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Malestar en los sindicatos con el Gobierno por atender a las exigencias de la CEOE
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Las medidas laborales están congeladas

Malestar en los sindicatos con el Gobierno por atender a las exigencias de la CEOE

El Ejecutivo ha paralizado todas las promesas que hizo a los sindicatos para no abordar reformas delicadas ante el calendario electoral que se avecina, lo que molesta a las organizaciones

Foto: Reunión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la patronal y los sindicatos en Moncloa. (EFE)
Reunión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la patronal y los sindicatos en Moncloa. (EFE)

Tan solo 23 días después de que Pedro Sánchez fuese investido presidente de España, los sindicatos y la patronal cerraron un acuerdo que llevaba más de un año bloqueado, el IV AENC (Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva). Fue un gesto de los trabajadores y las empresas con el nuevo presidente para mostrar su predisposición al diálogo ante el Gobierno que acababa de formarse.

Desde entonces, ha pasado apenas medio año y las relaciones se han complicado mucho, especialmente entre los sindicatos y el Gobierno. Algunos dirigentes de las dos grandes organizaciones sindicales, UGT y CCOO, están descontentos con la labor del Ejecutivo, ya que consideran que está dando un gran poder a la CEOE y dejando de lado a los trabajadores. En su opinión, el Gobierno tiene que tomar partido y mojarse, no puede quedar bien con todas las partes cuando estas están enfrentadas.

Foto: La ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Isabel Celaá (Efe)

Los sindicatos lamentan que todas las promesas y buenas palabras del presidente en las primeras reuniones no hayan fructificado y cada día parezcan más lejanas. Por el contrario, todas las reformas que ha tratado de frenar la CEOE están congeladas. La gota que ha colmado el vaso es el giro del Gobierno respecto a la cotización de los becarios a la Seguridad Social. En un primer momento, el Ministerio de Trabajo planteó que todos los estudiantes en prácticas no remuneradas tenían que darse de alta en la Seguridad Social. Sin embargo, las críticas de la patronal han cambiado los planes y el Ejecutivo se muestra “contrario” a esta medida.

[Los sindicatos anuncian un calendario de movilizaciones]

La debilidad parlamentaria del PSOE es un claro impedimento para el Gobierno. Cualquier reforma que quiera aprobar tiene que pasar por el Congreso y necesita el apoyo del PDeCAT y del PNV, que tradicionalmente están más próximos a las reivindicaciones empresariales. Sin embargo, para los sindicatos esta debilidad parlamentaria no es excusa para que el Gobierno tire la toalla. No solo eso: Sánchez ya conocía su debilidad parlamentaria cuando accedió a la presidencia del Gobierno, por lo que no comprenden que las promesas de entonces ahora se den por perdidas por la minoría parlamentaria que ya existía.

El Gobierno ha congelado la negociación laboral y se ha centrado en Cataluña y los Presupuestos, que son las dos caras de la misma moneda

“El Gobierno tiene que ser más audaz”, señaló el secretario general de CCOO, Unai Sordo, hace pocas semanas. La realidad es que el Gobierno ha congelado los contactos con los sindicatos y ha centrado su tarea en Cataluña y los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que son las dos caras de la misma moneda. El acercamiento a Cataluña tiene como objetivo conseguir aprobar las cuentas de 2019 o, si fracasa, evidenciar un distanciamiento hacia los independentistas de cara al calendario electoral que se abriría.

En este contexto, el Gobierno ha optado por posponer importantes reformas en el mercado laboral que exigen los sindicatos y que generarían un importante malestar entre las empresas y los autónomos. El último caso ha sido precisamente el de la cotización de los becarios, pero no es el único.

Foto: Un camarero sirve una caña de cerveza. (EFE)

El pasado martes, la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, sorprendió a los sindicatos al mostrarse contraria a la cotización de los becarios. Los sindicatos se enteraron del cambio de opinión del Ejecutivo por la prensa, lo que contribuyó a agravar el malestar. Unas semanas antes, el Ministerio de Trabajo se había comprometido con las organizaciones sindicales a elaborar un estatuto del becario que incluyese, entre otras cuestiones, la obligación de dar de alta en la Seguridad Social a los más de 400.000 estudiantes que realizan prácticas no remuneradas cada año.

Para las empresas y las universidades, esta medida es muy lesiva, ya que encarecería sus costes laborales. Por ese motivo, alzaron la voz para protestar contra la reforma aprobada en el Real Decreto-ley 28/2018. Ahora, el Gobierno estudia un desarrollo reglamentario que limite la obligación de cotizar por los becarios, en contra de la voluntad de los sindicatos, que quieren que todos los becarios estén dados de alta en la Seguridad Social.

Sin contrarreforma laboral

Pero no es el único desencuentro que ha tenido el Gobierno con los sindicatos. El principal motivo de enfrentamiento es la contrarreforma laboral que prometió el Ejecutivo a los sindicatos antes del verano. En palabras de la ministra de Trabajo, su compromiso era “eliminar los aspectos más lesivos de la reforma laboral del PP”. Las negociaciones están hoy encalladas y nada parece indicar que vayan a avanzar en las próximas semanas.

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Cualquier modificación de la regulación laboral tendría que contar con el voto favorable de PNV y PDeCAT, algo que parece imposible actualmente. Esto condenaría al Gobierno a sufrir una dura derrota en el Congreso, a la que no quiere arriesgarse. Sánchez prefiere alcanzar un gran acuerdo con la patronal y los sindicatos, pero es muy complicado que la CEOE vaya a aceptar una reforma que limita sus ventajas actuales. Hasta el registro de la jornada laboral de los trabajadores en las empresas, medida que llegó a anunciar Sánchez en el Congreso de los Diputados, sigue congelado.

Los sindicatos lamentan que el Gobierno esté dando “poder de veto” a la CEOE en la mesa de negociación colectiva y consideran que deberían buscarse las vías para intentar derogar algunos aspectos de la reforma laboral. Para presionar a Sánchez, han lanzado un calendario de movilizaciones que se intensificará en los próximos meses, a partir del 8-M, si las convocatorias tienen el respaldo social esperado.

Los sindicatos lamentan que el Gobierno haya dado “poder de veto” a la CEOE en materia laboral

Los sindicatos también se sienten molestos con la reforma de las cotizaciones de los autónomos. Trabajo se comprometió con los autónomos y los sindicatos a vincular las cotizaciones a los ingresos reales, para evitar que pequeños empresarios aportasen solo la base mínima a la Seguridad Social. El Ejecutivo prometió a las organizaciones de autónomos que lanzaría una propuesta de las nuevas cotizaciones antes del final de enero, pero también aquí ha incumplido su promesa.

El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, remitió la semana pasada una carta a los máximos responsables de las organizaciones de autónomos en la que reconocía que existía el “compromiso” de iniciar la reforma pero que “debido a la carga de trabajo adicional en los meses de diciembre y enero, así como a un retraso en la obtención de los datos necesarios, nos va a resultar imposible cumplir el plazo reseñado”.

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De esta forma, el Gobierno vuelve a posponer una de las reformas demandadas por los sindicatos. En esta ocasión, se trataba de una exigencia de Uatae, organización de autónomos asociada a CCOO, y a la que se había opuesto ATA, organización asociada con la CEOE. La parálisis en las reformas supone prolongar las políticas del Partido Popular que tanto critican los sindicatos, por lo que la falta de acción, en realidad, beneficia los intereses de la patronal. Los sindicatos quieren movilizar a los trabajadores en las calles, pero, en realidad, el calendario electoral también les presiona a ellos, ya que necesitan una mayoría de izquierdas en el Congreso que pueda poner en marcha las reformas que esperan.

Tan solo 23 días después de que Pedro Sánchez fuese investido presidente de España, los sindicatos y la patronal cerraron un acuerdo que llevaba más de un año bloqueado, el IV AENC (Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva). Fue un gesto de los trabajadores y las empresas con el nuevo presidente para mostrar su predisposición al diálogo ante el Gobierno que acababa de formarse.

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