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Dovizioso y Márquez recuperan la épica de los mejores tiempos del Mundial
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les separan solo 11 puntos en el mundial

Dovizioso y Márquez recuperan la épica de los mejores tiempos del Mundial

Basta con cerrar los ojos y dejar que la memoria nos lleve atrás, hasta un tiempo épico, cuando los aficionados nos despertábamos sobresaltados por las pugnas entre Rainey y Schwantz

Foto: Andrea Dovizioso logró en Motegi (Japón) su quinto triunfo de la temporada, los mismos que Marc Márquez. (EFE)
Andrea Dovizioso logró en Motegi (Japón) su quinto triunfo de la temporada, los mismos que Marc Márquez. (EFE)

Aquellos días ya tan lejanos fueron, para muchos, el momento dorado de la historia del motociclismo. En aquellas madrugadas juveniles, repanchingados en el sillón, las carreras pasaban ante nosotros acunadas por el canturreo de la locución de Valentín Requena y el maestro Ángel Nieto hasta la llegada de la carrera de 500, cuyos efectos estimulantes se prolongaban a lo largo de la jornada. En aquellas madrugadas de Suzuka, Wayne Rainey y Kevin Schwantz nos ilustraban, un año tras otro, con su tratado sobre motociclismo, que básicamente consistía en no rendirse nunca, no ceder y pelear hasta la última curva. Como este domingo hicieron Andrea Dovizioso y Marc Márquez. Aquellas pugnas construyeron la épica de este deporte.

En la carrera de Motegi, Dovizioso y Márquez nos devolvieron esa sensación tan estimulante. Meses atrás nos imaginábamos un campeonato diferente, esperábamos una pelea por el título entre Márquez y Maverick Viñales, quienes, además, ni siquiera se han encontrado en toda la temporada, pero la realidad es otra, prácticamente inimaginable en la lejana noche de Qatar.

Foto: El podio del GP de Japón: Márquez (i), Dovizioso (c) y Petrucci (d). (EFE)

Dovizioso y Márquez están escribiendo una página histórica para el Mundial de MotoGP, una cargada de épica, que es el ingrediente que hace grande al deporte. Por muchas cuestiones, su disputa nos recuerda a aquellas peleas entre Schwantz y Rainey, inolvidables y menos frecuentes de lo que nuestra memoria selectiva quiere hacernos creer, pero sin duda extraordinarias. Hay cierta similitud: la explosividad de Schwantz y Márquez, su agresividad constante; la frialdad de Rainey y Dovizioso, esa aparente calma ante cualquier situación. Curiosamente, hasta su llegada a MotoGP, Dovizioso estuvo corriendo con el número 34 en recuerdo a Schwantz, pero tuvo que abandonarlo al llegar a la máxima categoría porque ese dorsal fue retirado del campeonato.

Lucha por el título

Hay una diferencia entre aquellas madrugadas y la de hoy. Suzuka fue, durante mucho tiempo, el punto de partida del Mundial, y el campeonato estaba todo por hacer. Se podía correr sin miedos, sin estrategias, sin reservas. Ahora, Dovizioso y Márquez pelean igual, sin miedo, ni estrategia ni reservas, pero cuando sólo quedan tres carreras para el final y mientras se juegan el título.

Nadie se guardó nada en Motegi, y eso tuvo consecuencias en el desenlace de la carrera. Puede que algún resumen simplista se reduzca a decir que Márquez cometió un error en la última vuelta y Dovizioso se aprovechó de él. Pero hay que reconocer que si Marc falla es porque no se puede guardar nada, porque tiene detrás a Dovizioso, apretando.

Yo no esperaba que cometiera ese error, pero sabía que iba por encima del límite porque el agarre del neumático era horrible en ese momento”, confesó Dovizioso en la rueda de prensa tras la carrera.

placeholder Andrea Dovizioso (i) y Marc Márquez se abrazaron tras la carrera. (EFE)
Andrea Dovizioso (i) y Marc Márquez se abrazaron tras la carrera. (EFE)

Dovizioso corrió como siempre lo hace, analizando fríamente la situación y concediéndose tiempo. Tiene una capacidad para progresar dentro de la carrera que sigue fascinando. Controla perfectamente los tiempos y sabe entender la situación. Y tiene una fortaleza mental inquebrantable. “Al principio de la carrera no me encontraba bien. Pero no me rendí. Ésa fue la clave de la carrera”, dijo. Muchos están sorprendidos por la solidez que demuestra el piloto de Ducati, pero él no entiende esta sorpresa. “Muchos están sorprendidos porque he conseguido buenos resultados de forma constante, pero a mí no me sorprende porque en el pasado esta consistencia ya era una característica mía; la diferencia reside en que este año estoy luchando por el Mundial y anteriormente no”, explicó Dovizioso.

Puede que sorprenda a algunos, pero no a Márquez. “Esperaba un Dovi así. Él es consciente de que está en un momento bueno y se lo cree, por mucho que diga que está calmado. Así se está con más tensión que nunca y sabe cuáles son los circuitos en los que tiene que apretar. Este era uno de ellos y Malasia será otro. En los dos que son de izquierdas [Phillip Island y Valencia] intentaremos apretar nosotros”, dijo el español.

placeholder Marc Márquez explicó tras la carrera que tuvo problemas para parar bien la moto. (EFE)
Marc Márquez explicó tras la carrera que tuvo problemas para parar bien la moto. (EFE)

Parar la moto

Desde un punto de vista técnico, ambos llegaron en similares condiciones al final de carrera, con el neumático trasero muy desgastado. En lluvia, la banda de rodadura desaparece muy rápido, pero se mantiene en los flancos, por eso las motos patinaban mucho al acelerar, aunque la mejor tracción de la Ducati –es una cuestión de electrónica, y la moto italiana se ha adaptado mejor a la centralita única que la Honda– ayudaba a que acelerara con mayor eficacia y llegara al punto clave del circuito, la curva 11, emparejada a la Honda.

“He perdido confianza porque no lograba parar bien la moto, y detrás patinaba mucho. La Ducati ha sido superior en ese punto, parando la moto en frenada”, explicaba Márquez. “No sé muy bien por qué, pero el año pasado nuestro moto iba bien en agua, pero este es más crítica en frenada. Para entrar en curva tienes que soltar los frenos y creer en ello”, dijo. De esta forma, teniendo fe, Márquez fue el único piloto Honda que ha logrado brillar en Motegi: Dani Pedrosa se retiró, Cal Crutchlow tuvo dos caídas e Hiroshi Aoyama y Tito Rabat terminaron muy lejos.

Hay detalles relevantes que ayudan a entender cómo ha evolucionado el campeonato y ver las posibilidades de unos y otros: la única Honda que pelea por ganar en todas las condiciones es la de Márquez; Ducati siempre tiene varios peones en juego rodeando a Dovizioso; Yamaha lleva siete carreras sin ganar. Eso lo dice todo.

Aquellos días ya tan lejanos fueron, para muchos, el momento dorado de la historia del motociclismo. En aquellas madrugadas juveniles, repanchingados en el sillón, las carreras pasaban ante nosotros acunadas por el canturreo de la locución de Valentín Requena y el maestro Ángel Nieto hasta la llegada de la carrera de 500, cuyos efectos estimulantes se prolongaban a lo largo de la jornada. En aquellas madrugadas de Suzuka, Wayne Rainey y Kevin Schwantz nos ilustraban, un año tras otro, con su tratado sobre motociclismo, que básicamente consistía en no rendirse nunca, no ceder y pelear hasta la última curva. Como este domingo hicieron Andrea Dovizioso y Marc Márquez. Aquellas pugnas construyeron la épica de este deporte.

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