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El mantra de los impuestos a los ricos: Sánchez tendrá que tocar a las clases medias
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Para recortar la brecha con Europa

El mantra de los impuestos a los ricos: Sánchez tendrá que tocar a las clases medias

El presidente del Gobierno se reafirmó el jueves en su intención de incrementar la recaudación para recortar la brecha de más de 70.000 millones que tiene España con Europa

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Para que España tenga un estado de bienestar comparable al de los principales países de la eurozona, necesita una cosa: más gasto público. Las principales partidas de gasto —sanidad, educación y protección social— están muy lejos de la media europea, lo que explica una parte de los problemas que tiene el país con la sanidad pública, los malos resultados educativos o la pobreza.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a repetir el jueves en una entrevista en La Sexta su voluntad de recortar la brecha de recaudación que tiene España con Europa. Esta brecha ascendía en 2018 (último ejercicio con los datos cerrados) a 6,2 puntos del PIB, equivalente a más de 74.000 millones de euros. Esta cifra permitiría cerrar por completo el déficit público estructural de España y todavía quedarían 35.000 millones de superávit.

Foto: Un hombre compra en un mercado en Madrid. (EFE)

Para lograr esa mejora en la recaudación, Sánchez recurrió al mantra de la “justicia fiscal”, esto es, elevar los ingresos solo con impuestos a los ricos. Las clases medias y los pobres pueden respirar tranquilos. Sin embargo, la realidad es que la fiscalidad a las rentas altas tiene un margen recaudatorio muy limitado y para conseguir el verdadero avance que pretende el Gobierno es necesario ‘rascar el bolsillo’ de las clases medias, no hay alternativa. El Ejecutivo tiene que asumir que, igual que critica a la oposición por prometer bajadas de impuestos sin recortes de gastos, también es imposible reducir la brecha de recaudación con Europa si no se aumenta la presión fiscal sobre las clases medias.

Para corregir esa brecha de recaudación, hay que analizar al detalle qué figuras impositivas la generan, porque ahí es donde España está ‘perdiendo’ recaudación. Prácticamente la totalidad de la brecha de recaudación recae sobre los salarios de los trabajadores, esto es, directamente sobre los ingresos de las clases medias.

En concreto, los ingresos sobre la renta (IRPF) y las cotizaciones a cargo de los trabajadores explican 4,5 puntos de los 6,2 puntos de brecha de recaudación de España respecto a la eurozona. Esto significa que la presión fiscal sobre los salarios es reducida en comparación con la media europea. Una parte de la diferencia es el resultado de la devaluación salarial aplicada en España en la última década para recuperar competitividad. Como resultado de esta estrategia, el peso de la masa salarial neta (excluidos impuestos y cotizaciones) se sitúa en el 35,5% del PIB, 2,2 puntos por debajo del dato de la eurozona. Como los salarios son más bajos, también lo es la recaudación.

Pero esta diferencia salarial no explica toda la brecha de recaudación sobre los salarios. Otra parte de la brecha se debe a la economía sumergida, que escapa de la tributación. Pero la gran diferencia reside en las cotizaciones sociales a cargo del trabajador, que en España apenas aportan 3,3 puntos del PIB, mientras que en la eurozona superan los seis puntos. Los bajos tipos que se aplican en España sobre los salarios, del 4,7% en el Régimen General, están muy por debajo de la media europea. Además, los topes de cotización hacen que los salarios superiores a 49.000 euros netos estén exentos de cotización.

Esta presión fiscal reducida sobre los trabajadores se compensa en España con una presión adicional sobre las empresas. Los ingresos de la Seguridad Social con las cotizaciones a cargo de los empleadores ascienden al 9,2% del PIB, 0,2 puntos por encima de la eurozona y 0,9 puntos por encima de la Unión Europea.

Subir el IVA y bajar el IBI

El mantra de los impuestos a los ricos pierde todo el sentido si se analiza la recaudación con los impuestos al capital. Los ingresos de España con estos impuestos directos, que van desde el IBI hasta donaciones o sucesiones, ascienden al 0,5% del PIB, 0,2 puntos más que la media europea.

Foto: El exministro de Hacienda Cristóbal Montoro impulsó ese RDL. (EFE)

El impuesto sobre sociedades es otro de los mantras del Gobierno para elevar la recaudación. Es cierto que este tributo aporta mucho menos de lo que recaudaba durante la burbuja inmobiliaria, pero el motivo es que los beneficios empresariales en ese momento estaban disparados, alcanzando niveles insostenibles. Actualmente, la presión fiscal sobre las empresas alcanza el 2,5% del PIB, apenas 0,2 puntos por debajo de la media europea. Esto significa que el margen de recaudación ‘apretando’ a las empresas es limitado.

El impuesto que sí puede aportar ingresos y con un menor impacto sobre la actividad económica es el IVA. Este tributo aporta en España el 6,6% del PIB, mientras que en la Unión Europea alcanza el 7,2%. Esta diferencia de 0,6 puntos del PIB generaría casi 9.000 millones de euros (con el PIB de 2019), una recaudación que equivale a la mitad del déficit de la Seguridad Social. Pero, eso sí, afectaría de forma clara a las clases medias.

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La brecha de recaudación de este impuesto se debe básicamente a la cantidad de bienes y servicios que tributan a los tipos reducidos. El turismo, el cine o la construcción son ejemplo de sectores ayudados con un IVA reducido sin ser productos de primera necesidad.

De esta forma, el IVA, el IRPF y las cotizaciones sociales, que son las grandes bases imponibles de cualquier país, son también los impuestos que explican la diferencia de recaudación de España con Europa. Si la voluntad del Gobierno es reducir esa brecha, tendrá que gravar a las clases medias, de lo contrario, los avances serán muy reducidos. Dentro de esta presión fiscal creciente a las clases medias se encuentra también la lucha contra la economía sumergida, porque no solo los ricos escapan del fisco, también los trabajadores en negro o los autónomos que no declaran todos sus ingresos.

Para que España tenga un estado de bienestar comparable al de los principales países de la eurozona, necesita una cosa: más gasto público. Las principales partidas de gasto —sanidad, educación y protección social— están muy lejos de la media europea, lo que explica una parte de los problemas que tiene el país con la sanidad pública, los malos resultados educativos o la pobreza.

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