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La cruda realidad de los maletines: cuando "lo más fácil es cobrar por dejarse ganar"
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análisis de un problema por resolver

La cruda realidad de los maletines: cuando "lo más fácil es cobrar por dejarse ganar"

Existen de toda la vida y por el momento nadie ha dado con la tecla para erradicar los maletines. Por ganar y perder. Un problema con muchas claves a analizar

Foto: Los maletines siguen circulando en el fútbol español, sobre todo en las últimas jornadas de la temporada (EFE)
Los maletines siguen circulando en el fútbol español, sobre todo en las últimas jornadas de la temporada (EFE)

Están totalmente prohibidas, pero las primas a terceros existen. De toda la vida. Los maletines -o simples bolsas de plástico- circulan de un lado para otro ahora, cuando la temporada toca a su fin y los billetes afloran en cualquier lado para 'motivar' a unos y otros. Para ganar… o perder. Vale todo. Ya desde su juventud los futbolistas se crían con estas prácticas, esperando que cuando el ejercicio futbolístico entre en su recta final, suene el teléfono para recibir un buen puñado de euros. Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), se embarcó en una firme cruzada para erradicar los maletines del fútbol español, aunque tiene claro que no lo va a tener fácil para ver a un futbolista ingresando en una cárcel por recibir primas, algo que está penado. “Los culpables acabarán en la cárcel”, ha dicho más de una vez. A la espera de la sentencia por el caso del Levante-Zaragoza, ese pensamiento no parece que vaya a hacerse realidad. Igual que extirpar de raíz este problema tampoco. Más que nada porque “el ser humano es fácil de corromper”, según explica Luis Fernández Ríos en conversación con El Confidencial. Profesor de psicología en la Universidad de Santiago de Compostela y autor del libro 'Psicología de la corrupción y los corruptos', entiende que hasta “un futbolista acepte dinero por perder porque es lo más fácil”. Mal escenario para acabar con las primas a terceros.

Muchos organismos luchan desde hace años para cazar a los tramposos, pero por el momento nadie ha terminado detrás de unas rejas, tal y como ha aventurado más de una vez Javier Tebas. Precisamente la LFP que preside mantiene estrechas relaciones con instituciones de toda índole para poner rostro a los pícaros. Una de ellas es Transparencia Internacional (TI), una organización no gubernamental, no partidista y sin fines de lucro, dedicada a combatir la corrupción a nivel nacional e internacional. Fundada en 1993, 'ha sido reconocida ampliamente por colocar la lucha anticorrupción en la agenda global', reza en su sitio web. Su conexión se ha estrechado con la LFP desde hace tiempo, con reuniones en las que el intercambio de opiniones busca generar iniciativas que obtengan algún día el resultado esperado.

“Es muy difícil detectar los maletines antes y durante”, reconoce en charla con este periódico Jesús Lizcano, presidente de este organismo en España y catedrático por la Universidad Autónoma de Madrid, “aunque siempre hay ciertos datos y movimientos como para pensar que se han comprado voluntades”, añade. “Por algunos resultados podemos intuir que ha habido algo, pero luego es muy complicado de demostrar”, subraya. Los contactos, alguno reciente, son constantes entre TI y LFP para debatir sobre cambios legales e iniciativas encaminadas a la prevención, algo que considera fundamental este organismo. Aboga Lizcano por férreos controles internos en los clubes y “la implantación de códigos éticos para que el infractor tenga muy claros los riesgos que corre si se le descubre”. “Educación, información, concienciación… Son conceptos fundamentales en batallas como esta, sobre todo pensando en los jóvenes”, insiste.

“Consideramos que pueden ser muy importantes los canales de denuncias anónimas”, dije Jesús Lizcano, presidente de Transparencia Internacional en España

Sentimiento de superioridad

Apunta los siguientes motivos Luis Fernández para comprender lo fácil que es corromper a un ser humano: “Egoísmo, que provoca que lo personal predomine sobre lo público; falta de estándares éticos que regulen la conducta de forma moral y responsabilidad personal y pública; comparación social de querer tener cada vez más; y ausencia de sentimiento de solidaridad con relación a los demás”. Todo ello “considerando que la corrupción es sinónimo de robar, ya bien sea un ciudadano privado, ya sea un político en el desempeño de su función”, resalta. Estima que “no siempre el dinero es la motivación principal. Las personas se corrompen por otras razones: motivos de comparación social; conseguir poder para controlar a los demás; sentirse superior a los demás; sentimiento de control sobre el proceso de vivir de los otros... Claro está que, generalmente, al final siempre se acaba relacionando la corrupción con poseer cosas. El razonamiento sería: me corrompo, por tanto obtengo más recursos materiales e inmateriales; por ejemplo, autoestima, sentimiento de poder, etc”.

Reconoce Lizcano, mientras, que, como el gran público en general, “he visto imágenes de algún partido que te lleva a la sospecha”, considerando que los grandes maletines “sólo pueden existir en Primera o Segunda división; en categorías inferiores son las apuestas las que se imponen porque un jugador puede ganar por ahí más de lo que le paga su club. En fin, insisto en que los maletines son muy complicados de detectar. Nadie va a decir 'esta boca es mía'...”. Plantea Lizcano, por otra parte, que no estaría de más que “un grupo de expertos, que sepan lo que es el fútbol, a posteriori vean los partidos bajo sospecha. Todo aquel que ha jugado a este deporte sabe perfectamente cuándo se produce algún hecho anormal o que puede generar dudas”. “La codicia humana siempre está al acecho”, sentencia.

“Las prácticas corruptas son una constante a lo largo de la historia de la humanidad”, relata Luis Fernández, profesor de psicología en la Universidad de Santiago

La imagen del deporte español

El profesor universitario dice que está “muy clara la psicología del corrupto”. Cree que “se puede corromper, que es lo mismo que robar, pues no le van a descubrir. La decisión de corromperse es libre, voluntaria, y racional. El corrupto considera que no le van a pillar, y si se le descubre, no le van a obligar a devolver el dinero”. Subraya que “realmente no se corrompe el que quiere, sino el que puede”, y enfatiza al hablar del comprado que “manifiesta una ausencia de empatía y solidaridad en relación a los demás ciudadanos. Conocen la ley, pero no la respetan, pues lo legal no parece ir con los corruptos. Tienen un sentimiento de omnipotencia, creen que la ley se tiene que adaptar a ellos”.

“El fútbol español está bien valorado en el extranjero y es muy popular”, explica Lizcano, aunque reconoce que “es cierto que nuestro deporte, en general, ha visto como su imagen empeoraba en el ámbito internacional por casos como el del Levante-Zaragoza, la 'operación galgo' o la operación puerto'. Volviendo al fútbol, la actitud de la LFP es muy firme y creo que se va acorralando poco a poco a los corruptos”. “Sí, considero que paulatinamente aumentan las posibilidades de que algún día un futbolista acabe en la cárcel”, comenta al recordar ese firme pensamiento que tiene Javier Tebas. “No tenemos razones para desconfiar de los clubes, que poco a poco están más sensibilizados con la transparencia y creemos que con el tiempo será más fácil que se atrape al que está haciendo mal las cosas”, añade.

Cuando Luis Fernández reconoce entender que un jugador acepte un puñado de billetes por perder, argumenta su afirmación de la siguiente manera: “es lo más fácil. Además, la vida laboral de un futbolista no es demasiado larga. Explicar esto no es demasiado difícil. Hay que verse en el caso. En este, la corrupción no se explica, se comprende. La explicación siempre sería injusta; y la comprensión de la corrupción nunca debe ser aceptada como normal. Sin embargo, el jugador que se corrompe, lo hace por los mismos motivos que cualquier otra persona en otro contexto. Lo único que se busca es dinero de forma racional, calculada, y voluntaria. En el caso del futbol lo mejor sería -si fuese posible- corromperse de forma individual. Es una forma de guardar el secreto, pues cuando son varios los implicados la cuestión se complica más a nivel de que existan filtraciones”.

Denuncias anónimas

“Consideramos que pueden ser muy importantes los canales de denuncias anónimas” para erradicar los maletines del mundo del fútbol, igual que para combatir otras prácticas delictivas, comenta el presidente de Transparencia Internacional España. “Es un proyecto que queremos poner en marcha, con el fin de ayudar y proteger a todos aquellos que quieran denunciar este tipo de cuestiones”, comenta. “Si la persona que quiere denunciar no se siente lo suficientemente protegida, obviamente no dará un paso adelante, aunque tenga la obligación moral de hacerlo”, señala para acabar.

Luis Fernández no cree que “cada vez exista más corrupción. Lo que acontece es que se conocen más casos en las sociedades democráticas. Las prácticas corruptas son una constante en la historia de la humanidad. Por ejemplo, en el mundo occidental, conocemos casos de corrupción en el Imperio Romano, que todavía eran peores que los de hoy en día. Por tanto, es falso, o claramente inexacto, que exista cada vez más corrupción”. Un problema pensando en el futuro es que “es verdad que la juventud española ve casi todos los días nuevos casos de corrupción. Esto no es normal. Esto puede provocar el efecto de que corromperse es normal. Lo que hace realmente daño es lo que argumentan los políticos acerca de las prácticas corruptas descubiertas. De la justicia tampoco se puede esperar demasiado, pero sí un poco más que de los políticos”. “Los jóvenes observan que lo robado a través de prácticas corruptas no se devuelve; y a la cárcel van pocos y muy poco tiempo. Lo más sorprendente es que políticos acusados de corrupción se vuelven a presentar a las elecciones... y hay gente que los vuelve a votar. Esto es incomprensible. Evidencia un cinismo electoral de una ciudadanía cansada, desengañada, y políticamente frustrada”, recalca para terminar su argumentación.

Están totalmente prohibidas, pero las primas a terceros existen. De toda la vida. Los maletines -o simples bolsas de plástico- circulan de un lado para otro ahora, cuando la temporada toca a su fin y los billetes afloran en cualquier lado para 'motivar' a unos y otros. Para ganar… o perder. Vale todo. Ya desde su juventud los futbolistas se crían con estas prácticas, esperando que cuando el ejercicio futbolístico entre en su recta final, suene el teléfono para recibir un buen puñado de euros. Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), se embarcó en una firme cruzada para erradicar los maletines del fútbol español, aunque tiene claro que no lo va a tener fácil para ver a un futbolista ingresando en una cárcel por recibir primas, algo que está penado. “Los culpables acabarán en la cárcel”, ha dicho más de una vez. A la espera de la sentencia por el caso del Levante-Zaragoza, ese pensamiento no parece que vaya a hacerse realidad. Igual que extirpar de raíz este problema tampoco. Más que nada porque “el ser humano es fácil de corromper”, según explica Luis Fernández Ríos en conversación con El Confidencial. Profesor de psicología en la Universidad de Santiago de Compostela y autor del libro 'Psicología de la corrupción y los corruptos', entiende que hasta “un futbolista acepte dinero por perder porque es lo más fácil”. Mal escenario para acabar con las primas a terceros.

Javier Tebas
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