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Rafa Nadal aplasta a Schwartzman y ya está en semifinales de Roland Garros
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jugará por undécima vez las semifinales

Rafa Nadal aplasta a Schwartzman y ya está en semifinales de Roland Garros

Rafa Nadal ganó en la central de París a su rival argentino por 4-6, 6-3, 6-2 y 6-2. Espera en semifinales de Rolang Garros Del Potro, que ha vencido a Cilic

Foto: Rafa Nadal, en su victoria ante Schwartzman en Roland Garros. (Reuters)
Rafa Nadal, en su victoria ante Schwartzman en Roland Garros. (Reuters)

Rafa Nadal ya está en semifinales de Roland Garros, algo muy parecido a volver a casa. Es la undécima vez que se coloca a las puertas de la final en París, en todas las ocasiones anteriores pasó la puerta y terminó abrazando la Copa de los Mosqueteros. Porque esto no va tanto de emoción, intriga y análisis sesudos sino de la contundente realidad de los datos, nunca antes se ha visto un jugador así sobre tierra batida. Arrasa porque nadie está cerca de él. Se lo pueden preguntar a su última víctima, Diego Schwartzman, a quien batió por 4-6, 6-3, 6-2 y 6-1.

El argentino es un buen jugador de tenis, un especialista en tierra y un ser humano que en condiciones normales nunca conseguirá ganar a Rafael Nadal en Roland Garros. Fue muy meritorio su tenis, pasa uno de los mejores momentos de su carrera, y estuvo brillante en el primer set. Lo ganó y sembró la duda. Luego llegó la lluvia y volvió Nadal. A partir de ahí no hubo partido o, más concretamente, se concretó por fin el partido que todos esperaban.

Foto: Rafa Nadal, este lunes, celebrando su victoria número 900. (EFE)

Diego Schwartzman es un jugador de gran mérito, principalmente por el primer dato que se conoce cuando se oye hablar de él: mide 1.70. Y eso es claramente escaso para ser tenista hoy en día. Él, con talento y tenacidad, ha recortado la distancia con la mayor parte de los tenistas, se ha plantado en el número 12 del mundo y quiere seguir la senda de Ferrer, esa que dice que la altura no importa y que se puede. Pero no, en realidad no se puede, al menos no llegar a lo máximo. Medir menos de 1.80 en el tenis de hoy en día es un impedimento para subir a determinadas plantas del ránking.

Es deporte, es así, a veces duro. Porque la tenacidad y el talento también están en Rafa Nadal, pero él mide lo suficiente para convertir sus golpes en ganadores, para tener más fuerza y darle más velocidad a la bola. No solo en el servicio, que también, sino en el resto del juego. Y Schwartzman, capaz de hacer daño a muchos tenistas que son más torpes, lo normal es que cuando llega a Nadal solo pueda rendirse, aunque solo sea porque con el mismo repertorio suele ganar el más fuerte. Y eso, una vez más, es lo que ocurrió en París.

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Tennis - French Open - Roland Garros, Paris, France - June 7, 2018 Spain's Rafael Nadal reacts during his quarter final match against Argentina's Diego Schwartzman REUTERS Gonzalo Fuentes

Sin poder incomodarle

"Sé cómo incomodarle", explicaba Schwartzman el día antes de que empezase el partido, dos antes de que terminase. Y sí, claro, porque en realidad eso no es tan complejo, a Nadal le duele lo que le duele a casi todos. El argentino, además, no puede variar su juego, no puede probar cosas nuevas porque sus limitaciones en el juego de red, por ejemplo, son evidentes. Todo esto suma mérito a su primer set, que rompió una de las múltiples rachas increíbles de Nadal en París, pero a la hora de la verdad no deja de mostrar un jugador que no puede, no llega.

Y bien le da para estar contento, del mismo modo que él no tiene el físico que se espera de una estrella del tenis, Nadal parece diseñado a la perfección para jugar sobre tierra batida y ganar con facilidad. Desde los dos perfiles juega profundo, su bola tiene una altura imposible para cualquier rival y sus piernas son un motor capaz de aguantar tanto distancia como velocidad. No es un enorme sacador, y en estas semanas parisinas está especialmente desacertado en este aspecto, pero ese es un dolor que sobre la tierra se puede camuflar. Nadal es un restador casi perfecto, domina el fondo de la pista y sabe siempre cuál es el golpe siguiente perfecto para hacer daño a su rival. La inteligencia táctica de Rafa es de las que hace época.

La lluvia tuvo su parte, claro, porque quebró la dinámica ganadora de Schwartzman y le dio a Nadal un rato para pensar, pero encontrar en ella la razón de este desenlace es quedarse muy corto. Nadal se impuso a Schwartzman proque es mejor que él, tiene el juego perfecto para ganar Roland Garros, como demuestran sus diez títulos previos. En sala de prensa dirá que todos son iguales, que todos aquellos que han llegado a semifinales están en el mismo punto y pueden ganar. Técnicamente es cierto, pero la realidad nos recuerda que no, que favorito solo hay uno y es el mismo que todos los años. Un jugador casi perfecto, una leyenda pura, Rafael Nadal.

Y ahora llegará otro rival, también probable víctima. Será más alto que Schwartzman y también que Nadal, pues tanto Cilic como del Potro lo son. No importa, ello tampoco están diseñados para jugar en tierra como Rafa, el único, el original.

Rafa Nadal ya está en semifinales de Roland Garros, algo muy parecido a volver a casa. Es la undécima vez que se coloca a las puertas de la final en París, en todas las ocasiones anteriores pasó la puerta y terminó abrazando la Copa de los Mosqueteros. Porque esto no va tanto de emoción, intriga y análisis sesudos sino de la contundente realidad de los datos, nunca antes se ha visto un jugador así sobre tierra batida. Arrasa porque nadie está cerca de él. Se lo pueden preguntar a su última víctima, Diego Schwartzman, a quien batió por 4-6, 6-3, 6-2 y 6-1.

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