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La banca prepara un nuevo ajuste del crédito tras el desplome de los mercados
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LA CAÍDA DE LA BOLSA ECHA AL TRASTE CUALQUIER ATISBO DE RECUPERACIÓN

La banca prepara un nuevo ajuste del crédito tras el desplome de los mercados

El recrudecimiento de la crisis financiera -la bolsa cayó ayer un 4,7% y la prima de riesgo ha escalado de nuevo hasta los 340 puntos básicos-

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La banca prepara un nuevo ajuste del crédito tras el desplome de los mercados

El recrudecimiento de la crisis financiera -la bolsa cayó ayer un 4,7% y la prima de riesgo ha escalado de nuevo hasta los 340 puntos básicos- tendrá consecuencia letales para la economía española. Y más concretamente para las familias y empresas que necesitan endeudarse. Los analistas daban ayer por hecho que el cierre de los mercados mayoristas -donde se financian bancos y cajas de ahorros- supondrá un ajuste adicional en la capacidad de las entidades financieras para prestar dinero. O dicho en otros términos, se atranca todavía más el grifo del crédito.

Como recuerda el director de tesorería de un importante banco nacional, desde el 31 de mayo ninguna entidad ha logrado financiarse en el exterior, y eso tiene una contrapartida: el ajuste en la partida del activo. El Banco Santander fue la última entidad que logró financiación. Pero eso sucedió hace más de un trimestre y con un resultado más que discreto. El Santander sólo encontró compradores para la mitad de la emisión (1.000 millones de euros). Recientemente ha realizado otra emisión, pero a través de su filial británica. Ahora, las cosas están mucho más complicadas. Sobre todo por lo que queda por delante.

Como sostenía ayer en Financial Times Wolfgang Münchau, los peor está por venir. En particular en países como España, donde la banca necesita ingentes cantidades de dinero en 2012 y 2013 para financiarse. Y hay que tener en cuenta que el año próximo finaliza el programa de avales que aprobó el Estado en 2009 por un periodo máximo de tres años, y hasta el pasado mes de julio ha comprometido nada menos que 88.944 millones de euros.

La consecuencia no puede ser otra que un racionamiento del crédito sin precedentes casi cuatro años después de que comenzara la crisis. Hasta el extremo de que la financiación al sector privado en términos reales (tasa deflactada) está cayendo un 3,6%. No hay antecedentes en las series históricas.

Detrás de este recrudecimiento de la crisis financiera está la restricción del crédito y el peligro de recaer en un periodo recesivo, pero también las crecientes dudas sobre la solvencia de las entidades financieras. Y unas palabras pronunciadas ayer por el presidente del Deutsche Bank, Josef Ackermann, dieron la puntilla. Ackermann dijo que muchas entidades no sobrevivirán si se las obliga a valorar las carteras de deuda soberana a precio de mercado. Y no hay que olvidar que en el caso de la banca española, ha comprado más de 336.000 millones de deuda pública que pesan a plomo en sus balances. La banca alemana, por ejemplo, tiene una exposición de alrededor de 1,5 billones de euros, lo que pone de manifiesto la naturaleza y la dimensión del problema.

Un círculo vicioso

Así las cosas, el mercado descuenta una nueva recesión alimentada, precisamente, por la falta de crédito. “Estamos ante un círculo vicioso”, aseguran las fuentes. “No hay crédito por falta de actividad y no hay actividad, precisamente, por falta de crédito”.

Lo peor es que las medidas extraordinarias han dejado ya de tener efecto. Ni siquiera influye ya el hecho de que el Banco Central Europeo (BCE) haya reanudado sus compras masivas de deuda pública de los países periféricos en el mercado secundario. Hasta el momento, ha adquirido títulos por valor de 175.300 millones, pero esa cifra irá en aumento en las próximas semanas.

Con este programa, el BCE gana tiempo, pero no resuelve el problema en la medida en que las necesidades de endeudamiento de los estados con altos déficits siguen siendo enormes. Trichet vinculó esa estrategia a la recuperación económica, pero lo cierto es que la reactivación sigue sin llegar, lo que deja sin herramientas de intervención al BCE. Salvo que ponga en marcha un giro copernicano en su política monetaria hasta situar el tipo de intervención por debajo del 1%, lo que haría converger los tipos de interés con EEUU. De hecho, la rentabilidad del bono alemán ha caído hasta el 1,87%, lo que pone de relieve hasta qué punto el bund se ha convertido en un activo-refugio. Un nivel similar al del bono americano a diez años (1,98%).

Se da la circunstancia, además, que el mercado ha digerido ya los compromisos de austeridad anunciados por algunos países, en particular España tras la reforma constitucional que se publicará en las próximas semanas en el BOE. Por el contrario, han vuelto a pesar como una losa las dificultades para cerrar el nuevo paquete de ayudas a Grecia (que está incumpliendo sus compromisos de consolidación presupuestaria) y las vacilaciones que hay en Italia sobre el plan de ajuste.

“Los gobiernos han sido timoratos a la hora de reducir el déficit público, y lo que quieren los mercados son recortes más agresivos”, aseguran las fuentes, que recuerdan que “aún está por hacer una verdadera reforma laboral”.

El recrudecimiento de la crisis financiera -la bolsa cayó ayer un 4,7% y la prima de riesgo ha escalado de nuevo hasta los 340 puntos básicos- tendrá consecuencia letales para la economía española. Y más concretamente para las familias y empresas que necesitan endeudarse. Los analistas daban ayer por hecho que el cierre de los mercados mayoristas -donde se financian bancos y cajas de ahorros- supondrá un ajuste adicional en la capacidad de las entidades financieras para prestar dinero. O dicho en otros términos, se atranca todavía más el grifo del crédito.