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Puñetazos, dudas y un coladero: cómo hacer que el Barça sea un equipo del montón desde dentro
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UN CONJUNTO EN DECADENCIA

Puñetazos, dudas y un coladero: cómo hacer que el Barça sea un equipo del montón desde dentro

El conjunto azulgrana vive uno de los peores momentos de los últimos años, en que su principal problema radica en un sistema defensivo incapaz de contener a los rivales

Foto: Xavi Hernández, actual entrenador del Barça. (Reuters/Albert Gea)
Xavi Hernández, actual entrenador del Barça. (Reuters/Albert Gea)

Complicado camino debe de recorrer el Barcelona de aquí a final de temporada. El conjunto azulgrana es consciente de que la travesía por del desierto que le aguarda durante los próximos meses solo puede ser aliviada con un oasis llamado Champions, que tiene más pinta de espejismo que de realidad. Y es que el equipo entrenado por Xavi Hernández ha implosionado, provocando un caos institucional y deportivo que no será nada sencillo de encauzar.

El Barcelona, que venía de ganar la Supercopa de España y la Liga la pasada temporada, está sumido en el más absoluto desorden. La plantilla había sido capaz de levantar dos títulos el pasado curso, por lo que la llegada de refuerzos del nivel de Ilkay Gündogan, Joao Cancelo, Joao Félix y la irrupción de jóvenes como Lamine Yamal solo hacía presagiar una mejora cualitativa. Nada más lejos de la realidad, el conjunto azulgrana ha dejado de ser competitivo.

Foto: El entrenador del Barcelona, Xavi Hernández. (EFE/Alejandro García)

Pasado el ecuador de la temporada, los datos son evidentes: eliminado de la Supercopa de Europa y de la Copa del Rey, el Barcelona ha tirado LaLiga y solo sigue con vida en la Champions. Después del tropiezo en casa ante el Granada, los de Xavi se quedan terceros a diez puntos del Real Madrid, una ventaja que se antoja irrecuperable viendo la dinámica de los dos equipos. Por ello, la eliminatoria ante el Nápoles es aún más importante: es la única baza de tocar metal.

Pero el problema es que el barco del Barcelona zozobra tanto que muchos de sus tripulantes prefieren que llegue ya el hundimiento a tratar de luchar por alcanzar puerto. Lo ocurrido ante el Granada es el ejemplo que lo resume todo: dudas en el césped, puñetazos contra el banquillo y demasiados frentes abiertos. Ahora mismo, lo mejor que le puede pasar a la entidad culé es que acabe el curso lo antes posible para minimizar el daño sufrido lo antes posible.

Hay imágenes que se quedan grabadas y el puñetazo de Xavi al banquillo tras el empate del Granada, mientras profería insultos de todo tipo a los cuatro vientos, es la imagen que resume a la perfección lo que pasa en el césped: el Barça es uno de los equipos más goleadores de Europa, pero defensivamente es el peor del viejo continente. Así, ha recibido 23 goles en los 11 partidos jugados en 2024, más que ningún otro equipo de las cinco grandes ligas.

Un lateral derecho jugando en la izquierda, un central de lateral derecho, otro central de mediocentro, un creador de juego de falso nueve y un delantero de mediapunta. Las variantes tácticas no funcionan, hacen al equipo más endeble y le hacen perder fiabilidad defensiva. Una de las excusas usadas son las lesiones de larga duración... pero el Madrid lleva más de media temporada sin Courtois, Militao o Alaba, amén de dos meses de baja de Vinícius y Camavinga y no se ha notado.

El Barça no sabe a lo que juega y, lo peor, no da la sensación de que haya espacio para la corrección. Pasan los partidos y los fallos no solo no se evitan, sino que son cada vez más flagrantes. Así, solo hay dos lecturas: o no se trabaja lo suficiente o los jugadores no asimilan los conceptos que se les piden. Y, vista la reacción de Xavi tras el primer empate del Granada, da la sensación de que el problema va más por el segundo camino... y no será fácil corregirlo.

Un agujero que no tiene fin

El Barcelona es un coladero y el problema es claro: no hay concepto defensivo. No se trata de Ter Stegen o Iñaki Peña, de la presencia de Araújo o la ausencia de Gavi. No, el problema azulgrana va mucho más allá: falta circulación del balón con sentido, jugadores que superen líneas, stoppers que sepan parar las jugadas e intensidad en el césped. Defender no es solo correr hacia atrás, también es buscar buenas posiciones de ataque que mantengan el balón lejos del área.

Cuando Xavi Hernández llegó al Barcelona, aseguró que en el conjunto azulgrana no solo valía con ganar, sino que debía de hacerlo con una forma de juego atractiva y que marcara su propio estilo. Un par de años después, el entrenador mataría por poder ganar de cualquier forma que le sirva para sumar de tres. Mucho ha cambiado todo en poco tiempo y más que lo va a hacer. De hecho, de momento, el técnico no seguirá el próximo año y queda por bien quién asume la papeleta.

Pasan los partidos y el coladero sigue más abierto que nunca. Sin soluciones, ideas diferentes, ni manera de frenar la sangría, el Barça sabe que el tramo final de temporada solo puede salvarse con una buena actuación en Champions. Pero, visto lo visto, no da la sensación de que Europa llegue en el mejor momento. Las dudas son cada vez mayores y los puntos no dejan de volar partido tras partido. Como los canapés del palco del Camp Nou tras el empate ante el Granada...

Complicado camino debe de recorrer el Barcelona de aquí a final de temporada. El conjunto azulgrana es consciente de que la travesía por del desierto que le aguarda durante los próximos meses solo puede ser aliviada con un oasis llamado Champions, que tiene más pinta de espejismo que de realidad. Y es que el equipo entrenado por Xavi Hernández ha implosionado, provocando un caos institucional y deportivo que no será nada sencillo de encauzar.

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