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La España de Lopetegui también golea cuando no juega bien
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redondeó la victoria con dos goles muy al final

La España de Lopetegui también golea cuando no juega bien

El partido más flojo desde que el seleccionador asumió el cargo también acaba con alegría para el equipo nacional, que con este triunfo ante Macedonia sigue firme al frente del grupo

Foto: Silva crea y Vitolo y Aduriz marcan (Miguel Ángel Molina/EFE).
Silva crea y Vitolo y Aduriz marcan (Miguel Ángel Molina/EFE).

España jugó el peor partido de la era Lopetegui y ganó 4-0. Que el mal sea ese. Decía el seleccionador a este periódico después de la entrevista que se publicó este viernes que el partido contra Macedonia era "jodido" y que no se le estaba dando la relevancia que le correspondía. El resultado, como todos, aporta una síntesis muy fría y la conclusión de cualquier humano que lo vea será que España aplastó a Macedonia. No fue tanto así, ni de lejos. Pero sí insistió las suficientes veces para ganar holgadamente un partido que de fácil no tenía más que la pinta previa. Luego los cuatro goles hacen que el recuerdo que se quede en la memoria sea mucho más agradable, obvio.

Foto: Julen Lopetegui en la 'Ciudad del fútbol' de Las Rozas. (Enrique Villarino)
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Los macedonios tienen cero puntos en los cuatro partidos clasificatorios que se han jugado, pero es otro dato engañoso. Este equipo no es tan flojo como para no haber sumado ningún punto. Claro que contra España todos los rivales entregan un extra que en otros días no encuentran con la misma facilidad, pero los de Angelovski mostraron un trabajo de base bastante bueno que minimizaba las virtudes propias del juego español, lo cual denota que conocían cómo jugarles. No de otra manera habría colocado a Pandev sobre Busquets como su sombra. El técnico, quizá a sabiendas, se plantó ante Lopetegui con el escudo al que más cuesta derribar, la defensa de cinco, una vez más la 'kryptonita' de la selección española. Ellos mismos redujeron drásticamente el efecto paralizante de su veneno marcándose un gol, pero no por ello a España le costó más superar las dificultades que se le plantearon.

En estos días en los que no hay más remedio que estrellarse una y otra vez contra un muro como una pelota de 'squash', la selección adolece del mismo problema de los últimos años, un vicio que en algún momento habrá que curar: a veces falta contundencia. A veces solo, no siempre. Porque cuando se llega a la línea de fondo y se obtiene un pasillo para poner un centro mejor no está de más ese regate extra, pero cuando se tiene delante al portero, el disparo debe tener su protagonismo inexcusable. El paradigma de esta dolencia es Silva. Imparable y mágico en todas sus acciones, le cuesta levantar la cabeza y percatarse de que ya se ha generado el hueco para su tiro y que el siguiente recorte no es ya necesario.

Se venía hablando en estos días previos sobre la opción de que Lopetegui contrarrestara la zaga tan cerrada de Macedonia con una defensa de tres, como ya hiciera en el segundo tiempo contra Liechtenstein con un resultado impresionante. El mismo seleccionador reconoció que había convocado a Azpilicueta pensando en que podía jugar como tercer central, como hace en el Chelsea de Conte, lo cual acrecentó las posibilidades de que optara por ese sistema. Pero "el dibujo no ayuda a ganar los partidos". Jugó como siempre, con cuatro atrás, tres en el medio y tres arriba. Era, pese a las bajas, una España reconocible.

Pero esa táctica no era, como avisó, nada relevante. Que Silva jugase arriba es circunstancial, pues se movió por la posición del '10' con libertad, lo que ocasionaba que la banda izquierda la ocupase en su totalidad Monreal, llegando mucho a la línea de fondo, con Vitolo más hacia la derecha con intención constante de aparecer por el centro. Más fijos se colocaban los interiores Koke y Thiago. Busquets, cuando se zafaba de sus marcajes, ejercía de raqueta para que la pelota siempre estuviera rebotando contra la pared.

Foto: Busquets ha jugado los cuatro partidos con Lopetegui (J. Casares/EFE).

Macedonia, de todas formas, no se achantó en ningún momento. Tuvo la primera ocasión del partido y probó a De Gea en más ocasiones incluso de lo que consiguió hacerlo Italia en Turín. Un disparo desde lejos de Enis Bardi dejó una de las estampas del partido: una preciosa palomita del portero del Manchester United que evitó lo que por entonces habría sido el 2-1.

Si algo bueno tiene España es que nunca se cansa. No ceja en su empeño de jugar como cree que debe hacerlo y aunque se tope una y otra vez contra la misma dificultad, sigue probando y probando hasta que por fin abre la cerradura. El gol de Velkoski en propia puerta sirvió para poner el 1-0, pero también hizo que España bajara el pistón desde entonces hasta el final del primer tiempo. Habían obtenido lo que buscaban y ya habría tiempo después para marcar más goles, que al fin y al cabo, con un empate contra Italia en la segunda jornada, no es descartable que la diferencia global de goles pueda acabar siendo determinante para establecer quién va primero a Rusia y quién tiene que jugarse la vida en una repesca.

Entre Silva y Koke activaron varias veces a Morata, que no atinó en ninguna a batir a Dimitrievski, que tuvo que jugar el partido por la lesión de Aleksovski en el calentamiento. Morata es una bendición para este tipo de jugadores con gran visión de juego, pues el madridista siempre busca el desmarque y lo encuentra con frecuencia, sabe dónde están los huecos y los explota con naturalidad, ya sea cayendo a banda o abriendo espacio entre los centrales. A veces acierta, otras muchas no. Cayó varias veces en el área y, molesto quizá consigo mismo quizá con el cambio, dejó su puesto a Aduriz, que tuvo una y la enchufó.

Tanto la jugada del gol de Aduriz como el de Monreal son excepcionales, propias del estilo de juego de esta selección, y surgen en los minutos finales, momento en que las piernas de los contrarios no están lo suficientemente para perseguir con la misma vivacidad a los españoles, menos cansados por haber hecho correr el balón y no a ellos mismos. Antes, Thiago se inventó una jugada maravillosa que acabó afeándose entre rebotes, pero Vitolo la empujó a la red, y todo gol es bonito. Después, los cambios generaron los goles: Isco habilitó a Carvajal, que la puso al otro lateral para empalmar al fondo de la portería y, unos segundos después, Isco y Silva gestionaron, Vitolo dejó pasar y remató Aduriz. Cuatro goles nunca vienen mal.

Ficha técnica

4 - España: De Gea; Carvajal, Nacho Fernández, Bartra, Monreal; Busquets, Koke (Isco, m.72), Thiago; Silva, Vitolo (Callejón, m.86) y Morata (Aduriz, m.60).

0 - Macedonia: Dimitrievski, Ristovski, Velkovski, Mojsov, Ristevski, Alioski; Hasani (Gjorgjev, m.86), Bardi, Spirovski (Zhuta, m.60); Nestorovski (Ibraimi, m.83); y Pandev.

Goles: 1-0, m.34: Velkovski en propia puerta. 2-0, m.63: Vitolo. 3-0, m.84: Monreal. 4-0, m.85: Aduriz.

Árbitro: Robert Schörgenhofer (Austria). Amonestó a Alioski (92) por Macedonia.

Incidencias: encuentro del Grupo G de la fase de clasificación al Mundial 2018, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante la presencia de 19.500 espectadores.

España jugó el peor partido de la era Lopetegui y ganó 4-0. Que el mal sea ese. Decía el seleccionador a este periódico después de la entrevista que se publicó este viernes que el partido contra Macedonia era "jodido" y que no se le estaba dando la relevancia que le correspondía. El resultado, como todos, aporta una síntesis muy fría y la conclusión de cualquier humano que lo vea será que España aplastó a Macedonia. No fue tanto así, ni de lejos. Pero sí insistió las suficientes veces para ganar holgadamente un partido que de fácil no tenía más que la pinta previa. Luego los cuatro goles hacen que el recuerdo que se quede en la memoria sea mucho más agradable, obvio.

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