Pautas para moldear un atleta de élite

Perdimos un campeón para ganar un preparador de campeones. Es Juan Pablo Gómez Martín, un deportista cuya vida ha girado, gira y girará siempre alrededor del atletismo. Su lema es 'entrena y mejora'. 34 medallas en campeonatos de España avalan su buen hacer como entrenador; bajo su ala han crecido y conseguido victorias los atletas Raquel Gómez, Mamen Ledesma o José Luis Galván

“No soy un entrenador de un Centro de Alto Rendimiento al que todos los años le llegan atletas de alto rendimiento, sino que soy un entrenador personal que ha querido y quiere formarse como el que más, no ya por mí sino por intentar que sus atletas mejoren, aunque sólo sea un segundo, su mejor marca", comenta, para subrayar que "he tenido la suerte de rodearme de atletas que para mí, son todo un ejemplo de trabajo, constancia, saber estar y superación. Han confiado en mí y han dado todo lo que tenían para que consigamos sueños compartidos. Siempre digo que entreno personas, no atletas”.

Comenzó con solo 17 años para ayudar a su pareja y desde entonces su gran entusiasmo por preparar a otros ha ido 'in crescendo', focalizando sus esfuerzos en el medio fondo y fondo. Cada deportista requiere unas necesidades concretas, pero si recuerda un plan concreto de entrenamiento ese es sin duda el primero, porque "fue muy sencillo y lo planifiqué para quien era y es mi pareja, Mamen Ledesma (@MamenLedesma). Un plan sencillo, lo justo, sin complementos y con poca lógica. Por ella, creí necesario formarme, no quería fallarle. E igual hago hoy con el resto, les debo el mejor plan posible y es por eso que no dejo ni quiero dejar de aprender", explica Juan Pablo. A pesar de su experiencia como atleta era necesario prepararse para llegar más lejos, algo que considera imprescindible. Solo estudiando, leyendo y observando se forma un entrenador.

La importancia de la empatía

Tiene claro que "no sólo hay que estar formado (imprescindible por mucha experiencia como atleta que se tenga), sino que hay que saber conjugar la teoría con la práctica, saber leer los resultados de un entrenamiento, de una planificación, de una situación concreta (emocional o climatológica), de las características personales y propias de cada atleta, ya que lo que le viene bien a uno no tiene por qué irle bien a otro, pues cada atleta debe tener su propio plan, pensado y elaborado exclusivamente para él o ella en base a sus características y condiciones. Luego está la empatía; un entrenador tiene que saber lo que siente el atleta, pues sin esa parte de conexión mental es difícil que un atleta crea en un entrenador o pueda sacar el 100% de su rendimiento. Y por último, un entrenador debe ser honesto". "No debe prometer nada más allá de su trabajo, ha de ser sincero con el atleta para no crear falsas esperanzas y mantenerle informado en cada momento de en qué punto se encuentra del objetivo marcado”, enfatiza.

Y así, con mucho trabajo por su parte, con mucho esfuerzo, sacrificio y el talento que pone el atleta, nacen los verdaderos campeones. Considera que "un campeón, rotundamente se hace. Un buen atleta es la suma de muchos años de trabajo. Creo que ser campeón no es sólo ganar carreras, es saber afrontar todas las situaciones que te depara una carrera deportiva por muy buenas o malas que sean. Entre medallas y superación, sin duda elijo superación". "Luchar contra ti y vencerte es la mayor medalla que se puede ganar. La victoria personal debe ser la que nos quite el sueño, darlo todo y si los rivales te superan, sólo queda felicitarles porque tú no tendrás nada que reprocharte", recalca.

Descanso y alimentación

Y aunque trabaja con atletas "ya hechos", sabe reconocer inmediatamente a un campeón; hay características que le marcan si tienen madera para alcanzar las metas propuestas, aunque la capacidad de trabajo de cada uno marcará finalmente la diferencia. En este punto estima que "un atleta de élite, un atleta medallista, campeón de España o internacional, es una persona que trabaja a diario, se cuida muchísimo en los descansos y en la alimentación, y decide renunciar a muchos otros placeres de la vida por considerar que el atletismo cubre con creces todo lo que necesita. Son personas que no sólo poseen calidad (para mí la mayor calidad que tiene un atleta es la constancia), sino que creen firmemente en sus objetivos, tienen una mentalidad positiva y una capacidad de concentración extrema; saben disfrutar del sufrimiento y de la agonía que produce el esfuerzo".

Apunta que "ellos y ellas también sufren, también acaban extasiados después de entrenar y también tienen dolores en las piernas, como cualquiera que corre. Simplemente están rodeados de los apoyos, de la tranquilidad y la confianza necesarias para trabajar duro día a día". Y significa que "no es fácil llegar. De hecho muchos se quedan en el camino, y por eso quizás lo más importante de todo es saber luchar contra ti mismo y superarte. No hay más secreto: lucha, sacrificio, resiliencia y superación”. Y conociendo lo qué necesita cada uno de sus deportistas, va adaptándose a ellos y poniendo todo su conocimiento al servicio de la causa. A pesar de los cambios en la forma de entrenar a lo largo de los quince años que lleva dedicado a ello, la base sobre la que trabaja sigue siendo la misma.

La experiencia

Recalca que "ha cambiado en cientificidad. La esencia sigue siendo la misma, personalizar planes sabiendo el estado emocional. A partir de ahí, se han introducido aspectos demostrados científicamente en estudios (los porqué de los rodajes, de las recuperaciones en las series, el trabajo de fuerza...) que ayudan a planificar con rigor y coherencia, dejando atrás el sinsentido, la ocurrencia o la experimentación ilógica. Cuándo empiezas no sabes muy bien los por qués y de ahí que sea fundamental formarse. Todo lo que entra en un plan debe tener sentido, nada debe ponerse por poner". Aprecia que "todos los esfuerzos y gastos energético/metabólicos deben estar medidos. La experiencia es un grado, sí, pero la experiencia analizada, ya que puedes llevar 40 años entrenando y por ello no quiere decir que tengas más experiencia (que sepas más), debe haber un análisis detrás e ir sabiendo qué va ocurriendo con cada uno de tus entrenamientos en cada uno de tus atletas. Ese 'feedback' es fundamental para crecer como entrenador, ya que te hace ver en qué aciertas y en qué te equivocas. Ese es el verdadero crecimiento".

A pesar de ser conocedor del gran poder de la mente, que puede cambiar el rumbo de un atleta, el entrenador se fija en muchas disciplinas y estudios para ir más allá. Reconoce Juan Pablo que la antropología le ayuda a preparar los entrenamientos. Afirma que "más que a planificar los entrenamientos me ayuda a entender los movimientos o el cáliz que va tomando el 'running' y hacia dónde se va moviendo. El 'running' se está convirtiendo en una gran familia social a la que cualquiera puede pertenecer si tiene un vecino que sale a correr o forma parte de una red social. Sentirse parte de ella es lo que está promoviendo el crecimiento. No estamos aislados en el mundo, sino que existen conexiones y confluencias, y una de ellas es el 'running', que une al más rápido y al más lento en una línea de salida y pueden acabar igual de orgullosos, satisfechos o felices cuando crucen la línea de meta”.

Pequeño grupo de elegidos

Su lema "entrena y mejora" lo ha convertido en una bitacora desde enseña como progresar en la preparación de los atletas. Los próximos retos de Juan Pablo Team es el que requiere cada uno de sus atletas, ellos forman parte de una familia elegida y juntos luchan por llegar a la meta.

"Es una suerte enorme poder entrenar a cada uno de los atletas a los que entreno. Cada uno de ellos y ellas están por algo. No soy una persona de entrenar a muchos porque me gusta atender personalmente a cada uno y darle el espacio y el trato que necesitan", reconoce Gómez Martín. Y, así, señala que "esto hace que los lazos traspasen lo meramente deportivo. A nivel personal mi objetivo, el fundamental, es que cada atleta disfrute del proceso, que se sienta parte de él, no sólo como una persona que sale a entrenar sino que el trabajo sea tanto entendido como compartido, valorado, seguido y atendido. Los resultados pueden o no salir porque entran muchos factores, pero debemos llegar a ellos con la tranquilidad del trabajo bien hecho y de que nos sentimos orgullosos de haberlo realizado y crecido en él”.

No quiere dejar de recodarnos que ante todo reconoce en sus atletas a buenas personas, algo que le llena de orgullo y que es toda una victoria. Lo demás se consigue con mucho trabajo, perseverancia y un buen entrenador dispuesto a llevar lo más lejos posible al deportista sin olvidar a la persona que hay detrás.

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