Industria intenta retener las ayudas al carbón por el recelo a Ribera en las cuencas mineras
Los ministerios de Industria y Transición Ecológica han debatido quién controla el instituto del carbón, un centro de gran presupuesto que da ayudas a las comarcas y las prejubilaciones
La acumulación de poder energético en el Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera ha tenido un punto de fricción. El Ministerio de Industria ha intentado retener el Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras (IRMC), un oscuro centro con un enorme presupuesto encargado de las prejubilaciones a los mineros y de las ayudas a las comarcas mineras. El argumento era que el volantazo energético del Gobierno contra el carbón se vería así mitigado en las comarcas mineras, donde importantes barones socialistas como Javier Fernández y Javier Lambán temen sufrir en votos las consecuencias de esta política.
El IRMC fue creado en 1997 y su objetivo es "gestionar las ayudas de cualquier naturaleza que se concedan a las empresas dedicadas a la minería del carbón, tanto por su actividad minera como por procesos de reestructuración y racionalización de la misma", inspeccionar a las empresas mineras y, en general, gestionar el enorme volumen de dinero público que, de una forma u otra, va al sector. En las comarcas mineras, de León a Teruel y de Córdoba a Asturias, lo conocen bien. Este instituto paga las prejubilaciones, y los polígonos industriales vacíos y otros proyectos fallidos para diversificar estas comarcas tienen su sello.
Tiene un presupuesto de 273 millones al año para prejubilaciones y proyectos alternativos
El paso de la Secretaría de Estado de Energía del Ministerio de Industria al de Transición Ecológica, el mayor cambio de concepción de la política energética en décadas, vaticina un 'shock' cultural con el carbón. El anterior ministro, Álvaro Nadal, era un firme partidario de defender la producción de las térmicas de carbón, para lo que se enfrentó a las eléctricas. Contó en su apoyo con destacados socialistas, como los presidentes de Asturias y Aragón, Fernández y Lambán.
Para paliar ese choque, la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha intentado retener al menos el IRMC, según fuentes del sector. Ninguno de los dos ministerios ha querido comentar la noticia. El IRMC no es solo una gris oficina en la sede tradicional de Industria. Va acompañado de un generoso presupuesto. En los Presupuestos de 2017, por ejemplo, recibió 273,4 millones de euros, destinados principalmente a prejubilaciones y bajas indemnizadas, según anunció entonces el ministerio.
Tradicionalmente, los sindicatos han estado más cómodos negociando con Energía que con Medio Ambiente. El intento de mantener el IRMC en Industria permitiría a esta mitigar la previsible tensión con el nuevo macrodepartamento de Transición Ecológica. Aunque quizá contando con eso, uno de los pilares de ese departamento será Hugo Morán, exalcalde de Lena, un pueblo minero de Asturias. El discurso del nuevo equipo que lleva Energía insiste en la "transición justa" de las cuencas mineras, por lo que gestionar el IRMC es una pata importante de la gestión.
Transición Ecológica ya logró quedarse con las competencias sobre agua, cuando en el sector ambiental mucha gente se preguntaba si se quedaría en el Ministerio de Agricultura. El argumento era que al quitarle Medio Ambiente, el departamento que dirige Luis Planas perdía entidad, y al quedarse con el agua —que incluye ascendencia sobre las confederaciones hidrográficas que abarcan varias comunidades, además de presupuesto para obra pública— podría aumentar su peso en el Consejo de Ministros.
En las pugnas por el diseño y las competencias del nuevo ministerio de Transición Ecológica se trasluce el pulso de cambio del nueo eco PSOE -Narbona, Ribera, Hugo Morán pero también Borrell, según fuentes del sector-, frente a los barones y a posturas más tradicionales y apegadas a las cuencas mineras, granero tradicional de votos del PSOE.
La acumulación de poder energético en el Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera ha tenido un punto de fricción. El Ministerio de Industria ha intentado retener el Instituto para la Reestructuración de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras (IRMC), un oscuro centro con un enorme presupuesto encargado de las prejubilaciones a los mineros y de las ayudas a las comarcas mineras. El argumento era que el volantazo energético del Gobierno contra el carbón se vería así mitigado en las comarcas mineras, donde importantes barones socialistas como Javier Fernández y Javier Lambán temen sufrir en votos las consecuencias de esta política.