La actitud de Viñales: ¿por qué no hace autocrítica viendo que Rossi sube al podio?

El anuncio sobre el futuro de Dani Pedrosa, su cacareado acuerdo con Yamaha, Petronas y el Ángel Nieto Team, es como el cuento de Pedrito y el lobo. "¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!". Y tantas veces lo dijo que, cuando llegó de verdad el lobo, nadie le hizo caso. En Assen también se esperaba con interés ese anuncio, sin llegar a la ansiedad que se vio en el Circuit de Catalunya, pero al final, nada de nada. Según diversas fuentes, es de esperar que el acuerdo se oficialice en Sachsenring, el próximo 12 de julio.

Por una cosa o por otra, este fin de semana Yamaha está en el foco. Aquí logró hace un año su última victoria en MotoGP, de la mano de Valentino Rossi, que en las últimas carreras, gracias a su constancia y regularidad, se ha convertido en el hombre de referencia de la marca: tres podios consecutivos (cuatro en las siete carreras disputadas) y siempre clasificado entre los cinco primeros a pesar de los problemas.

"Haciendo terceros puestos no se puede ganar el Mundial", dijo con franqueza Rossi hace unas carreras. Hoy por hoy, Rossi es el único piloto de Yamaha con opciones de hacer buenos resultados, porque Maverick Viñales vive en una montaña rusa de motivación, y Johann Zarco, con su moto satélite, parece desaparecido desde su caída en la carrera de Le Mans. Todo recae en los hombros del piloto más veterano de la parrilla, pero en Assen, Rossi advierte que las cosas no van a ser mejores. Las recientes pruebas realizadas en Barcelona tras el Gran Premio de Cataluña no aportaron nada positivo.

Se habla mucho de que Assen es favorable para la Yamaha, pero si atendemos a la estadística reciente, Honda y Yamaha se vienen alternando en la victoria desde 2011, y en el histórico, Honda cuenta con más victorias que Yamaha, así que…

Las cosas tienen que cambiar

El piloto italiano se queja, con razón, porque tienen que cambiar muchas cosas en Yamaha para que la moto le permita estar en condiciones de ganar, pero se le nota oficio a la hora de analizar la situación, lo que contrasta enormemente con la forma en que Viñales afronta las carreras, con un tono crítico, muy crítico, tanto con Yamaha como con el equipo.

En una reciente entrevista publicada en 'Marca', Viñales decía que él siempre da el máximo, y cuando se le preguntó sobre si el equipo también lo hacía, fue muy duro con la gente con la que comparte garaje: "En ciertos momentos, no. […] Cuando las cosas van bien, es muy fácil: todos damos nuestro 300 por cien. Se ve cuando las cosas van mal: es cuando se ve realmente a las personas y cuando la gente da el máximo o se rinde. En ciertos puntos ha costado mantener la concentración y la motivación. Como el año pasado, cuando veías que se nos escapaba el Mundial. Es muy difícil”.

No han pasado por alto sus palabras, de escasa autocrítica. La relación entre Viñales y Ramón Forcada, el responsable técnico de su equipo, es tensa desde hace tiempo, y el piloto ha dicho que es necesario hacer cambios en la estructura, pero no antes de que finalice el Mundial.

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¿Autocrítica?

"Cuando la moto funciona, estoy ahí delante; cuando no funciona, me tengo que aguantar y estar detrás", leímos en Marca. No es un discurso amable. Finalmente ha admitido que necesita mejorar la salida y sus primeras vueltas, y en las pruebas de Barcelona estuvo probando repetidamente las arrancadas, ajustando un nuevo reglaje de embrague para intentar mejorar en la salida.

En las dos últimas carreras ha fallado claramente: tanto en Mugello (8º) como en Montmeló (6º) perdió varias posiciones en la primera vuelta y cinco segundos en las cuatro primeras vueltas. Y allí hipotecó su carrera, un problema que viene arrastrando en varias pruebas. Este fallo en la salida es mucho más trascendental que la influencia que los neumáticos pueden tener en el desenlace de sus carreras. Además, hay otro hecho evidente: si Rossi está terminando regularmente en el podio, tan 'mala' no puede ser la Yamaha.

"Yo he venido a Yamaha para ganar carreras, no para hacer séptimo", se quejó amargamente Viñales en Le Mans, el escenario de su última victoria. Si la moto no está para ganar, al menos sí para estar en el podio, como está demostrando Rossi.

Lo sorprendente es que sus quejas, diciendo que la situación es la misma que el año pasado, llegan después de haber sido el primero en iniciar el loco frenesí de la renovación temprana —lo anunció en enero, pero el acuerdo se alcanzó ya en diciembre—, afortunadamente para él porque, de lo contrario, sus discretos resultados y su actitud crítica no son el mejor argumento en una negociación. Viñales está atrapado en Yamaha por un contrato de dos años y todavía tiene que correr 12 carreras más esta temporada.

Si la situación no mejora, ¿cuál será su actitud? Corre el riesgo de convertirse en un piloto difícil para trabajar.