El perdón de Zidane llega a Ceballos pero no se extiende al frágil Gareth Bale

"Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir". La frase del rey Juan Carlos es parte de la historia reciente de España y fue, sin duda, sorprendente. Estamos mucho más acostumbrados a las excusas que a la asunción de la culpa. Por eso también sorprende, aunque el contexto sea radicalmente diferente, que Zidane acepte que en el partido contra el Leganés se equivocó. Es curioso, porque no suele hablar de los errores cometidos, por él o por los suyos, que en este caso son abundantes, pues los naufragios del equipo en la Liga y en la Copa necesitarían de una explicación que no se ha dado.

No fue un perdón futbolístico, ni siquiera una explicación, sino señalar un error de forma, de ruptura de código futbolístico. Hizo jugar a Ceballos solo 29 segundos y eso es, para la gente del mundillo, una afrenta poco aceptable. Zidane lo sabe, por supuesto, lleva involucrado con el deporte desde que era un crío y esta regla no escrita es cualquier cosa menos nueva. No llegó a contar qué se le pasó por la cabeza para ordenar esa sustitución 'sui generis'.

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Pero él mismo sabe que está mal. Siempre está mal, pero peor aún es la cosa si la víctima es un joven de 21 años con poco tiempo de juego y que, en buena lógica, está pasando por un momento algo difícil por no poder jugar como a él le gustaría. "Me supo mal y lo siento mucho, se lo he dicho", explicó el entrenador en rueda de prensa, un error sin más pero que necesita ser resarcido. Y por eso apunta a la titularidad.

"No me gusta sacar a un jugador 30 segundos para nada. Pasó pero estoy encantado con él porque es un tipo encantador. Aunque no ha tenido muchos minutos sigue trabajando, es joven, tiene que aprender. Recuerdo el partido de ida ante el Alavés, que lo hizo muy bien marcando dos goles, ha jugado poco pero tiene que seguir peleando porque va a tener minutos", explicó. Igual hasta le viene bien al joven, que estas cosas en los vestuarios se toman bastante en serio.

El curioso caso de Gareth Bale

A Bale no le ha pedido perdón, aunque una nube cada vez más negra se ha posado en su relación. No jugó de inicio contra el Leganés y la cosa sorprendió. Más aún porque el galés no pareció conforme con la decisión, apareció sin espinilleras en el banquillo, no se puso para la foto posterior a la victoria... pequeños detalles, aquí nadie se va a poner a explicar en qué punto está ese tema.

Zidane, por si acaso, desliza que hay un problema físico que explica todas estas cuestiones. A nadie le sorprendería, porque la historia de Gareth Bale en el Real Madrid es también la historia de unas lesiones que se encadenan con otras y que siempre parecen conspirar contra quien estaba llamado a ser la gran estrella del equipo. "Lo que intentamos con Gareth es que entrene bien, que esté metido y le quiero ver al cien por cien, no le quiero perder otra vez. Con todos los jugadores miro la forma, cómo están porque son muy importantes muchas cosas que están por detrás. Seguro que va a tener su papel importante. No lo ha tenido por lesiones, pero lo va a tener como los demás", contaba el entrenador.

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En realidad, no hay parte médico alguno que diga que no está a tope, y el hecho de que el otro día pareciese contrariado con su ausencia lleva a pensar que él mismo no ve esos problemas. Es cierto, es frágil, pero aún no se ha dado con la tecla para que esté a tope ni se ha documentado qué descanso es el óptimo para que pueda llevar a buen puerto sus evidentes cualidades futbolísticas.

"Ojalá no se rompa Gareth, pero tiene que estar bien para jugar todos los partidos, porque jugamos cada tres días y hay que estar siempre atentos con todos los jugadores. Mira lo que nos pasó con tres o cuatro. Yo soy así como entrenador, otro puede pensar distinto y tener doce o trece jugadores, yo cuento con todos hasta el final, miro su salud y que estén al cien por cien. Hay muchos partidos y los tengo que encarar con todos", relataba el técnico galo.

El mejor momento del año

No es sencillo ser entrenador. En el caso de Zidane siempre se le ha elogiado por la gestión de vestuario, la capacidad de tener a todos remando en la misma dirección. Pero eso, a veces, simplemente se rompe, deja de funcionar y es difícil de retomar, porque la confianza cuando se pierde no vuelve. Aunque hay puntos más o menos claros de fricción, lo más probable es que él no esté aún en eso. Entre otras cosas porque en su discurso siempre es claro con sus jugadores y busca incluirles y darles cariño: "Hay jugadores que no juegan casi nunca pero entrenan todos los días y me importan mucho porque creo en una plantilla, en un grupo. Es el momento de hablar de Gareth, pero tenemos muchos partidos y voy a contar con todos".

El Real Madrid recibe al Alavés este sábado y el conjunto va ganando fuerza a medida que pasan las jornadas. Sigue habiendo altibajos, momentos de dudas, pero en los últimos partidos los resultados han ido saliendo. Es tarde para la Liga, pero un Madrid en su máxima potencia es un equipo que nadie se querría cruzar en Europa. Es la carta de los blancos, la única posible porque, una temporada más, han decidido jugar a la ruleta.

"De todo lo que estamos haciendo, tenemos carácter, personalidad, y meter 26 goles en seis jornadas es muy bonito. Queremos seguir en esa buena racha. Queremos hacer mañana un buen partido". No llega a sacar pecho, no está en ese punto, pero hoy el mundo se ve un poco menos oscuro que hace solo un mes. El fútbol es cambio.