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La inflación más baja desde 2009 examina la 'mano izquierda' de Draghi con los precios
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REUNIÓN DE POLÍTICA MONETARIA DEL BCE

La inflación más baja desde 2009 examina la 'mano izquierda' de Draghi con los precios

En marzo, el BCE enfrió la posibilidad de adoptar más medidas. Apenas un mes después, la desaceleración de los precios vuelve a presionar para que la entidad actúe

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi
El presidente del BCE, Mario Draghi

El Banco Central Europeo (BCE) y su presidente, Mario Draghi, afrontan hoy un desafío formidable en la reunión de política monetaria que la entidad celebra en su cuartel general de Fráncfort. El reto consta de dos elementos que han entrado en conflicto. El primero, la tranquiidad con la que el banquero italiano despachó la cita de hace un mes, cuando avanzó que la inflación repuntará progresivamente en los próximos meses en la Eurozona, hasta desembocar en el 1,7% a finales de 2016. Tanto seguro se mostró, que incluso sugirió que no iba a resultar precisoacometer más medidas expansivas para contener las supuestas presiones deflacionistas. Y el segundo, la presión que vuelve a sentirse ahora, apenas un mes después, por culpa de lainflación de marzo, que según las cifras provisionales podría haber descendido hasta el 0,5%, el nivel más bajo desde finales de 2009.

Esta dualidad es la que conduce al dilema que debe encarar el BCE. Si está convencido del panorama que ofreció en la cita de hace un mes, no pondrá en marcha ninguna medida adicional porque el dato de marzo, como el de los cinco meses previos, es pasajero y a medio plazo, que es de lo que se ocupa la entidad, los precios revertirarán hacia el objetivo de situarlos por debajo, pero cerca, del 2%. Pero si no está tan convencido, si el dato de marzo ha removido su conciencia y la solidez de sus predicciones, el BCE pasará a la acción ya mismo o, como poco, lo dejará todo preparado para actuar en mayo. Hay un precedente próximo en este sentido, puesto que en noviembre sorprendió al recortarlos tipos de interés de interés al mínimo histórico del 0,25% -en el que siguen hoy- tras conocer un dato de inflación inesperadamente bajo en octubre.

Draghi ha dado sobradas muestras de flexibilidad desde que llegó a la presidencia, pero tras los mensajes que lanzó en marzo, sería una sorpresa que actuara ya en abril

En juego, por tanto, está la cinturade Draghi, es decir, su capacidad para adaptarse a las circunstancias. Desde su llegada a la presidencia del BCE en noviembre de 2011, ha dado sobradas muestras de su flexibiilidad, una cualidad con la que ha marcado una clara distancia con respecto a su predecesor, Jean-Claude Trichet. Sin embargo, esta vez existe un matiz que hace diferente a esta encrucijada: el que llevó la voz cantante hace un mes fue el propio Draghi. Es decir, él fue, en primera persona, quien se esforzó en precisar al detalle los motivos por los que el BCE descarta la deflación y quien se permitió el lujo de insinuar que con lo que ya ha hecho el BCE podría bastar. Por tanto, junto a su cintura, también está en juego su credibilidad.

Considerando la contundencia y la proximidad de estos argumentos -los expuso el pasado 6 de marzo-, pasar a la acción en abril se antoja demasiado pretencioso incluso para SuperMario. Pero tampoco puede mostrarse insensible con respecto al dato de inflación de marzo. Por eso, los expertos se inclinan porque Draghi lucirá la mano izquierda que suele emplear en estos casos para volver a abrir la puerta a la posibilidad de actuar, no hoy, pero sí en próximas citas, con la pretensión de dejar claro que el BCE es muy sensible con respecto a la marcha de los precios.

Como sostienen los expertos de Nomura, Draghi mostrará "un tono más blando" que el de marzo en la rueda de prensa que ofrecerá desde las 14.30 horas, pero no hará nada, con lo que se mantendrá en una posición de "esperar y ver" a los datos de inflación de abril para ver hasta qué punto "su visión a medio plazo sobre los precios se ha visto afectada, algo que podría garantizar la puesta en marcha de más medidas". "Sigo pensando que el BCEno tomará una decisión esta semana. No porque no tenga argumentos,sinoporque pedirá más tiempo para tomar nuevas medidas", precisa José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.

Los expertos de Royal Bank of Scotland (RBS) coinciden en que, aunque el dato resulta llamativo, la inflación de marzo, por sí sola, no basta para que detone decisiones como "la de situar los tipos de interés de la facilidad de depósito en negativo", desde el 0% en el que se encuentran desde julio de 2012. En su opinión, Draghi empleará esta vez un discurso menos duro que el de marzo y para reforzar este mensaje filtrará que durante la reunión ha habido una "profunda discusión con respecto a la posibilidad de situar los tipos de depósito en negativo".

Tampoco se vislumbran cambios en los tipos oficiales, situados en el 0,25%. Apenas tres de los 54 expertos consultados por la agencia financiera Bloomberg creen que el BCE los reducirá hasta el 0,15 o el 0,10%.

Al mismo tiempo, la expectación se centrará en lo que Draghi acerca de la posibilidad de que el BCE lance un programa de compras de activos similar a los desarrollados por la Reserva Federal (Fed) estadounidense o el Banco de Inglaterra. Esta opción ha ganado enteros después de que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, admitieraque es una iniciativa que no se debe descartar. Con el permiso del guardián alemán de la ortodoxia monetaria, un QE a la europea tendría más opciones de hacerse realidad.

Otro invitado de excepción a la reunión será el euro, que estará muy pendiente dela habilidad con la que Draghi venda que el BCE reabre la puerta a la adopción de más medidas monetarias expansivas. En marzo no lo dejó nada claro. Más bien todo lo contrario. Y el euro estuvo cerca de derribar la cota de los 1,40 dólares. Ahora ronda los 1,38 dólares a la espera de órdenes del capitán del BCE.

El Banco Central Europeo (BCE) y su presidente, Mario Draghi, afrontan hoy un desafío formidable en la reunión de política monetaria que la entidad celebra en su cuartel general de Fráncfort. El reto consta de dos elementos que han entrado en conflicto. El primero, la tranquiidad con la que el banquero italiano despachó la cita de hace un mes, cuando avanzó que la inflación repuntará progresivamente en los próximos meses en la Eurozona, hasta desembocar en el 1,7% a finales de 2016. Tanto seguro se mostró, que incluso sugirió que no iba a resultar precisoacometer más medidas expansivas para contener las supuestas presiones deflacionistas. Y el segundo, la presión que vuelve a sentirse ahora, apenas un mes después, por culpa de lainflación de marzo, que según las cifras provisionales podría haber descendido hasta el 0,5%, el nivel más bajo desde finales de 2009.

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