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Más de 3.000 ganaderos gallegos se quedan sin pasto para sus vacas tras los incendios
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granjas de pollos calcinadas, caballos huidos…

Más de 3.000 ganaderos gallegos se quedan sin pasto para sus vacas tras los incendios

Las llamas se llevaron por delante los tractores, las explotaciones, las naves y los animales de los ganaderos de Galicia. "Nos hemos quedado con una mano delante y otra detrás"

Foto: La Ley de Montes de Galicia prohíbe usar los terrenos quemados durante dos años. (EFE)
La Ley de Montes de Galicia prohíbe usar los terrenos quemados durante dos años. (EFE)

Víctor es uno de los pocos habitantes de As Neves (Galicia) que consiguió salvar su casa gracias al agua de su piscina, pero sus vecinos del pueblo no corrieron la misma suerte. Casi todos los hogares, bodegas, camiones, tractores, tierras, una fábrica maderera y hasta el cementerio han quedado reducidos a cenizas, incluida "una granja de pollitos pequeños que se ha calcinado entera", cuenta este cocinero de profesión con la voz quebrada. Pero se siente afortunado porque muchos de sus compatriotas han perdido tanto su domicilio como su medio de vida, sobre todo quienes trabajan en el campo.

Entre ellos, unos 3.000 ganaderos que ya no tienen pasto para dar de comer a sus vacas, caballos, ovejas o cabras como consecuencia de las llamas que arrasaron Galicia hace dos semanas. El que no ha perdido la maquinaria, las naves o los terrenos, ha visto cómo sus animales han muerto abrasados o han huido en un intento por salvar su vida. Más de la mitad (55%) de las vacas lecheras de toda España están en una comunidad autónoma que también alberga unas 14.000 explotaciones de carne.

"Son los casos de mayor gravedad, pero puede haber muchos más", estima Roberto García, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Galicia. A los daños materiales hay que sumar la prohibición de utilizar el terreno quemado como pasto para los animales durante un mínimo de dos años, pese a que el plazo habitual de 'recuperación' es de unos seis meses. Así está contemplado en la Ley de Montes de Galicia, que censura el pastoreo en todos los terrenos forestales afectados por un incendio hasta que se cumplan 24 meses del mismo. Lo mismo ocurre con la actividad agrícola, otra de las grandes afectadas después de que ardieran 35.000 hectáreas en apenas un dia y medio.

El 55% de las vacas lecheras de toda España está en Galicia. Allí hay unas de 14.000 explotaciones de carne

Es decir, los ganaderos se quedarán sin actividad (y por tanto, sin ingresos) durante dos años. "El artículo 43 fue concebido como elemento disuasorio, bajo la hipótesis de que los ganaderos eran los que estaban quemando el monte. En realidad, ahora supone un doble castigo para ellos por un fuego que no han provocado", critica Xacobo Feijóo, responsable de Desarrollo Rural en UPA Galicia.

placeholder Granjas de pollos, explotaciones ganaderas, viñas, bodegas… Nada escapó a las llamas.
Granjas de pollos, explotaciones ganaderas, viñas, bodegas… Nada escapó a las llamas.

Doble castigo o incluso triple si tenemos en cuenta que los afectados se pueden quedar sin cobrar las ayudas europeas de la PAC en 2018 y 2019, puesto que los terrenos deberán quedar en desuso por ley. Quien se salte la prohibición, se enfrenta a sanciones por infracción leve (de 100 a 1.000 euros), grave (de 1.001 a 100.000 euros) o muy grave (de 100.000 a un millón de euros) en función de criterios como la intencionalidad, el ánimo de lucro o la reincidencia.

"Si no recibimos ayudas para comprar forraje fuera, muchos estamos abocados al cierre definitivo de las explotaciones", advierte García. Por lo pronto, el departamento de Medio Rural de la Xunta de Galicia acaba de habilitar 1,5 millones de euros para reparar los daños en infraestructuras agrarias y pistas forestales, recoger madera quemada, cubrir la muerte de ganado o la pérdida de colmenas y comprar alimentación complementaria. "Con esa cuantía no tenemos ni para empezar", consideran los afectados mientras esperan una declaración de zona catastrófica por parte del gobierno central. Solo así podrán optar a otro tipo de ayudas adicionales para los ganaderos que se han quedado "con una mano delante y otra detrás".

Foto: Una perrita lleva el cadáver calcinado de su cría (EFE/Salvador Sas)

Los vecinos de Asturias, otra de las zonas afectadas, también se han quedado sin comida para sus vacas y caballos. "La gente sigue buscando animales heridos o fugados. Las bolas de fuego arrasaron pueblos enteros en menos de 20 minutos, fue terrorífico", relata Mercedes Cruzado, ganadera y portavoz de COAG en esa región.

¿Y Bruselas qué dice?

La Comisión Europea está examinando las solicitudes de ayuda remitidas desde España para ver si se ajustan a los requisitos del Fondo de Solidaridad para Emergencias y Catástrofes, pero basta con echar un vistazo a la letra pequeña para anticiparse a la resolución. El programa está destinado a servicios de rescate, reparación de infraestructuras, alojamiento temporal para las víctimas, limpieza en zonas devastadas y protección de patrimonio, pero solo se activa cuando las pérdidas superan el umbral de los 3.000 millones o una cuantía equivalente al 0,6% del PIB del país en cuestión, un importe alejado de las cifras que barajan en Galicia.

placeholder Al menos 35.000 hectáreas ardieron en apenas un día y medio. (EFE)
Al menos 35.000 hectáreas ardieron en apenas un día y medio. (EFE)

"Si somos realistas, tendríamos que justificar pérdidas de 80.000 euros por hectárea. Ojalá me equivoque, pero las ayudas de Bruselas no se van a aprobar", sostiene Feijóo. No obstante, fuentes comunitarias dejan claro que la Comisión Europea está "preparada para asistir o guiar a las autoridades españolas" encargadas de solicitar formalmente las ayudas.

Nuestro país ha recibido 31 millones por incendios forestales (entre otros desastres) hasta la fecha a través del fondo de solidaridad, un mecanismo que se diseñó en 2002 como reacción a las graves inundaciones que castigaron el centro de Europa ese verano. Desde entonces, las instituciones europeas lo han activado en 76 ocasiones como consecuencia de terremotos, tormentas, inundaciones o incendios, sean intencionados como en Galicia o no.

Víctor es uno de los pocos habitantes de As Neves (Galicia) que consiguió salvar su casa gracias al agua de su piscina, pero sus vecinos del pueblo no corrieron la misma suerte. Casi todos los hogares, bodegas, camiones, tractores, tierras, una fábrica maderera y hasta el cementerio han quedado reducidos a cenizas, incluida "una granja de pollitos pequeños que se ha calcinado entera", cuenta este cocinero de profesión con la voz quebrada. Pero se siente afortunado porque muchos de sus compatriotas han perdido tanto su domicilio como su medio de vida, sobre todo quienes trabajan en el campo.

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