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La desesperación de Djokovic no se cura con sonrisas, carantoñas y estrellas del rock
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el serbio sigue sin encontrarse en la pista

La desesperación de Djokovic no se cura con sonrisas, carantoñas y estrellas del rock

Djokovic perdió también en Barcelona contra un rival menor y sigue en su búsqueda de sensaciones. Ha dejado a Agassi, también a Stepanek y a Imaz, y ahora busca retomar su pasado con Vajda

Foto: Djokovic, en un entrenamiento en Barcelona. (EFE)
Djokovic, en un entrenamiento en Barcelona. (EFE)

Una nueva derrota y otra vez la mirada perdida, el gesto confuso y la rabia contenida. Novak Djokovic pierde en Barcelona contra Klizan, uno de esos jugadores a los que en otra época no tan lejana hubiese pasado por encima sin piedad. No es un error, es una tendencia, hace tiempo que el serbio no parece una estrella del tenis sino un hombre sin rumbo, desencantado con su profesión e incapaz de retomar todo aquello que le convirtió algún día en el mejor jugador del mundo. El serbio quiere volver, lo necesita, pero no parece encontrar la manera de hacerlo.

En Estoril sorprendió la llamada. Están más que acostumbrados a que las estrellas del tenis no se fijen en ellos, que tienen una mala fecha en el calendario, justo antes de Madrid y Roma. Sin embargo, alguien del equipo de Djokovic se interesó en el pequeño campeonato, el serbio quiere volver a jugar en Portugal muchos años después. Ya fue sorprendente que estuviera en Barcelona, que aunque tiene más nivel tampoco suele ser estación de paso en el calendario de los mejores -excepción hecha de Rafael Nadal, pero esa es otra historia-, pero todavía lo es más que acuda a un 250.

Foto: Andre Agassi se estrenó como entrenador de Novak Djokovic este jueves en Roland Garros. (Reuters) Opinión
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Y es que busca desesperadamente volver a ser un tenista de elite, pero no encuentra la manera. Lo que sí ha visto, al menos por el momento, es que con Agassi y Stepanek no lo iba a conseguir. En el último año les ha incluido en su equipo, pero los resultados no han llegado, como tampoco llegaron con Pepe Imaz, el estrafalario gurú marbellí que intentó venderle un poco de homeopatía tenística. No funcionó aquel, como no han funcionado estos, aunque entre los dos últimos técnicos hay, al menos en la mirada de Djokovic, una diferencia abismal. Al menos en lo que a su relación se refiere.

Stepanek, tantos años compañero en el circuito, se marcha porque no ha funcionado como técnico, no ha encontrado la manera de reorganizar el juego del serbio. A él le dedica una cariñosa carta de despedida, profesional, dice, porque siempre serán amigos. Lo fueron antes y una decisión errónea no cambiará esa relación. Deja de ser su entrenador, pero de algún modo siempre estará ahí para darle un consejo. En la misma carta, publicada en su página web, dedicaba una línea a Agassi: "La cooperación entre Novak y Andre Agassi también ha terminado". Ni una palabra de más, frío como el invierno en Burgos, como diciendo que de ese señor no quiere saber nada.

La clave la dio unos días antes el propio Agassi, desde Las Vegas. "Traté de ayudar a Nole con la mejor intención. Pero hubo demasiadas diferencias de criterio. Hemos estado de acuerdo en que frecuentemente no estuvimos de acuerdo. Le deseo lo mejor en el futuro", explicaba el eterno tenista en ESPN. Sonaba en su día como una contratación perfecta ¿quién mejor para enseñar a salir del pozo que alguien que lo tuvo que hacer varias veces en su carrera? El paso de las musas al teatro no fue sencillo, lo que sonaba como una coalición dispuesta para la mejora ha terminado siendo un naufragio que nadie se ocupa en ocultar.

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GRAF2323. BARCELONA, 25 04 2018.- El tenista serbio Novak Djokovic, devuelve la pelota durante el partido jugado ante el eslovaco Martin Klizan en la tercera jornada del Barcelona Open Banc Sabadell 66º Trofeo Conde de Godó de tenis, que se disputa en las pistas del RCT Barcelona. EFE Alejandro García

Volver a lo de siempre

El principal motivo de fricción, aunque lejos de ser el único, tiene que ver con la disposición de Agassi. Es una estrella del rock más que un exdeportista y como tal vive. Una existencia como la suya es de algún modo incompatible con el hecho de viajar todo el año al lado de la estrella, dirigir entrenamientos y conversar horas y horas con el pupilo para encontrar las respuestas que Djokovic no es capaz de hallar en solitario. Agassi, con sus ocho títulos de grand slam en el petate, solo aparecía en los grand slam, precisamente el tiempo en el que mayor ruido hay y todo es menos efectivo.

"Nunca me gustó la relación, desde el principio, Agassi estaba ahí solo en los grandes torneos y eso no es suficiente. Nole necesita un equipo a tiempo completo que le siga a todas partes", explica Bogdan Obradovic, capitán de Copa Davis del equipo serbio. "Le aprecio mucho, solo quiero lo mejor para él, si me necesita me tiene", abundaba el seleccionador balcánico. No será necesario, Djokovic ya ha reaccionado y lo ha hecho de un modo muy común en los deportistas profesionales que pierden el norte: retomando las esencias. Agassi, todo hay que decirlo, no cobraba por este trabajo.

Foto: Djokovic, en Indian Wells. (Reuters)

Y en su caso eso es llamar a Marian Vajda, que es como si Nadal falla y decide retomar la relación con su tío. Vajda, eslovaco, es el entrenador de toda la vida, el que le moldeó como una estrella y le acompañó en los puntos centrales de su carrera deportiva. ¿Por qué le dejó? eso es un poco lo de menos, los tenistas, algunos tenistas, con el tiempo piensan que tienen que mover todo para seguir ganando. En el caso de Djokovic, además, había un intento de simplificar el camino hasta la victoria, que es el modo más sencillo de no encontrarla. Becker, que hizo tándem con Vajda, lo explicó en su momento, él se marchaba porque su pupilo ya no se quería entrenar como antes.

Djokovic, que sigue queriendo jugar al tenis, se encuentra ahora en el punto de inicio. El talento está ahí, claro pues los jugadores como él, tanto tiempo ganadores, siempre tienen una vía de escape. Su vuelta, sin embargo, no se podrá valorar sin la perspectiva del tiempo, si la historia de Djokovic es la que ya hemos visto o tiene capítulos para una nueva temporada.

Una nueva derrota y otra vez la mirada perdida, el gesto confuso y la rabia contenida. Novak Djokovic pierde en Barcelona contra Klizan, uno de esos jugadores a los que en otra época no tan lejana hubiese pasado por encima sin piedad. No es un error, es una tendencia, hace tiempo que el serbio no parece una estrella del tenis sino un hombre sin rumbo, desencantado con su profesión e incapaz de retomar todo aquello que le convirtió algún día en el mejor jugador del mundo. El serbio quiere volver, lo necesita, pero no parece encontrar la manera de hacerlo.

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