Es noticia
Otra vuelta de tuerca al tenis: el ritmo más rápido y la desaparición del niño-toallero
  1. Deportes
  2. Tenis
se probará a final de año en milán

Otra vuelta de tuerca al tenis: el ritmo más rápido y la desaparición del niño-toallero

La ATP se plantea que los jugadores no le den la toalla a un recogepelotas sino que lo recojan directamente de un toallero al final de la cancha. Hay otros cambios en marcha

Foto: Nadal, con dos recogepelotas provistos de toalla. (EFE)
Nadal, con dos recogepelotas provistos de toalla. (EFE)

Hay una serie de comportamientos que, de tan habituales, pasan inadvertidos. Están ahí como parte de la costumbre y a nadie se le ocurre que son cosas que, claramente, están mal o deberían tener una aproximación algo diferente. El último ejemplo, llamado a cambiarse ahora, está en el tenis. En cada esquina de la pista un niño sostiene una toalla y se la va facilitando al jugador entre punto y punto. El tenista la recoge, se quita el sudor y se la devuelve al crío, que se mantiene con ella en las manos hasta que termina el punto y el jugador vuelve a necesitarla. En el caso de Rafa Nadal, insigne maniático, el gesto se repite una y otra vez. Un brazo, el otro, la cara, toalla al niño. Está tan interiorizado que a casi nadie le había dado por pensar que no es una rutina muy higiénica, más bien al contrario.

Que el niño esté en contacto con el sudor de otro, por más ídolo que sea, no procede. Eso mismo han pensado en la ATP, quizá porque algún correo de algún aficionado les ha alertado de algo que, obviamente, no es´ta del todo bien pensado. Tampoco es que se hayan vuelto locos y vayan a cambiar de golpe una costumbre que dura décadas, en el deporte las cosas no se mueven así de rápido, pero por lo menos han dado alguna muestra de que detectan algo que chirría en ello y se van a poner a probar la manera de no reiterar en esto. Porque el niño ilusionado tendiendo la toalla es una imagen muy propia del tenis, pero algún día cambiará.

Foto: Kyrgios sed queja durante un partido. (Reuters) Opinión

No lo esperen en los grandes torneos, ni en los pequeños en realidad. No de momento. La ATP ha anunciado que esta temporada estará en lo que se ha convertido en su probeta anual para ideas más o menos descabelladas: las Next-Gen. El torneo, que se inauguró la pasada temporada en Milán y repetirá sede este año, congrega a los mejores jugadores jóvenes del circuito mundial. Les dan premios, visibilidad y, a cambio, les utilizan un poco de 'cobayas' aportando nuevas normas que puedan cambiar el futuro de este deporte.

placeholder
AUS072 MELBOURNE (AUSTRALIA) 23 01 2017.- El tenista español Rafael Nadal devuelve la toalla a una recogepelotas en su partido de octavos de final del Abierto de Australia de tenis contra el galo Gael Monfils en Melbourne, hoy, 23 de enero de 2017. EFE Lynn Bo Bo

Ojo de halcón automático

El tenis vive algo obsesionado con el futuro, aunque es un mal común en el deporte mundial en realidad. Entienden que las nuevas generaciones requieren una aproximación diferente, que los que hoy son jóvenes, no digamos ya niños, dentro de diez o quince años no serán capaces de estar tres horas seguidas sin parar atentas a un solo partido de un deporte. Esto, que es un cambio en el paradigma del mundo del entretenimiento, tiene distraidos a los rectores de la ATP. Por eso mismo el año pasado, en Milán, colocaron marcadores con cronómetro para que los jugadores no se eternicen sacando, quitaron el let haciendo que no se repita el servicio si la pelota roza la cinta, acabar con el 'deuce' o reducir los partidos a sets de solo cuatro juegos.

También se han propuesto que el ojo de halcón, una de las últimas revoluciones del tenis, sea automático y no haya que esperar a que termine la jugada -y a que el tenista lo solicite- para saber si la bola entró o no. En el caso de salir por fuera de la línea el sistema simplemente cantaría mala y se pararía el juego y se concedería el punto al jugador que no hubiese fallado. Esta temporada habrá un minuto menos de calentamiento, solo cuatro en pista, y un solo tiempo médico posible.

placeholder Federer se seca el sudor con una toalla. (EFE)
Federer se seca el sudor con una toalla. (EFE)

Que el público se pueda mover

En otro orden de cosas, se va seguir probando con que el público pueda moverse durante el partido. Esto, tan común en el deporte, es un cambio drástico en el corazón del tenis, una disciplina considerada por muchos elitista y estirada, por varios motivos, también por ese silencio y el decoro con los atletas, que parecen en ocasiones más cantantes de ópera que deportistas. Es una prueba, de momento solo eso, se hace además con chicos jóvenes, probablemente menos acostumbrados que los veteranos a ese silencio, un requerimiento básico hasta el momento en el tenis.

Foto: Nadal llegará a Roland Garros con los títulos de Montecarlo, Barcelona y Roma. (Reuters)

En ese contexto también se encuentran las consultas a los entrenadores, hasta ahora prohibidas en el circuito masculino pero no en el femenino, una brecha que no queda especialmente bien en un deporte que se vanagloria de su igualdad. En el torneo de Milán los jugadores podrán utilizar el consejo técnico, solo que el entrenador no bajará a la pista y se comunicará por medio de cascos y micrófono. Todos estos cambios, que no dejan de ser probaturas varias pensando en el futuro, tendrán también las toallas como protagonistas. La sustitución de los niños por toalleros, que suena a higiene básica, pero hasta el momento no había sido un motivo de preocupación para nadie.

No hay publicado un informe pormenorizado sobre las conclusiones sacadas del torneo del pasado año, aunque en la ATP remarcan que Yahoo les ha premiado por ser el organismo deportivo más innovador. Recuerdan que el objetivo básico es que el juego tenga más momentos de alta intensidad, puntos decisivos, pues entienden que el formato habitual actualmente, de tres sets de seis juegos, hace que haya valles de juego en los que la presión disminuye.

El tenis sigue cambiando aunque, fiel a su tradición, siempre a ritmo lento.

Hay una serie de comportamientos que, de tan habituales, pasan inadvertidos. Están ahí como parte de la costumbre y a nadie se le ocurre que son cosas que, claramente, están mal o deberían tener una aproximación algo diferente. El último ejemplo, llamado a cambiarse ahora, está en el tenis. En cada esquina de la pista un niño sostiene una toalla y se la va facilitando al jugador entre punto y punto. El tenista la recoge, se quita el sudor y se la devuelve al crío, que se mantiene con ella en las manos hasta que termina el punto y el jugador vuelve a necesitarla. En el caso de Rafa Nadal, insigne maniático, el gesto se repite una y otra vez. Un brazo, el otro, la cara, toalla al niño. Está tan interiorizado que a casi nadie le había dado por pensar que no es una rutina muy higiénica, más bien al contrario.

El redactor recomienda