a partir de septiembre. El otoño trae nubarrones que empiezan a mostrarse en los datos más recientes.

El consumo de los hogares revirtió su recuperación a finales de julio y también la llegada de turistas internacionales. Dos hechos que son elocuentes de la delicada situación de la economía española. Los agentes económicos han pasado en unas semanas de pensar en la recuperación a temer por los rebrotes. De esta forma, aunque los nuevos focos del virus lleguen a controlarse, pasarán factura a la actividad económica como consecuencia de la caída de la confianza.

La Comisión Europea elabora una encuesta mensual con la que mide la confianza de los agentes económicos en los diferentes países del continente. Se trata de uno de los mejores indicadores para medir el nivel de optimismo, tanto por la calidad de la estadística como por el hecho de que ofrece datos homogéneos que permiten comparar la situación en las diferentes regiones europeas.

En el mes de julio, la confianza de los hogares españoles sufrió una recaída inesperada coincidiendo con los primeros rebrotes serios del virus. En apenas unos días, la sociedad española ha pasado esperar una recuperación económica intensa a temer una nueva recaída. Y dada la debilidad con la que salen de la recesión las empresas y el Estado, el temor sobre su capacidad para afrontar una segunda fase de la crisis es elevado.

La ‘V asimétrica’ podría convertirse en una ‘L’, o incluso en una ‘W’ si España es incapaz de frenar la expansión del virus. La confianza de los hogares españoles se sitúa entre las más bajas de Europa. Situación comprensible si se tiene en cuenta que la caída del PIB y la destrucción de empleo ha sido más intenso que en el resto de Europa. Y no sólo eso, los rebrotes son más que preocupantes, lo que se ha reflejado de forma inmediata en las encuestas de confianza.

El final del verano

España tiene por delante semanas difíciles con el final de la temporada de turística. Aunque este esté siendo el peor verano en décadas por el hundimiento de la llegada de viajeros internacionales, hay una pequeña parte que se está salvando, en buena medida por el turista nacional. Pero cuando llegue septiembre, con las empresas necesitadas de volver a la actividad, sin turismo internacional y con los viajes del Imserso paralizados, el horizonte se volverá más oscuro.

El pasado mes de julio dejó el mejor dato de afiliaciones a la Seguridad Social de la historia (solo superado por el año 2005 que rompe la serie histórica porque coincidió con la regularización extraordinaria de inmigrantes. El grueso de esos trabajadores se incorporaron al sector turístico para la temporada alta. En septiembre y octubre se irán a la calle, lo que complicará la senda de la recuperación económica.

Pero además hay otro factor muy importante: quedan casi un millón de trabajadores en ERTE (expediente de regulación de empleo temporal), cuyos puestos están soportados por las ayudas públicas que tarde o temprano desparecerán. Según los datos publicados en Twitter por el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, la mitad de los trabajadores en ERTE de fuerza mayor se concentran en los sectores relacionados con el turismo (hostelería, transporte y comercio). Si en plena temporada alta las empresas no han podido reabsorber a estos trabajadores, ¿cómo podrán hacerlo en temporada baja?

Tras tres meses de recuperación económica y con el mejor julio de la serie histórica, apenas se ha recuperado un 41% del empleo perdido como consecuencia de la crisis del coronavirus. Y eso a pesar de las contrataciones de la temporada de verano. Si se desestacionalizan los datos, la verdadera recuperación del empleo apenas ha sido del 17%.

Esto significa que la economía española sigue muy lejos de salir de la crisis, lo que hace que sea vulnerable. Los rebrotes del virus son la principal preocupación, pero no la única. También podría producirse una recaída de la confianza de los hogares y las empresas, lo que generaría una crisis económica ordinaria. En ese caso, los agentes económicos optarían por elevar sus niveles de ahorro reduciendo el consumo y la inversión productiva, lo que contagiaría de forma inmediata a la demanda interna, el principal motor de crecimiento de la economía española. La situación económica sigue siendo muy vulnerable, por lo que es demasiado pronto para pensar que la ‘V asimétrica’ es el futuro inexorable.