Es noticia
Cuatro motivos para mantener la esperanza en España y tres para la preocupación
  1. Deportes
  2. Fútbol
pocas selecciones están brillando

Cuatro motivos para mantener la esperanza en España y tres para la preocupación

España no ha tenido una buena primera fase, pero todavía le quedan argumentos para pensar que este campeonato puede tener el mejor desenlace posible. Para ello, tendrá que remontar

Foto: Los jugadores españoles escuchan el himno antes del partido ante Marruecos. (EFE)
Los jugadores españoles escuchan el himno antes del partido ante Marruecos. (EFE)

Es comprensible el desánimo, España ha hecho una fase de grupos grupos mala. Y a pesar de todo ha sido primera y se ha quedado con unos cruces que, sobre el papel, suenan dulces. Porque como decía Vujadin Boskov, fútbol es fútbol, los caminos de este deporte son inescrutables. En la memoria de todos, una Italia ramplona en 1982 poniendo a Sandro Pertini, un venerable anciano, a bailar en el palco del Bernabéu porque lo imposible, que era ganar ese Mundial, se estaba haciendo real en una tórrida tarde en Madrid. Empezaron con tres empates y acabaron ganando. A ese ejemplo, que es el más acusado pero no el único, sea agarran hoy Argentina, Portugal, España o Brasil. Pero más allá de algún caso histórico, que los hay, está el fútbol y el presente. España sigue viva y, por eso mimsmo, hoy sigue teniendo argumentos que la harán campeona o la apartarán de ello.

[ESPECIAL - La Escuadra del Mundial: guía de Rusia 2018]

Futbolistas de clase mundial

La manera más sencilla de conseguir un gran equipo es tener grandes jugadores. Se conocen casos en los que una suma de mediocridades llega a tener un campeón en un torneo corto, pero son eso, casualidades, enormes sorpresas. Las selecciones que terminan levantando la copa del mundo cuentan en sus plantillas con calidad y cantidad, siempre es mejor que el seleccionador tenga problemas de exceso de talento que de falta. España cumple con creces este punto, es uno de los equipos con mejores jugadores.

Chiellini asegura que Sergio Ramos es el mejor central del mundo, pero Puyol no está de acuerdo, él cree que es Piqué. Jordi Alba ha sido para muchos el segundo mejor jugador de un Barcelona que ha hecho un doblete, y eso que juega de lateral izquierdo, lo que no es precisamente la posición más llamativa del mundo del fútbol. Sergio Busquets tiene un juego posicional y unos conceptos defensivos que le convierten en el favorito de sabios del fútbol como Vicente del Bosque, y junto a él aparece un número amplio de jugadores de toque y con enorme criterio, todos estrellas en sus ligas: Iniesta, Silva, Isco, Koke, Saúl, Thiago... hay también artistas de la velocidad, como Lucas Vázquez o Marco Asensio, y aunque los delanteros puedan sonar a menos, no lo son, Costa ha sido clave en el Atlético y en el Chelsea, Aspas marca goles casi sin darse cuenta, Rodrigo juega y marca...

Pero no termina la cosa ahí, también entre los suplentes hay gente como Monreal, que entró en la lista el último y ha sido nominado por el 'Guardian' como el mejor jugador del Arsenal esta temporada. O Azpilicueta, que es un titular indiscutible en el Chelsea, solo se ha perdido un partido esta temporada con los 'blues'.

Foto: Thiago, este domingo, en el Estadio de La Cerámica. (EFE) Opinión

La tradición

Equipos sorprendentes como Dinamarca o Grecia han ganado la Eurocopa, pero algo así nunca ha sucedido en el Mundial. Teóricamente es algo posible, no deja de ser un mes con siete partidos en los que la suerte y una buena preparación te pueden poner en la línea correcta hasta el título. El campeonato, en todo caso, no es para cualquiera, hay ocho campeones en la historia y uno de ellos, Italia, no estará en Rusia. Desde 2010, España pertenece al club .

Hierro tiene a su disposición un perfil futbolístico claro que debería . Además, son garantes del enorme éxito que ha tenido el país en el fútbol en la última década. La Selección ha marcado estos últimos años, pero también los clubes, Madrid, Barcelona, Atlético, incluso el Sevilla, se han colocado como referentes dentro del deporte mundial. Eso lleva a la experiencia, no hay conjunto que pueda presumir de futbolistas más acostumbrados a la gran escena que este.

Ramos, Piqué, Iniesta, Silva... todos ellos son ya campeones del mundo y compiten en equipos que compiten temporada tras temporada por los máximos premios. Saber jugar una final también es importante, son muchos los casos en la historia en los que los mejores jugadores se amilanan porque no acostumbran a esa presión. Si España avanza en el torneo, no le temblarán las piernas. El fútbol español es demostradamente competitivo y se desempeña con gracia en los cruces directos. A la Selección le quedan cuatro de esos para ser campeona.

placeholder Sergio Ramos y Piqué, pareja de centrales de la Selección española. (EFE)
Sergio Ramos y Piqué, pareja de centrales de la Selección española. (EFE)

La falta de competencia

Mal de muchos... epidemia. Porque es cierto, España apuntó maneras contra Portugal, se dio de bruces contra la defensa iraní y, finalmente, pareció un completo caos en su empeño contra Marruecos pero, asumido esto ¿quién está jugando bien? No será Argentina, metida en octavos entre agonías. Ni Alemania, que ha tenido casi más sustos que certezas. Tampoco Brasil ha jugado a nada y Francia, aunque ha ganado con solvencia, le ha recordado al mundo que sus mediocampistas no juegan al fútbol sino que son grandes atletas.

Las selecciones que, por el momento, no han dejado dudas son Croacia, Bélgica e Inglaterra. Y está bien, pero ninguna de las tres se presenta como una favorita clara, falta tradición y profundidad de banquillo, ver cómo se pueden manejar en partidos a vida o muerte. De la fase de grupo a los cruces hay un salto al vacío para el que estas tres selecciones aún tienen que dar respuestas. Además, Bélgica e Inglaterra tienen fama de combustión fácil, son conocidas por ser capaces de lo mejor y lo peor, y no es extraño que muchos esperen que, en algún momento, se caigan de las quinielas.

Añadido a esto, el optimismo de España puede pasar por un cuadro bastante benévolo. En octavos de final, Rusia, el equipo con peor ránking del campeonato que ha pasado segunda en un grupo flojo. Es cierto, la Selección no suele tener fortuna con los organizadores, pero como cruce suena plácido. Después, en cuartos, Croacia o Dinamarca. Los dálmatas son un buen equipo, pero cualquiera hubiese firmado de antemano ese cruce en la antepenúltima ronda. Tienen juego, pero también fisuras, como la ausencia de un gran goleador.

Incluso lo posibles cruces de semifinales suenan menos temibles de lo que uno podría esperar de todo un Mundial. No asegura nada, pero una competencia menos experta y con peores expectativas previas al campeonato suele ser el camino preferido por cualquiera. Ese minuto loco, con VAR en doble sentido, le dio a España un camino menos pedregoso que puede terminar dándole el Mundial.

El estilo ganador

Hoy parece difícil, porque el equipo está jugando horrible, pero lo cierto es que la base sobre la que se puede reconstruir España es mucho más sencilla que la de otros equipos. Al fin y al cabo, hace solo unos meses estaba jugando muy bien al fútbol y siendo un equipo de referencia. Es más fácil volver a una senda que se conoce que empezar casi de cero, como le ocurriría a Argentina, a la que nadie recuerda con un concepto colectivo válido para ganar partidos.

Es que además, hay muchas maneras de jugar al fútbol y la clave suele esta en llevar una a la excelencia. La victoria de 2010 hizo de España un enorme referente futbolístico, empujado por el estilo que también impuso Guardiola a su Barcelona. El control del balón y del mediocampo, la defensa desde la posesión y el ritmo frenético del esférico son cualidades que el equipo estableció como un modo canónico de jugar al fútbol y que hoy en día siguen siendo las señas de identidad de su juego. No solo es bonito, también es eficaz, la Selección ha ganado sus grandes títulos gracias a esta manera de concebir el deporte, y después ha sido tomada como referente por otros grandes equipos para llegar al título. La última campeona del mundo, Alemania, tiene a la España de Sudáfrica como referente futbolístico, su seleccionado Joachim Löw así lo ha manifestado en diversas ocasiones.

España ha demostrado en un pasado reciente que tiene los conceptos futbolísticos claros y los jugadores apropiados para implementar ese estilo. No es algo que puedan decir todas las selecciones. Retomar esas costumbres y esa manera de hacer las cosas será clave si España cree de verdad que puede aspirar al título.

placeholder
Busquets es el pilar del centro del campo español. (EFE)

¿Por qué no? No juegan a nada

Si anda como un pato, grazna como un pato y tiene apariencia de pato, suele ser un pato. España está jugando poco y mal al fútbol, y la mayor parte de los equipos triunfadores lo hacen por medio del buen juego. No es esto siquiera una cuestión de estilo o de conceptos, es de estar haciendo mal las cosas o bien, y la Selección está muy empeñada en hacer lo primero, jugar mal o, peor aún, no jugar a nada. Los sentidos no suelen engañar, lo que se ha visto en los tres primero partidos es un equipo ramplón y sin recursos, y normalmente esos conjuntos terminan estrellándose.

Otra cuestión de percepción clara: el físico. Son muchos los jugadores españoles que demuestran una alarmante baja forma. No es un partido, es una tendencia. Hay casos en los que la edad sirve como explicación, que Iniesta no da para 90 minutos es algo que se asumía de antemano en el campeonato, del mismo modo que extraña poco que un jugador como Silva, que nunca fue un portento físico, tenga problemas de rendimiento a sus 32. Hay otros en los que el problema es menos explicable, como es el caso de Sergio Busquets. El ancla de la Selección, un jugador sensacional, está completamente perdido en el campeonato. Lopetegui decidió en su momento que era el único puesto que no requería de salida de emergencia, sin un suplente claro, el equipo se ve encadenado a un jugador que no anda fino.

Tampoco los centrales parecen muy enchufados, aunque de ellos se puede pensar que es algo transitorio. Sergio Ramos es un habitual de los despistes, pero también es cierto que en los partidos a vida o muerte encuentra su mejor versión. Piqué, después de una gran temporada, debería dar buena nota. Y queda, por supuesto, pensar en el portero.

¿Por qué no? Por el portero

España ha encajado cinco goles en esta primera fase, uno menos de los que recibió entre las Eurocopas de 2008 y 2012 y el Mundial de 2010. Tres campeonatos completos con Casillas dieron casi la misma cantidad de goles que estos tres partidos de De Gea. El talaverano es uno de los mejores porteros del mundo, en serio. Todas las publicaciones le señalaban como uno de los grandes guardametas del campeonato. Ha ganado el premio al mejor de la Premier en cuatro ocasiones y es una figura totémica en el United. Pero no está.

Los porteros y la confianza, un tema recurrente más que un tópico. Solo dos posiciones viven en esa agonía, el ariete, que necesita marcar para sentirse realizado, y el arquero, que necesita sentirse a gusto para no cometer errores. De Gea volverá a ser un gran portero, tiene las cualidades necesarias para serlo y lo ha demostrado sobradamente, pero en este campeonato parece completamente ido, fatlo de forma y de confianza.

Aparenta miedo al balón, solo dos paradas contra Marruecos en la fase de grupo, una de ellas un afortunado mano a mano en la que más se encontró la pelota que la atajó. El error contra Portugal, clarísimo, recuerda al que tuvo también en los partidos preparatorios conta Suiza. Un portero con dudas es, siempre, una defensa con dudas, porque los centrales saben que no están cubiertos y que cada disparo puede ser un drama y actúan en consecuencia.

Está la opción de cambiarlo, claro. Kepa es un excelente portero, joven, poco testado, pero excelente. Es imposible saber si ahora mismo sería un tipo con confianza o un manojo de nervios. Ahora bien, cambiar un portero es una decisión traumática y eso nos lleva al siguiente problema.

placeholder De Gea ha sido el jugador más señalado hasta el momento de la Selección española. (EFE)
De Gea ha sido el jugador más señalado hasta el momento de la Selección española. (EFE)

¿Por qué no? No hay nadie al volante

Cambiar el portero es una decisión profunda, drástica, tajante. Está lejos de las convenciones del fútbol, que aseguran que la confianza del guardameta no puede ser menoscabar y que para tomar esa opción hay que estar segurísimo. Es imposible que Fernando Hierro lo esté o lo llegue a estar. No puede estar seguro porque llegó a su cargo por una serie de catástrofes. No tiene él la culpa de lo ocurrido, pero en su condición de parche momentáneo es lógico pensar que no tiene la autoridad personal y, sobre todo, la confianza, para dar un volantazo que ajuste un conflicto así.

El problema de Hierro está más allá de la portería. La Selección ha fallado en los primeros partidos y cuando eso ocurre la gente mira al banquillo y pide soluciones. El problema está en si el nuevo técnico las tiene o no, que es difícil de discernir. En su currículo solo hay un paso poco provechoso por el Oviedo. Es un hombre de fútbol, pero hay tantos casos de entrenadores exitosos tras ser futbolistas como de todo lo contrario.

En los tres primeros encuentros ha alineado equipos preparados para conceptos de juego completamente diferentes. Cambiar el delantero o un lateral puede ser un detalle, pero rotar entre Koke, Lucas y Thiago como acompañantes de Busquets no es algo anecdótico sino sistémico, esa es la zona en la que el juego se crea y depende mucho de los jugadores que coloques en la medular para definir el equipo que quieres llegar a ser. Esa indecisión puede ser fatal para España.

Es comprensible el desánimo, España ha hecho una fase de grupos grupos mala. Y a pesar de todo ha sido primera y se ha quedado con unos cruces que, sobre el papel, suenan dulces. Porque como decía Vujadin Boskov, fútbol es fútbol, los caminos de este deporte son inescrutables. En la memoria de todos, una Italia ramplona en 1982 poniendo a Sandro Pertini, un venerable anciano, a bailar en el palco del Bernabéu porque lo imposible, que era ganar ese Mundial, se estaba haciendo real en una tórrida tarde en Madrid. Empezaron con tres empates y acabaron ganando. A ese ejemplo, que es el más acusado pero no el único, sea agarran hoy Argentina, Portugal, España o Brasil. Pero más allá de algún caso histórico, que los hay, está el fútbol y el presente. España sigue viva y, por eso mimsmo, hoy sigue teniendo argumentos que la harán campeona o la apartarán de ello.

El redactor recomienda