El riesgo de que la economía caiga en deflación se multiplica
El FMI lo ha dejado bien claro. España es el país de la Eurozona con mayor riesgo de caer en deflación, que para la zona del euro es ya del 20%.
El Banco Central Europeo (BCE) tiene un motivo adicional para hacer una política más expansiva (o ‘no convencional’, como le gusta decir) con la que enfrentarse al riesgo de deflación. Las cifras más recientes sobre España muestran una caída abrupta tanto del precio de las exportaciones como de las importaciones.
Según Estadística, los precios de las ventas españolas al exterior están cayendo a un ritmo del -4,4%, lo que significa el valor más bajo desde septiembre de 2009. Es decir, en medio de la Gran Recesión. De la misma manera, los precios de las importaciones también se han desplomado. En concreto, hasta un -3%. Esto significa que la relación real de intercambio (cociente entre el valor de las exportaciones y el de las importaciones) es favorable a España. El problema, sin embargo, radica en que si los precios de los bienes que forman parte del sector exterior caen con fuerza, esa tendencia se traslada necesariamente a la demanda interna y aumenta el peligro de un descenso generalizado de los precios.
No es extrañar, por lo tanto, que el FMI haya situado a España en su informe de primavera como el país con mayor riesgo de deflación de la zona euro. En palabras del Fondo Monetario, y para los países avanzados, dado que la inflación “probablemente se mantendrá por debajo de la meta durante algún tiempo”, las expectativas inflacionarias a más largo plazo podrían reducirse poco a poco, lo que conduciría a un nivel aún más bajo que el previsto actualmente o posiblemente “a una situación de deflación de concretarse otros riesgos a la baja para la actividad”. El Fondo, de hecho, estima que para los países de la Eurozona el riesgo de deflación es ya de un 20%.
El FMI advierte que si se produce ese escenario, el resultado sería un alza de las tasas de interés reales (como ya se está produciendo en España), un aumento de la carga de la deuda privada y pública, y un debilitamiento de la demanda y del producto interior bruto.
Se hunden los precios de la energía
O dicho de otra forma, el riesgo de deflación aumenta, ya que los precios exteriores disminuyen con mucha intensidad. Básicamente, por culpa de la energía, que en el caso de España y febrero, registró un descenso del 37% en términos anuales, nueve puntos por debajo de la registrada en enero y la más baja desde julio de 2009.
La influencia de estos datos ya se ha dejado notar de forma contundente en los precios industriales, que son una especie de antesala de lo que posteriormente sucede en el IPC. Y lo que revela el Instituto Nacional de Estadística (INE) es que el Índice de Precios Industriales (IPRI) del mercado interior y exterior presenta ya una tasa anual del -3,3% en febrero, un punto inferior a la del mes anterior.
Es decir, que los precios industriales ya se encuentran claramente en zona de deflación, definida como una caída generalizada de los precios. A esto ha ayudado, sin duda, la fortaleza del euro, que lejos de remitir se acelera, aunque sea muy ligeramente pero ya sobre nivel muy apreciados. Y como recordaba recientemente el Ministerio de Economía, el euro se ha apreciado un 0,4% en los que va de año en términos de cambio efectivo nominal, es decir descontada la inflación. El tipo de cambio medio frente al dólar se situó en marzo en 1,38 unidades, frente a 1,29 que marcaba hace un año.
Esto explica en parte que los precios de producción en el mes de febrero para el conjunto de la eurozona descendieran un 0,2% mensual, tras la caída del 0,3% en enero, con retrocesos del 0,5% en energía y del 0,1% en bienes intermedios (los que sirven para fabricar manufacturas). En relación con un año antes, el descenso, asegura Economía, se acentuó tres décimas, hasta el 1,7%. El riesgo de deflación, por lo tanto, es ya algo más que una pequeña probabilidad.
El Banco Central Europeo (BCE) tiene un motivo adicional para hacer una política más expansiva (o ‘no convencional’, como le gusta decir) con la que enfrentarse al riesgo de deflación. Las cifras más recientes sobre España muestran una caída abrupta tanto del precio de las exportaciones como de las importaciones.