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Preparados, listos... ¿Brexit? Diez cifras para afrontar el referéndum británico
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pendientes de la consulta británica

Preparados, listos... ¿Brexit? Diez cifras para afrontar el referéndum británico

A menos de una semana para la consulta, la incertidumbre es máxima por lo mucho que está en juego con respecto al futuro de Reino Unido y, sobre todo, de Europa

Los pesimistas expondrán que a Europa se le atragantan los referéndums. Y citarán, por ejemplo, la consulta en la que Dinamarca dijo 'no' al Tratado de Maastricht en 1992 y desató una oleada de incertidumbre que acabó con los huesos de la libra esterlina fuera del proyecto de crear una moneda única en Europa y estuvo cerca de desbaratar esa aspiración de que muchos de los países del Viejo Continente contaran con una divisa común. Los optimistas, sin embargo, podrán objetar que ni el referéndum danés o ni siquiera el más reciente de Grecia han impedido que Europa siga adelante en su integración. Tirando de pragmatismo, afirmarán que Europa parece necesitar este tipo de emociones fuertes para progresar en su unión.

Estas sensaciones contrapuestas estarán presentes en la consulta del próximo 23 de junio, en la que los británicos decidirán la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Lo que se teme es que voten su salida, bautizada con la etiqueta Brexit. Las encuestas de las últimas semanas han ido ajustando las posiciones y en varias de ellas el Brexit se impone al Bremain, una tendencia que se ha dejado sentir en los mercados financieros como suele ocurrir en estos casos: con nerviosismo, ventas en los activos de riesgo y búsqueda de refugios. El descenso del bono alemán a 10 años -'bund'- a terreno negativo por primera vez en la historia figura entre los efectos más impresionantes de esa huida hacia la calidad.

La consulta será clave para el futuro de Reino y para el futuro de la Unión Europea -ver vídeo que protagoniza esta información-. Tiene serias implicaciones económicas por los fuertes lazos comerciales, financieros y empresariales que hay entre las dos partes. Y también posee importantes connotaciones políticas, sobre todo porque puede desatar otra ronda de escepticismo con respecto a la integración europea.

Ante lo que pueda ocurrir, los bancos centrales más involucrados ya han afirmado que se encuentran preparados para mitigar el impacto en caso de que triunfe del Brexit. El Banco de Inglaterra, que mantiene los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,5% desde 2009, ya ha anunciado que reforzará la liquidez del sistema si resulta preciso. Y lo mismo ocurre con el Banco Central Europeo o con el Banco Nacional de Suiza, que también han reconocido que están preparados para actuar en caso de que los británicos decidan salir de la UE.

La solución definitiva se conocerá el próximo jueves. Por el camino, e incluso aunque no se produzca el Brexit, el desgaste ha sido ya considerable. Los optimistas ya tienen más materia prima para creer en Europa.

Los pesimistas expondrán que a Europa se le atragantan los referéndums. Y citarán, por ejemplo, la consulta en la que Dinamarca dijo 'no' al Tratado de Maastricht en 1992 y desató una oleada de incertidumbre que acabó con los huesos de la libra esterlina fuera del proyecto de crear una moneda única en Europa y estuvo cerca de desbaratar esa aspiración de que muchos de los países del Viejo Continente contaran con una divisa común. Los optimistas, sin embargo, podrán objetar que ni el referéndum danés o ni siquiera el más reciente de Grecia han impedido que Europa siga adelante en su integración. Tirando de pragmatismo, afirmarán que Europa parece necesitar este tipo de emociones fuertes para progresar en su unión.

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