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La calma de Maverick Viñales es la clave de su victoria
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la rareza de la carrera no le alteró

La calma de Maverick Viñales es la clave de su victoria

Maverick Viñales ha cumplido los pronósticos tras una noche complicada, en la que la aparición de la lluvia y el retraso horario trastocaron muchos planes, pero nada ha podido con él

Foto: Viñales es el primer líder del año. (MotoGP)
Viñales es el primer líder del año. (MotoGP)

La lluvia que desde el viernes por la noche castigó con dureza el circuito de Losail ha cambiado completamente las condiciones de carrera para muchos pilotos. Hay uno al que nada parecía alterarle, Maverick Viñales, y eso que las circunstancias previas a la carrera de MotoGP no facilitaban mantener la calma. Cuando después del primer aplazamiento de la salida, los pilotos se encontraron agua en la vuelta de reconocimiento en el rapidísimo tramo de las tres enlazadas de derechas (curvas 12ª a la 14ª), sus rivales llegaron a la parrilla y poco les faltó para comerse a los comisarios de carrera… Viñales se acercó, no habló mucho –no es muy locuaz–, y regresó a su moto, mientras que los demás exponían sus quejas.

Foto: Viñales aguantó a Dovizioso y acabó superándole. (EFE)

Ese trajín no alteró a Viñales y esa serenidad fue clave en un día en el que había que hilar muy fino. Las condiciones de la pista habían cambiado drásticamente y resultaba casi imposible aplicar el ritmo que él había mostrado en los entrenamientos. Había que plantearse las cosas de otra manera. Había que dejar que fueron otros los que se desgastaran y se la jugaran, y una vez cogido el tacto a la situación, pasar a la ataque.

La ventaja de Viñales frente a algunos de los demás pilotos es que el cambio de condiciones de la pista no hizo que cambiara su elección de neumáticos, manteniendo el compuesto medio en ambas ruedas. Seguramente se rodaría a un ritmo más lento, pero eso no era mayor problema. Los problemas se los encontraron los demás.

A Marc Márquez la nueva situación de carrera, con algo de humedad en pista y una bajada de temperatura provocada por el retraso acumulado –se dio la salida 45 minutos después de la hora programada-, le obligó a cambiar su opción de neumático delantero. Dejó a un lado el compuesto duro y montó un medio. Y ese cambio fue esencial en su pilotaje, porque sin la goma dura no puede aplicarse a fondo en las frenadas, que es el eje principal en su forma de correr.

En Ducati también tuvieron que optar por otro neumático: el trasero blando, una opción realmente arriesgada a pesar de que la distancia de carrera fuera recortada en dos vueltas por el retraso en la salida. Andrea Dovizioso necesitó administrar la potencia de su moto para poder llegar con él entero hasta el final, y la jugada le salió bien.

Pero no sólo hubo que adaptarse a las nuevas condiciones de la pista, también había que correr con un nuevo plan de actuación programado por la Dirección de Carrera: si llovía antes de la tercera vuelta, la carrera se paraba; y si el agua llegaba después, la carrera se interrumpiría y se darían por buenos los resultados. Eso permitía que alguno intentara hacer una carrera al sprint, ante la posibilidad de que llegara la lluvia. Johann Zarco se la jugó, con valentía, y firmó un brillante debut en la categoría hasta su caída en la séptima vuelta. Y su error marcó el camino a muchos.

Viñales estuvo agazapado en las primeras vueltas, y cuando llegó Valentino Rossi a su rueda, parece que fue el momento en el que ayudó a Maverick a dar un paso adelante. Viñales llegó a dudar, tuvo dificultades al inicio en el tercer sector y le costó concentrarse, pero aguantó. A partir de ese momento, en la octava vuelta, los dos pilotos de Yamaha progresaron hacia delante. Hemos asistido, una vez más, a otra nueva demostración de Rossi, que sigue siendo un piloto de domingos, un piloto de carreras. Seguramente ha sufrido mucho, muchísimo, y seguirá sufriendo, pero no está, ni mucho menos, acabado. En los días previos se ha llegado a publicar en medios serios que la superioridad de Viñales y las complicaciones de Rossi podrían hacer que Valentino se planteara su continuidad a final de 2017… Sobre ello ironizó al pie del podio, dedicando el resultado a aquellos que piensan que ya es demasiado mayor.

Los pilotos nunca dieron a Rossi por enterrado, pero lo cierto es que ha sido él mismo quien ha empezado a echarse paladas de tierra encima a la vista de sus resultados en la pretemporada. Y esta vez no sonaba a juego mental. Iba en serio. Así que, parece que han sido mucho más fieles a Valentino sus rivales que él mismo. ¡Qué paradoja!

Y en cuanto a Márquez, no cabe duda que las cosas no han salido como esperaba. La caída sufrida en el 'warm up' fue un serio aviso sobre las condiciones de la pista. Estaba haciendo una tanda larga aprovechando el tiempo extra, marcando sus mejores parciales, cuando se fue al suelo en el cuarto. Esa caída fue un aviso, y al optar por el compuesto blando delante –una recomendación de Michelin ante la bajada de temperatura– jugó la baza conservadora. Y se arrepintió. Con su forma de pilotar esa goma no le aguantó más que media carrera.

Seguramente, la próxima vez seguirá su instinto y puede que acierte porque de ahora en adelante el campeonato se va a enfrentar a pistas 'normales', en las que se disputan carreras convencionales y en condiciones habituales. La cita de Qatar siempre es extraña, e históricamente tampoco ha sido un escenario especialmente propicio para Honda. Ya lo vimos en las pruebas previas.

La lluvia que desde el viernes por la noche castigó con dureza el circuito de Losail ha cambiado completamente las condiciones de carrera para muchos pilotos. Hay uno al que nada parecía alterarle, Maverick Viñales, y eso que las circunstancias previas a la carrera de MotoGP no facilitaban mantener la calma. Cuando después del primer aplazamiento de la salida, los pilotos se encontraron agua en la vuelta de reconocimiento en el rapidísimo tramo de las tres enlazadas de derechas (curvas 12ª a la 14ª), sus rivales llegaron a la parrilla y poco les faltó para comerse a los comisarios de carrera… Viñales se acercó, no habló mucho –no es muy locuaz–, y regresó a su moto, mientras que los demás exponían sus quejas.

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