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El desafío de Moyá: un Rafa Nadal que dure "mucho más de lo que la gente piensa"
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entrevista con el entrenador de nadal

El desafío de Moyá: un Rafa Nadal que dure "mucho más de lo que la gente piensa"

Carlos Moyá no tiene dudas de que Rafa Nadal llegará al 100% a Roland Garros y de que el tenista puede alargar su carrera todo lo que quiera si se cuida y descansa

Foto: Carlos Moyà y Rafa Nadal en el Open de Australia de este año. (EFE)
Carlos Moyà y Rafa Nadal en el Open de Australia de este año. (EFE)

El placer de escuchar a quien vive lo excepcional como algo cotidiano. Cuando Carlos Moyá (Palma de Mallorca, 1976) explica los pormenores de su día a día junto a Rafael Nadal desprende una sensación atípica. La del maestro que hasta pide límites en el entusiasmo de su alumno. La de una confianza ciega en las posibilidades de su guiado. Tras enlazar una ausencia de tres meses con una incontestable victoria en Montecarlo, sembrando una gran semilla para la gira de polvo de ladrillo, el mallorquín conversa con El Confidencial sobre el enésimo regreso al circuito del número 1 del mundo. Una nueva demostración de carácter a ojos del vestuario.

Pregunta. Menudo regreso.

Respuesta. Ha sido algo impresionante. Se ha enfrentado a los mejores jugadores actuales en tierra batida. Y no sólo ha sido ganar, sino la manera en que lo ha hecho. Demuestra el nivel en el que está, las ganas. Hasta ahora todo ha ido a pedir de boca. Lo siguiente es lograr tener una continuidad y seguir adelante.

P. ¿Esperaba algo así?

R. Siempre espero lo mejor de Rafa y sé de lo que es capaz. Le he visto en los entrenamientos a un nivel muy alto. Pero una cosa es entrenar y otra vez cómo respondes en partidos habiendo jugado tan poco recientemente. Desde la gira asiática del año pasado por problemas físicos no ha tenido esa seguridad. Soy consciente de que cada vez le hacen falta menos partidos y horas de entrenamiento para estar a muy buen nivel. Su calidad hace que asimile muy rápido el tramo y el ritmo.

Foto: Nadal sirve en Montecarlo. (Reuters)

P. Tras tener que renunciar o retirarse en ocho torneos consecutivos, ¿cómo de importante era completar una semana?

R. Era muy importante. En los últimos torneos no había podido terminar. Ha estado afectado en rodilla, psoas y, después, la recaída. Eso hace que vaya perdiendo la confianza en el cuerpo y que vaya dudando. Ha sido un impulso no sólo a nivel de tenis, sino a nivel de cabeza. Para él ha sido importante verse que ya está bien, para quitarse las dudas y ver que el cuerpo le responde. La sensación ya se pasó un poco con la Copa Davis. Fue un test muy duro y al mejor de cinco sets. Para mí, le cogió un poco pronto, pero al jugar esos partidos vio que no tenía ningún problema. Luego al tener 10 días más de descanso para Montecarlo vio que iba a estar bien.

P. Semanas atrás, en charla con El Confidencial, Ángel Ruiz-Cotorro explicaba que Rafa se recupera muy rápido tras una decepción.

R. Yo pienso que afronta esas decepciones con normalidad, también es cierto que ha tenido pocas. La mayor parte de las decepciones que ha tenido Rafa durante su carrera han sido en forma de lesiones. Alguna derrota dura también, pero el balance global es totalmente positivo. Por poner un ejemplo, si él vuelve en Copa Davis y pierde algún partido y en Montecarlo cae antes de la cuenta, ves que algo puede ir mal. Pero cuando le observas y ves que el nivel es tan alto… Rafa siempre ha tenido esa facilidad, mucha solvencia para sentirse competitivo. Y esta vez no ha sido una excepción. Eso hace que las decepciones siempre sean menores.

P. ¿Cómo se planifica un regreso tras lesión?

R. No nos marcamos ningún objetivo. Vamos marcando una evolución en los entrenamientos. Esta vez ha sido para la Copa Davis​. Ganar a dos grandes jugadores en tierra batida como Kohlschreiber y Zverev, y de manera contundente, te hace ver dónde estás. Pero nunca hablamos en modo ‘en este torneo hay que ir a ganar’. Obviamente con Rafa sabes que casi en cualquier torneo el objetivo es intentar ganarlo, pero no tenemos esa conversación. Nos enfocamos en mejorar detalles día a día, ver qué podemos pulir. Es ese el enfoque, más que buscar un resultado aquí o allá.

placeholder Carlos Moyà, que ya acompañó la pasada temporada a Rafa Nadal, ocupa desde este año el lugar de su tío Toni. (EFE)
Carlos Moyà, que ya acompañó la pasada temporada a Rafa Nadal, ocupa desde este año el lugar de su tío Toni. (EFE)

P. El año pasado hizo una gira tan buena que reconoció haber llegado a Roma muy cargado. ¿La falta de competición de este año puede ser algo positivo?

R. Rafa siempre dudaba de cómo llegaría a Montecarlo sin haber competido apenas. Yo intento convencerle de que ya cada vez necesita menos esa competición para sentirse bien. Es mucho más importante el descanso que pueda tener y la calidad de sus entrenamientos. Si los entrenamientos no hubieran sido buenos, hasta yo habría tenido dudas. Pero le veía bien practicando y tenía menos dudas en ese aspecto. La frescura y la motivación que ha tenido este año en Montecarlo han sido muy altas. No sé si mayor de lo normal, pero haber competido poco hace que esas ganas sean mucho mayores también. No caes en una rutina como con la cantidad de partidos que jugó el año pasado. Tener esa carga es buena noticia porque significa que vas ganando muchos partidos. Pero por otra parte este año le he visto muy fresco, motivado y centrado desde el calentamiento previo a los partidos. Eso es algo que te lo dan esas ganas. Esperemos que sea así todo el año. Esa carga te quita algo de frescura y es algo que tenemos que intentar evitar.

P. ¿Le ve llegando al 100% al corazón de la tierra batida?

R. Sí, sin ninguna duda. Si nos ceñimos a su historia en tierra batida, no tengo duda de que llegará bien. No sólo él, sino todos los jugadores. Si Roland Garros fuera la semana que viene, sería perfecto para nosotros. No tememos a eso. Sabemos que hay torneos durante esta época y vamos a afrontarlos todos con ganas e ilusión.

P. La gira de 2017 fue tan buena que apenas una derrota puede significar perder el número 1.

R. Para nosotros, ahora mismo, es algo secundario. La idea es mantener el número 1. Se da esa circunstancia y no es del todo así, porque en Roma tiene margen para sumar. Si lo hace bien en Roma veo factible que pueda mantenerse en el número 1. Y si sigue jugando así, creo que también. En cualquier caso, el número 1 es una consecuencia del día a día, de ir entrenando y jugando bien, de estar sano, de descansar… Le damos mucha más importancia a eso. Sabemos que si todo esto se hace bien, el número 1 será una consecuencia de ese día a día. Ahora nos preocupa Barcelona. Iremos semana a semana porque sabemos que en el horizonte está París.

Foto: Pablo Andújar, en un torneo reciente. (EFE)

P. ¿Qué significa ganar 11 veces el mismo torneo?

R. ¡No lo sé! Es que no lo ha conseguido nadie hasta ahora. ¡Y mucho menos uno del calibre de Montecarlo! Son cifras que ya son historia y que serán historia dentro de 100 años. Va a ser muy difícil de repetir. Lo que intentamos ahora es disfrutar de todo lo que está pasando. Si sigue jugando a este nivel y con estas ganas, queda mucho más Nadal de lo que la gente pueda llegar a pensar.

P. ¿Hablan de esa fecha?

R. Él no se marca ningún plazo. Intento convencerle de que queda mucho más plazo de lo que en cualquier momento pueda llegar a pensar. Mira, yo lo veo desde fuera, pero creo que él puede llegar a jugar el tiempo que él quiera. Si se cuida, si descansa, si sigue entrenando con la motivación que tiene, va a ser él quien elija cuándo deja de jugar y no al revés.

P. ¿Ha visto a Djokovic?

R. Le he visto competir sobre todo. Ha habido una evolución de Indian Wells y Miami hasta ahora. No voy a ser yo quien descarte a uno de los grandes de la historia. Le esperamos, sabemos que va a volver a jugar y el tema es saber cuándo. Sin duda alguna, esperamos a alguien como Djokovic. Cuándo, no lo sabemos.

placeholder Rafa Nadal logró el pasado domingo su undécimo título en el Masters 1000 de Montecarlo. (EFE)
Rafa Nadal logró el pasado domingo su undécimo título en el Masters 1000 de Montecarlo. (EFE)

P. Tras ganar la semifinal de Montecarlo, y tras ganar con margen, se fueron a entrenar. La escena del mensaje de texto fue muy comentada.

R. Me quería comunicar algo, porque yo le veía un poco raro en ese partido. No sabía si había tenido algún problema físico, dudaba si le dolía la rodilla o si le había vuelto a molestar el psoas. Él me intentaba decir algo y no sabía qué quería. Le dije: 'Mándame mensaje porque nos tienes a todos preocupados". Lo manda y digo: ‘Mira tú, menos mal que es eso’. El año pasado lo hicimos un par de veces. Después de ciertos partidos fuimos a jugar. Nada, 10-15 minutos. Es para coger sensaciones, en momentos en los que ha estado algo menos tranquilo, en que no había podido soltar el brazo. En ese momento lo necesitaba. Me escribió eso: 'Vamos a otra pista por favor que necesito jugar un par de juegos'. Pero fue un tema mío porque le dije escríbeme que no te entiendo. Estábamos ahí expectantes en el 'box' para ver si tenía algún problema. La respuesta fue el menor de los males.

P. ¿Qué dice esa actitud de un deportista?

R. Hay jugadores que después de un mal partido, guiados por sus entrenadores, van a pelotear 10-15 minutos. Eso es algo que puede pasar. Que sea el propio jugador quien lo pida… es menos frecuente. Eso te da idea de la autoexigencia que Rafa tiene. A veces incluso intento decirle que sea menos exigente y duro consigo mismo. Está jugando unas semifinales de Montecarlo, ganando más o menos fácil, controlando a un jugador que está muy en forma y que es 5 del mundo, le pides que al menos intente disfrutar ese partido. Él está acostumbrado a eso, pero hace mes y medio estábamos en el hospital y sin saber si iba a jugar la Copa Davis. Que sea consciente también de eso. Obviamente sin perder esa exigencia, pero él es muy perfeccionista consigo mismo y es lo que le ha llevado a ser quien es.

El placer de escuchar a quien vive lo excepcional como algo cotidiano. Cuando Carlos Moyá (Palma de Mallorca, 1976) explica los pormenores de su día a día junto a Rafael Nadal desprende una sensación atípica. La del maestro que hasta pide límites en el entusiasmo de su alumno. La de una confianza ciega en las posibilidades de su guiado. Tras enlazar una ausencia de tres meses con una incontestable victoria en Montecarlo, sembrando una gran semilla para la gira de polvo de ladrillo, el mallorquín conversa con El Confidencial sobre el enésimo regreso al circuito del número 1 del mundo. Una nueva demostración de carácter a ojos del vestuario.

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