La importación de talento deportivo de otros países toca techo en los dos últimos Juegos
Orlando Ortega es el sexto olímpico nacional en ganar un metal tras haber competido bajo otra bandera. España suma 33 atletas con pasado deportivo en otro país desde Barcelona
Hasta estas Olimpiadas, los deportistas que habían logrado una medalla para España tras haber competido con otro país podían contarse con los dedos de una mano. Mihaela Ciobanu, Nina Zhivanevskaya, Andriy Xepkin, Talant Dujshebaev, Joan Lino y, con la platas logradas en Río, Orlando Ortega y Artemi Gavezou. La gimnasta compitió hasta 2013 con su país natal, Grecia, y con el metal ganado hoy con el equipo de rítmica se sumó al éxito iniciado por el atleta cubano el pasado miércoles, cuando hizo historia en la carrera de 110 metros vallas dando la primera medalla en esta modalidad al combinado español.
Orlando es el ejemplo de la tendencia llevada por el deporte nacional en los últimos Juegos, donde fue incorporando cada vez a más deportistas de otra nacionalidad. Desde Barcelona 1992, España ha contado con 33 hombres y mujeres -algunos representaron al combinado nacional en varios Juegos- en su equipo olímpico que ya habían vestido la camiseta de otro país en competiciones internacionales. El primero de ellos fue el baloncestista José Biriukov, que había llegado nueve años antes al Real Madrid procedente de Moscú, con solo 20 años. Antes de abandonar la Unión Soviética, el escolta había jugado para el combinado nacional el Eurobasket júnior y varios amistosos con la absoluta.
Veinte años después de la aparición de Biriukov, España llevaba a Londres diez deportistas que ya habían participado en torneos internacionales para otros países. En los actuales Juegos de Río, el número se se repite.
La nadadora Nina Zhivanevskaya y los jugadores de balonmano Andriy Xepkin y Talant Dujshebaev se colgaron sendos bronces en Sydney 2000, mientras que en Pekín 2008 se fueron de vacío pero sumando seis diplomas. La llegada de nuevos talentos no siempre tuvo los éxitos esperados por las federaciones. Uno de los paradigmas de esta situación es el de Glory Alozie, plata en Sydney 2000 con Nigeria y nacionalizada un año después. Pese a lograr un oro en el Europeo de Múnich en 2002, la corredora no pudo repetir el éxito olímpico en Atenas, donde no pasó de las semifinales.
Otros como el jugador de waterpolo Iván Pérez o el velocista Jackson Quiñónez sí superaron los resultados conseguidos con sus países de nacimiento, firmando varios diplomas en sus palmarés. El mítico jugador de balonmano Talant Dujshebaev no revalidó el oro de Barcelona 1992 ganado con la selección de la CEI, conformándose con los bronces de Atenas y Sydney. Con los dos metales del de Kirguistán, sumados a los que logró en Sydney Andriy Xepkin y en Londres Mihaela Ciobanu, el balonmano es el deporte que más éxitos dio al medallero de los nuevos nacionalizados.
Buena parte de los 101 españoles que participaron en los Juegos Olímpicos desde 1992 nacidos en otro país lo hicieron por motivos circunstanciales, caso del triatleta Javier Gómez Noya (natural de Basilea) o el jinete Fernando Sarasola, que lo hizo en las Antillas Holandesas. De no haber competido con España, el medallero hubiese perdido 17 metales y 31 diplomas. Entre ellos se encuentra el reciente oro de Marcus Cooper Walz, nacido en Inglaterra pero criado en Mallorca.
La mayoría de los olímpicos procede de Cuba, con trece atletas, entre los que se incluyen leyendas del deporte como los propios Joan Lino y Orlando Ortega, Niurka Montalvo o Rolando Uríos. Le siguen Estados Unidos o Francia, con siete atletas originarios de allí, y Argentina, con seis deportistas.
También los hay que viven en España desde hace poco, aunque no habían alcanzado el deporte de élite anteriormente. Algunos consiguieron la nacionalidad y la gloria olímpica tras viajar en condiciones extremas. El etíope Alemayehu Bezabeh aterrizó sin papeles y se vio obligado a dormir en las calles de Madrid. Hoy cuenta con el récord nacional en la prueba de 5.000 metros lisos. El marroquí Ilias Fifa también sufrió para conseguir ser campeón de Europa el año pasado, a donde llegó escondido en los bajos de un camión.
Hasta estas Olimpiadas, los deportistas que habían logrado una medalla para España tras haber competido con otro país podían contarse con los dedos de una mano. Mihaela Ciobanu, Nina Zhivanevskaya, Andriy Xepkin, Talant Dujshebaev, Joan Lino y, con la platas logradas en Río, Orlando Ortega y Artemi Gavezou. La gimnasta compitió hasta 2013 con su país natal, Grecia, y con el metal ganado hoy con el equipo de rítmica se sumó al éxito iniciado por el atleta cubano el pasado miércoles, cuando hizo historia en la carrera de 110 metros vallas dando la primera medalla en esta modalidad al combinado español.
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