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Lopetegui salva su imbatibilidad con un gol de Isco en Wembley en el 96'
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iago Aspas debutó con un golazo en el 89

Lopetegui salva su imbatibilidad con un gol de Isco en Wembley en el 96'

El equipo español solo se encontró cómodo en el campo en los últimos 10 minutos, suficiente para darle la vuelta a un partido que se había puesto 2-0 por culpa de los muchos errores de la Roja

Foto: España celebra el gol de la remontada. (Reuters)
España celebra el gol de la remontada. (Reuters)

Julen Lopetegui respiró justo al final, un suspiro largo, de quien veía cómo perdía la imbatibilidad en un mal partido, y por más que fuera un amistoso. Sin embargo, un golpe de suerte, o unos minutos buenos que desembocaron en un golazo del debutante Iago Aspas en el 89 y otro de Isco en el 96, rescataron un empate agónico. Si el análisis se queda solo en el resultado, suficiente. Al fin y al cabo, Wembley es la catedral del fútbol y a nadie se le ocurre pensar que es fácil ganar allí por más problemas que arrastre Inglaterra. Si se va un poco más allá, lo mejor que se puede hacer es apuntar a la suerte, heredada también de la época anterior como una seña de identidad positiva. El fútbol en España, la versión competitiva, solo apareció los últimos diez minutos. Y, con solo eso, le dio para empatar. Sigue sin perder, y eso ya es bastante viendo cómo pintaban las cosas.

Foto: Jesús Mari Zamora, en un partido contra Inglaterra. (Imago)

Es evidente que la selección de Lopetegui sigue en construcción, aunque lo que se vio en Londres fue un paso atrás. Es cierto que faltaron titulares, porque algunos están lesionados, y que también el técnico quiere dar oportunidades a nuevos jugadores para que se ganen el puesto. Pero igualmente en la alineación había prestigio suficiente para estructurar mejor un equipo. No se vio. La posesión, que fue mayoritariamente española, fue solo un ejercicio estéril ante una Inglaterra que siempre tuvo más claro lo que quería hacer. Solo en el último tramo del partido, con Aspas e Isco entonados, España encontró maneras de hacer daño a su rival.

España está de reformas, un concepto que conocen bien en Inglaterra. Llevan más de medio siglo en ello. En ese sentido, lo visto en este amistoso son brotes verdes dentro de la tundra. La situación de los 'pross' es paradójica: tienen una liga magnífica, en la que sus propios jugadores son irrelevantes, e inventaron el mayor foco de ocio del mundo tan solo para ver como todos los demás parecen tener más pericia que ellos. Una existencia un poco triste que incluye también resultados menores de los merecidos. Southgate, un seleccionador interino, mandó una carta a sus jefes en forma de fútbol rápido y vertical, un fútbol muy inglés. Quiere que la oportunidad concedida se extienda en el tiempo sin fecha de finalización, y dejó argumentos para pensar que es una opción válida.

Durante la mayor parte del encuentro, España no encontró un concepto sobre el que se ha incidido poco de la época dorada, pero que es una seña de identidad ahora perdida: la seguridad. Tanto en ataque como en defensa, pues solo los más necios confunden ese término con la necesidad de poner un autobús en el centro del área. España encajaba pocos, poquísimos goles, y no cometía prácticamente errores en la entrega de balón, era una máquina precisa que desesperaba a los rivales, pues ellos también querían el esférico, pero no les tocaba nunca. En Wembley, España dio un recital de balones que morían en el centro del campo y que solo los ingleses sabían descifrar. La velocidad que tienen se traducía siempre en ocasiones clamorosas para los locales.

Foto: Silva crea y Vitolo y Aduriz marcan (Miguel Ángel Molina/EFE).

Era la España de Busquets, Xabi Alonso y Xavi, un artilugio casi perfecto que convertía a los rivales en pollos sin cabeza detrás de balones que nunca podrían robar. Hoy solo queda Busquets, que en Londres se encontró demasiado solo, sin la ayuda suficiente para hacer el fútbol que él atesora. No es el más exuberante, pero sí uno de los que más claras tienen las ideas. Además, y como se ha podido ver algunos días con el Barcelona, él tampoco pasa por su mejor momento físico, no gestiona el balón con la fluidez que acostumbra ni estructura la salida del juego con eficacia. Claro que en ese sentido la ausencia que más se nota es la de Piqué, quien siguió el partido de Wembley desde la grada. Peor se pone la cosa si Thiago no se da cuenta pronto de que su labor en este equipo tiene que ser capital. Él también se dejó por el camino pases absurdos, no se encontró cómodo en su labor y quitó más que dio al equipo.

La lógica invita a pensar que, a los 25 años, el futuro es suyo, pero es una presunción que responde más a la intuición que a lo visto con España. Son pocos los partidos de los que el aficionado ha podido salir satisfecho con él, pensando que todo lo que apunta es real y no imaginado. Si tiene que ser Xavi, va a necesitar aprender un poco más. Hace poco le preguntaban por su fama de regalar balones que el de Tarrasa nunca perdería, y él respondió que los que aún pensaban eso es que no le habían visto jugar. El caso es que, si estuvieron atentos a este partido, pueden pensar que eso sigue siendo un problema.

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Britain Football Soccer - England v Spain - International Friendly - Wembley Stadium - 15 11 16 Spain's Ander Herrera clashes with England's Eric Dier after the match Reuters Eddie Keogh Livepic EDITORIAL USE ONLY.

Los espacios por el cansancio

Los análisis en el fútbol deben empezar por la medular, el centro neurálgico del juego. Los atacantes no aparecieron, y es probable que no fuese culpa suya. Llegaron pocos balones y siempre embarrados, sin opción de lucir la clase que sin duda tienen gente como Vitolo, Silva, Mata o Morata. Aduriz, que fue titular, no encontró remate alguno con el que reivindicarse. La cosa mejoró con los cambios. Ander, aunque también tuvo algunos errores de bulto en el control de la pelota, se encontró a los ingleses un poco más cansados, y con ello pudo oxigenar algo al equipo. Eso lo aprovechó primero Aspas, que desde que pisó el césped pareció el más dispuesto a agradar. Era su debut, y solo le faltó una victoria, porque además de su buen fútbol se encontró con un golazo en el primer tiro a puerta de su carrera en la Selección. No se puede pedir más.

Después fue Isco, uno de los niños bonitos de Lopetegui, quien terminó de equilibrar el partido, al menos en el marcador. El madridista es un jugador que se encuentra cómodo en un mundo con espacios, y en el momento en el que entró en el campo estos habían empezado a aparecer. Su gol en el minuto 96 le dio un empujón de gracia a su técnico, que confía en él más incluso de lo que quizás debería, a tenor de su escaso tiempo de juego en el Madrid.

Foto: Aduriz marcó el cuarto gol de España (Guillermo L./Cordon Press).

No puede quitar ese gol la reflexión necesaria a la que se enfrenta el seleccionador. Y si muchos son los problemas en el medio, quizá lo peor se vio en la zaga. Es obvio que todo es mucho más difícil sin Piqué ni Ramos, pero sus ausencias no pueden generar la confusión absoluta. Si contra Macedonia Bartra demostró que no da el nivel, ni de cerca, de la exigencia de la Selección, esta vez fue Iñigo Martínez quien evidenció sus carencias para tan elevada responsabilidad. Suyo fue el fallo, garrafal, que dejó a Vardy solo contra Reina en el minuto 10 y que terminó con un penalti clamoroso del portero que terminó marcando Lallana. Tampoco estuvo muy atinado en la cobertura del segundo, en el que Vardy se encontró bastante solo para rematar de cabeza.

Para el empuje inglés tampoco era Reina el más apropiado. Lopetegui decidió, como tantos otros antes que él, que en los partidos amistosos puede cambiar de portero. De Gea es mejor, más seguro por alto y, sin duda, les daría más problemas a los balones colgados de los ingleses. Pero como la diplomacia también es parte del cargo, el seleccionador confió en Reina, recuperado cuando ya todos le daban fuera para siempre. Es dudoso que sea el segundo mejor portero del país.

Lopetegui, en una noche con los mimbres mal cogidos, trató de inventar nuevas defensas. Azpilicueta de central, tres centrales... Se le agradece al menos la intención de pensar diferente, de salirse del carril, especialmente si se tiene en cuenta que se viene de un muy exitoso inmovilismo que impidió a veces generar un nuevo equipo. Quizá con los mejores funcionarán las argucias de Lopetegui, pero con Iñigo y Nacho la cosa no chutó.

Todos esos errores, malas vibraciones y malentendidos quedaron un poco mitigados por dos goles finales. Del mismo modo que las buenas cosas que habían aparecido en Inglaterra se ensombrecieron un poco por el mismo motivo. En el fútbol, el resultado es un juez final, pero no es la única valoración válida. Southgate puede seguir aspirando al puesto de seleccionador y Lopetegui aún tiene trabajo por hacer. Eso no lo cambia un 2-2 por mucho Wembley que sea.

Ficha técnica

2 - Inglaterra: Hart (Heaton, m.46); Clyne, Stones, Cahill (Jagielka, m.46), Rose (Cresswell, m.79); Dier, Henderson, Lingard, Lallana (Walcott, m.27), Sterling (Townsend, m.65); y Vardy (Rashford, m.67).

2 - España: Reina; Carvajal, Íñigo Martínez, Nacho, Azpilicueta; Busquets (Nolito, m.77), Mata (Aspas, m.46), Thiago (Herrera, m.56); Vitolo (Koke, m.46), Silva (Isco, m.63) y Aduriz (Morata, m.63).

Goles: 1-0, m.9: Lallana (9,p). 2-0, m.48: Vardy. 2-1, m.89: Aspas. 2-2, m.96: Isco.

Árbitro: Ovidiu Alin Hategan (RUM). Amonestó a Sterling (m.29), Walcott (m.31) y Rose (45+2), de Inglaterra; y a Íñigo Martínez (m.30), Aspas (m.65) y Carvajal (m.75), de España.

Incidencias: partido internacional amistoso disputado en el estadio de Wembley ante 83.716 espectadores. 

Julen Lopetegui respiró justo al final, un suspiro largo, de quien veía cómo perdía la imbatibilidad en un mal partido, y por más que fuera un amistoso. Sin embargo, un golpe de suerte, o unos minutos buenos que desembocaron en un golazo del debutante Iago Aspas en el 89 y otro de Isco en el 96, rescataron un empate agónico. Si el análisis se queda solo en el resultado, suficiente. Al fin y al cabo, Wembley es la catedral del fútbol y a nadie se le ocurre pensar que es fácil ganar allí por más problemas que arrastre Inglaterra. Si se va un poco más allá, lo mejor que se puede hacer es apuntar a la suerte, heredada también de la época anterior como una seña de identidad positiva. El fútbol en España, la versión competitiva, solo apareció los últimos diez minutos. Y, con solo eso, le dio para empatar. Sigue sin perder, y eso ya es bastante viendo cómo pintaban las cosas.

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