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Vivir en Madrid no sale a cuenta: la prima urbana es una de las más bajas del mundo
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entre el 2 y el 5 por ciento

Vivir en Madrid no sale a cuenta: la prima urbana es una de las más bajas del mundo

En las grandes áreas metropolitanas los asalariados tienden a cobrar bastante más por el mismo trabajo. En España, por el contrario, los sueldos son iguales que en el resto del país

Foto: Foto: El confidencial
Foto: El confidencial

Jorge y Lucía estuvieron haciendo números una noche entera en el pequeño salón de la que entonces era su casa, cerca de la calle Princesa de Madrid. Querían vivir mejor, llegar más cómodos a fin de mes. Él trabaja como diseñador 'freelance' y sus clientes están repartidos por toda Europa. Ella es empleada de una multinacional y tenía opciones de trasladarse a Alicante. "Vimos que allí, pagando el mismo alquiler podíamos permitirnos un apartamento con el doble de metros y cerca del mar. A eso hay que sumar el ahorro en transporte, en el mercado y en un montón de cosas más. Nos decidimos a dar el paso. Ahora trabajamos las mismas horas y nuestra calidad de vida es mucho mayor. Los servicios públicos son iguales o mejores y no nos pasamos horas viajando. Solo echamos de menos a los amigos que hicimos en Madrid", dice ella desde su nueva casa.

El testimonio no tiene nada de especial porque habla de España, uno de los países con la prima salarial urbana más baja del mundo. El concepto hace referencia a "la brecha en el salario que se obtiene al comparar pequeñas o medianas ciudades frente a las grandes metrópolis". Es un tema que no ha llegado al debate público y ni siquiera está en el radar de sindicatos y patronal. Al revés de lo que ocurre en otros muchos países, tanto industrializados como en vías de desarrollo, donde se asume que vivir en una gran área metropolitana lleva aparejado un incremento salarial significativo, un dinero que tiende a compensar el coste de vivir en la gran ciudad. En ocasiones, esta 'prima' aparece reflejada en los convenios colectivos e incluso en la legislación laboral, como ocurre en Reino Unido con lo que se conoce como 'London weighting' y que tiene sus orígenes en los años 20 del siglo pasado.

En EEUU, donde apenas existen regulaciones al respecto pero la flexibilidad propicia ajustes salariales más radicales, la diferencia se sitúa en torno al 30 por ciento de media. En España, por el contrario, no pasa del cinco, según recoge un estudio publicado por Funcas a finales del año pasado (se puede leer íntegro aquí). Esto se traduce, explican sus autores, en que hay infinidad de pensionistas y profesionales, incluidos muchos del sector público, cuyo poder adquisitivo es comparativamente inferior por el hecho de vivir en áreas metropolitanas. Ocurre sobre todo en Madrid y Barcelona, la tercera y la sexta concentración de población de Europa respectivamente.

Fernando Rubiera, profesor de la Universidad de Oviedo y coautor de la investigación, aclara que todos los estudios que miden la prima salarial urbana intentan comparar la remuneración entre trabajos similares, algo que en el caso de España no resulta sencillo porque no hay muchas bases de datos que permitan hacerlo. Se necesita poder equiparar lo que gana un camarero, un maestro o un reponedor en Madrid... con lo que gana un camarero, un maestro o un reponedor en Badajoz o Ciudad Real, por ejemplo. "Si, por el contrario, comparásemos el salario medio en total, o la renta, las diferencias son mucho mayores", puntualiza el profesor, ya que las grandes ciudades concentran un alto porcentaje de los trabajos más especializados y en ellas tienden a establecerse las familias con más recursos.

En España, detalla Rubiera, existen tres realidades mucho más marcadas que las determinadas por la diversidad cultural regional. Pero estas diferencias no se tienen demasiado en cuenta al trazar políticas urbanísticas y sociales. "Por un lado están las dos grandes áreas metropolitanas, que tienden hacia los mismos problemas. Por otro lado, está el campo, la España rural. Y después las ciudades de tamaño medio. Los convenios colectivos, las reivindicaciones sindicales y las políticas casi nunca se llevan a cabo teniendo esto en cuenta. Así, las grandes metrópolis siguen atrayendo población por las mayores oportunidades laborales existentes, pero la calidad de vida que se obtiene en las ciudades pequeñas o medianas, así como en la periferia, es significativamente mayor", dice.

La calidad de vida que se obtiene en las ciudades pequeñas o medianas, así como en la periferia, es significativamente mayor a la de las metrópolis

Los autores del estudio aventuran algunas hipótesis que explicarían por qué la prima salarial es tan baja en las grandes ciudades españolas. Lo achacan, sobre todo, a los mecanismos de negociación laboral. "En España, las condiciones y los salarios se negocian entre patronal y sindicatos en convenios sectoriales a escala nacional o autonómica. Existen cláusulas de ajuste provincial pero, salvo excepciones particulares, no hay negociaciones salariales locales o a nivel de empresa o individuo como sí hay en otros países. La consecuencia es una diferenciación salarial muy moderada a pesar de que afrontan costes de vida muy distintos".

Jordi García Viña, director del Departamento de Relaciones Laborales de la patronal CEOE, confirma que en España la regulación es distinta a la de otros países. "Los convenios colectivos provinciales cubren al 70 por ciento de los trabajadores, incluso después de la reforma laboral de 2012. Aquí es normal que haya importantes diferencias entre provincias pero no entre ciudades. No me suena ningún ejemplo de convenio que determine un plus por vivir en una gran ciudad". En las negociaciones con los sindicatos, de hecho, no se suele argumentar este tema. "Se ponen encima de la mesa criterios que suelen ser externos: productividad, ganancias, beneficios, asuntos más pegados a la actividad que al lugar en concreto. Como mucho se comenta que con mil euros no se puede vivir en Madrid, pero no hay una reclamación específica". Desde CCOO también confirman que no hay ningún estudio ni propuesta al respecto de la prima salarial urbana.

Lo positivo: frena la despoblación

Otros factores que lastran la prima urbana de las ciudades españolas, aventura Rubiera, son la alta tasa de paro que tradicionalmente arrastra nuestro país y las particularidades del modelo económico español, donde predominan los trabajos de baja productividad. "Profesiones como la de camarero o albañil no se benefician de economías de aglomeración, no multiplican su productividad por estar en un entorno metropolitano".

No todo es un problema. La baja prima urbana de las grandes ciudades españoles tiene también efectos positivos, ya que contiene la despoblación de las zonas menos dinámicas del país. "Es una faena para la gente que vive en Madrid o Barcelona pero también es el único contrapeso que existe en nuestra economía para evitar una concentración aún mayor en los grandes núcleos urbanos. Esto, junto a los precios de la vivienda, son los únicos contrapesos a la concentración. Es casi la única cosa que beneficia a las regiones", comenta Rubiera.

Florentino Felgueroso, experto en temas laborales e investigador asociado de Fedea, subraya que uno de los factores que juega en contra de los asalariados españoles es que en muchos sectores solo hay un mercado laboral en Madrid y no existe competencia en el resto de España, una anomalía que queda patente en este mapa:

"En Francia, Alemania y otros lugares de Europa no está tan concentrado el trabajo: hay más polos de atracción. Si quieres llevar a un profesional altamente cualificado tienes que pagarle porque hay que competir con otras plazas, pero aquí no pasa eso. Los estudiantes de cualquier provincia ya saben que van a acabar en Madrid. Y no es necesario pagarle ninguna prima porque en realidad no le quedan más opciones", dice.

Felgueroso recuerda que en España existe un plus para Ceuta y Melilla y que gran parte de la masa salarial pagada con dinero público queda a discreción de las autonomías, que ponen sus propios complementos salariales aunque no estén ligados al costo de vida de las ciudades. Prefiere matiza las conclusiones del estudio de Rubiera. "En el caso de Londres estamos hablando de un coste de la vivienda muy superior al de Madrid o Barcelona. En España hay además provincias igual de caras que las grandes ciudades, por ejemplo las zonas más turísticas de la costa, como Ibiza". También subraya que una ciudad como Madrid ofrece muchas cosas en términos laborales de las que entran en una tabla salarial. "Dentro de la propia carrera de funcionario hay promociones que solo se pueden lograr en una ciudad con la economía de la aglomeración como Madrid. No es lo mismo ser juez en un sitio perdido que en la capital", concluye.

Rubiera, sin embargo, cree que los habitantes de las grandes ciudades irán tomando conciencia del desajuste actual. "Es la típica idea económica que es muy difícil de explicar porque la experiencia parece indicarte lo contrario: que la gente viene a Madrid por trabajo. Pero si salta la liebre con esto puede haber un debate muy profundo, por ejemplo de cara a la reforma de las pensiones. En Asturias con una pensión de 700 euros vives aceptablemente, pero en Madrid te deja por debajo de la línea de pobreza. A lo mejor habría que hacer un ajuste en general al respecto y aceptar que la inflación evoluciona igual en todas las regiones. Eso nos llevaría a revisar parámetros que hoy están muy homogeneizados y que quizá no deberían estarlo, sobre todo en el sector público y en trabajos muy regulados por convenio y con menos flexibilidad".

Jorge y Lucía estuvieron haciendo números una noche entera en el pequeño salón de la que entonces era su casa, cerca de la calle Princesa de Madrid. Querían vivir mejor, llegar más cómodos a fin de mes. Él trabaja como diseñador 'freelance' y sus clientes están repartidos por toda Europa. Ella es empleada de una multinacional y tenía opciones de trasladarse a Alicante. "Vimos que allí, pagando el mismo alquiler podíamos permitirnos un apartamento con el doble de metros y cerca del mar. A eso hay que sumar el ahorro en transporte, en el mercado y en un montón de cosas más. Nos decidimos a dar el paso. Ahora trabajamos las mismas horas y nuestra calidad de vida es mucho mayor. Los servicios públicos son iguales o mejores y no nos pasamos horas viajando. Solo echamos de menos a los amigos que hicimos en Madrid", dice ella desde su nueva casa.

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